sábado, noviembre 23, 2024
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La condena de Zaplana, otro motivo para que peperos y sociatas continúen con el patético circo del «y tú más»

En medio de todo el caos político en el que está inmerso nuestro querido país en el que surge cada día un nuevo escándalo de choriceo y corrupción protagonizado por empresarios sinvergüenzas, dirigentes del PSOE, exministros socialistas, esposas, hermanos y amigotes varios, hemos tenido conocimiento de una condena que no ha podido llegar en un momento más oportuno para que, tanto el PSOE como el PP, se dediquen a atacarse los unos a otros con el «Y tú más» y así continuar con su teatro, desviar la atención y tener al pueblo entretenido y enfrentado, algo que ya no convence a casi nadie, pues, como bien se corea a diario en las protestas de Ferraz: «PSOE, PP, la misma M¡erda es» o «Peperos y sociatas, son las mismas ratas».

Este martes, la Audiencia Provincial de Valencia ha dictado sentencia contra el exministro del PP, Eduardo Zaplana, condenándolo a 10 años de prisión por diversos delitos relacionados con corrupción. La sentencia pone fin a uno de los casos más mediáticos de la política española en los últimos años, conocido como el caso Erial, que investiga una trama de comisiones ilegales y blanqueo de capitales.

El exministro de Trabajo y expresidente de la Comunidad Valenciana, ha sido hallado culpable de delitos de malversación, cohecho y blanqueo de capitales. Según la investigación, Zaplana habría aprovechado su cargo público para recibir comisiones ilegales a cambio de la adjudicación de contratos públicos, especialmente vinculados a la privatización de las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) y parques eólicos en la Comunidad Valenciana. El tribunal ha concluido que Zaplana canalizó esos fondos a través de una red de sociedades en el extranjero con el objetivo de ocultar su origen ilícito.

La cantidad que se estima fue desviada asciende a más de 10 millones de euros. El dinero era blanqueado mediante una compleja red de empresas pantalla y cuentas en paraísos fiscales, de acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción, que ha sido una de las principales impulsoras del caso desde que estalló en 2018.

El caso Erial se remonta a varios años de investigación y tiene sus raíces en la gestión de Zaplana al frente de la Generalitat Valenciana (1995-2002) y su posterior paso por el gobierno central como ministro de Trabajo en el gabinete de José María Aznar (2002-2004). Las pesquisas de la Fiscalía Anticorrupción revelaron un entramado corrupto que operó durante su mandato y más allá, beneficiando a empresas cercanas a su entorno a cambio de comisiones multimillonarias.

En 2018, Zaplana fue detenido como parte de esta operación anticorrupción y, tras meses en prisión preventiva debido a la gravedad de los cargos, quedó en libertad provisional por motivos de salud, ya que supuestamente padecía una enfermedad grave. Sin embargo, la reciente condena confirma las sospechas de la Fiscalía, que siempre mantuvo que el exministro había participado activamente en el entramado criminal.

Además de Eduardo Zaplana, la sentencia también afecta a otras personas de su círculo cercano, incluidos empresarios y colaboradores que participaron en la red de blanqueo de capitales. Entre los condenados figuran Joaquín Barceló, su supuesto testaferro, y Vicente Cotino, empresario valenciano, sobrino del fallecido Juan Cotino, expresidente de Las Cortes Valencianas y también investigado en causas de corrupción.

Joaquín Barceló, considerado una pieza clave en el desvío de los fondos, ha sido condenado a 6 años de prisión. Vicente Cotino, por su parte, recibió una pena de 7 años, ya que su empresa se vio beneficiada por las adjudicaciones fraudulentas. Las condenas ejemplares impuestas por la Audiencia de Valencia refuerzan el mensaje de la lucha contra la corrupción en las altas esferas de la política y el empresariado español.

El fallo judicial ha reavivado el debate sobre la corrupción en España y la percepción pública sobre la gestión de los recursos públicos por parte de los partidos políticos. Muchos ciudadanos expresan su frustración y desencanto ante la magnitud de los casos de corrupción, de uno y otro lado, que afectan a las instituciones, y reclaman sanciones mucho más severas para quienes delinquen desde el poder.

La condena de Eduardo Zaplana supondrá seguramente un duro golpe para el exministro y su entorno, además de una advertencia para los altos cargos públicos y familiares de éstos sobre las consecuencias de la corrupción.

 

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5 COMENTARIOS

  1. Entre los masones que controlan todo también hay ajustes de cuentas y lo de zaplana es porque robó demasiado y se comerá varios años entre rejas.
    El Sánchez y el Begoño aunque muy protegidos por peces gordos como Javier solana y otros masones grados 33 satanicos perdidos acabarán depurados del sistema por su avaricia como zaplana y otros que se creyeron reyes del mambo.
    Más dura será la caída incluso en la masonería de Españistan.

  2. La vida de Franco, austera y entregada al servicio de España, contrasta agudamente con la corrupción y el derroche que caracteriza a los líderes políticos de hoy. No existían los impuestos asfixiantes que hoy aplastan al ciudadano medio; la vida era sencilla, pero digna, y el esfuerzo se veía recompensado. No había lugar para la delincuencia rampante que hoy aterroriza a las ciudades españolas; la ley y el orden eran valores inquebrantables, y la tranquilidad de la vida cotidiana era un bien común que todos disfrutaban.

    La defensa de los valores tradicionales no era un capricho, sino un acto consciente de resistencia contra la degeneración moral que asola a Occidente. Bajo la dirección de Franco, la religión católica era el alma misma de la nación, la brújula moral que guiaba todas las decