sábado, noviembre 23, 2024
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La mentira legisla

Por Ana Tidae

Por casualidad la semana pasada caminando por mi ciudad miré distraídamente una valla publicitaria, en la que había eso que llaman “publicidad institucional” –habrá que hablar sobre esto muy en serio- con la correspondiente dosis de doma en ideología de género. Era algo del tipo de “que coincida contigo en una habitación no te da luz verde para la cópula desenfrenada sin un sí-es-sí verbalizado y fehaciente: reprime tus impulsos salvajes, no hagas ni amago, so cerdo”, dirigida a los varones.  Más finolis y breve, pero el mensaje era ese. Sonreí (con desprecio, claro) y divagué sobre la enésima demostración de la plaga política y acoplada vendiéndonos –carísimas y abolladas- las motos que ya teníamos. Lo de no abalanzarse sobre el prójimo y sus genitales sin un número mínimo de señales verbales o no verbales de disposición y correspondencia es algo que ha venido haciendo la aplastante mayoría de las personas por educación, respeto y civilización básicas desde hace una burrada de generaciones. Algunos pocos (al menos en Europa, en otros lugares sí hay algo que se acerca mucho más a la llamada cultura de la violación y que mantienen vigente el concepto de la honra femenina hipervolátil y crítica) no respetan estas señales y esa libertad del mencionado prójimo, y abusan de él. Para eso teníamos unos flamantes códigos penales, a los que se sumaban antaño los correctivos populares que “educaban” a los infractores de las leyes escritas y no escritas que establecen que no se fuerza ni incomoda a las personas para desahogar la libido. 

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Pero, como digo, el “progreso” no entiende su paso por esta vida si no es para revendernos nuestras propias motos después de haber rayado el carenado y desinflado las ruedas, reeducarnos pues en sus cabezas patológicas estamos todos perdidos y desviados, y exigir que paguemos su adanismo y su mesianismo de la forma más generosa posible, pues adquirimos una grave deuda natural con su papel Salvador.

En realidad los “progresistas” entienden bastantes cosas, no demasiadas pero bastantes, pero no actúan por una serie de “ideas” sino de fines. Y mienten. Mienten mucho, muchísimo. La mentira es intrínseca a su naturaleza, es el último vehículo que encuentra para colocarse en posiciones de poder, que le atrae como la luz a la polilla. Por supuesto hay muchos otros embusteros y estafadores que trepan y depredan sin dar la murga “progresista”. Pero en cuanto a mentiras y manipulación los “progresistas” son imbatibles. Se llenan estos días los podcasts, artículos de la prensa no muy sistémica, vídeos y conversaciones callejeras de la palabra hipocresía. ¿Y qué es la hipocresía sino la plasmación de la mentira? Cuando uno abre su boca y suelta una cosa, y luego en otro sitio suelta otra incompatible, o realiza acciones todavía más incompatibles, es porque en alguno de los momentos ha mentido. Luego puede llamarlo contradicción, o tener el día tonto, pero se trata de pura y simple mentira

La tragedia de nuestro tiempo es que nunca una concentración tan alta y tan extrema de mentiras ha tenido tanto poder y tanto efecto. Miente el tipo que vende la mercancía del victimismo feminista hipertrofiado cuando lo que le va a puerta cerrada es el rollo dominación y además tiene un ramalazo misógino. Miente el abolicionista de la prostitución cuando pocas horas antes estaba dando buena cuenta de carne en alquiler. Miente el propagandista de la “paridad” cuando luego lo pillan con cero mujeres en su empresa. Miente la “concienciada” ambientalista que dinamita presas en España y las financia en Marruecos, o el plañidero ecologista que no se baja del avión porque tiene que “mejorar la vida de la gente” y se compra coches deportivos. Miente el “sostenible” que se prepara espectaculares chuletadas en su casoplón y se va de fin de semana al Caribe. Miente el activista “contra la especulación” que tiene varias casas y las desaloja a palos si se las okupan. Mienten los predicadores de la “justicia social” que rascan hasta el último céntimo en dietas y luego ni se presentan en los parlamentos. Mienten los “obreros” de un partido que se dice “obrero” pero no encuentras uno ni con lupa. Mienten los “populares” que viven en una sociedad paralela lo más aislada posible del infecto populus. Mienten los “humanitarios antirracistas” que viven en sus barrios cómodos y les importa un pito la imparable acumulación de indigentes de todos los colores en nuestras calles, de personas ahogadas en el mar, de gente hacinada en barrios que se caen a trozos y de ambientes irrespirables. Miente la de “Igualdad” cuando calla como una puerta cuando una manada extranjera despedaza a una chica. Mienten los que juran la Constitución de la nación, la “federalizan” en un evidente reparto con naturaleza de cárteles territoriales, malvenden el patrimonio, y se preparan su retiro dorado en la República Dominicana. Mienten los vendedores de “basado en ciencia” que ponen toques de queda al populacho, se encierran en festorros  privados y falsean su “vacunación”. Mienten los que se hacen los compungidos y afectados por conflictos de hace noventa años. Mienten los de la transformación digital que guardan maletas llenas de billetes en sus casas, esperando, supongo, que de alguna forma será moneda de uso aceptado en sus ambientes y redes. Mienten los que braman a diario “sanidad y educación” y esconden todo su dinero para no aportar nada. Puedo seguir hasta mañana contrastando discursos / comportamientos mentirosos radicales en todos los ámbitos.

Mienten. Mienten. MIENTEN. Pero desde sus mentiras legitiman las ideas falsas, las machacan sin tregua en el ambiente colectivo, y legislan de forma consumada las cosas abominables que ni ellos mismos se creen. Y una vez convertida en Ley su imaginación distorsionada y falsa, esta empieza a materializarse en la realidad de facto. Demuelen los recursos energéticos, queman la naturaleza, arrasan la tradición, anulan al sector primario sin posibilidad de reconstrucción a corto plazo, empobrecen a las personas, abren de par en par las fronteras para la invasión, quiebran empresas, volatilizan el legado cultural y enferman, literalmente enferman, a la población que los padece. Porque lo que hemos podido ver estos días aparte de la comprobación de las mentiras extremas de un destacado “progresista feminista”, es que ese numeroso pero débil sector de la población que se ha dejado arrastrar por su “feminismo” está completamente enfermo. Pero enfermo grave, en estado de neurosis. Han dejado incluso que les arrebaten la capacidad y el derecho natural de la comunicación no verbal, el instinto, el deseo, la dignidad; han disociado sus cuerpos y sus mentes, las han desnortado, las han destruido, y los han hecho carne de disfunción eréctil, alcoholismo y hasta suicidio.

Pero lo más escalofriante de todo es que, aun viendo la mentira expuesta, la inmensa mayoría de la gente sigue comentando la jugada como si fuera un lance normal del juego, una anécdota pasajera, una insidia inevitable. Muy pocos se lo replantean todo. Que tus “ideólogos” de referencia son unos mentirosos y unos farsantes, la gran mayoría psicópatas literales, y que sus “agendas” verdaderas son opuestas a las que te venden. Creo que Platón cuando expuso su mito de la caverna no pudo ni imaginar que algún día la gente vería las sombras y los proyectores, pero se limitaría a comentarla como una serie de Netflix más sin buscar la salida y esperando a que renueven el elenco de actores.

 

EsDiestro
Es Diestro. Opinión en Libertad
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1 COMENTARIO

  1. Si los juristas cumplieran con su juramento de honor estas cosas no pasarían.
    Se llama respetar la constitución y los Derechos Humanos, se llama ser democrata y someter las leyes a la votación o firma mejor por parte del Pueblo. Es que es increible como la gente sigue cayendo en lo mismo.
    Si un criminal esta en el poder ¿tiene derecho a legislar?, si esas leyes además van contra Derecho y contra la Constitución que se ha jurado cumplir y hacer cumplir ¿se tiene ese Derecho Legitimo?. los jueces y fiscales esas leyes se pueden escudar en que es la «ley», tienen Derecho a juzgar los mismos encubridores y complices de todo esto. Cuantos crimenes de lesa humanidad esta cometiendo dicho Estado, de verdad pensais que hay que financiarlo mediante el pago de impuestos. ¿Quien es el que defrauda? el que recauda y mal emplea el dinero o lo que es peor se lo roba o el que deja de financiar al criminal. A ver si alguno se entera que con mis comentarios loq ue hago es deslegitimar dicho Estado y si son tan democratas que se sometan al control del Pueblo. La Soberanía reside en el Pueblo «demos» demo cracia (poder del Pueblo). Hasta que estas instituciones no sean controladas por el Pueblo y los funcionarios a los que supuestamente se les otorga dichos poderes no entienda que ellos solo son sirvientes publicos sometidos a dicho control y no autoridades sino que la autoridad es individual y del conjunto del Pueblo que no ciudadano que es un esclavo del Estado nada cambiará. El que no quiera verlo haya el porque lo va a tener que aceptar en breve.

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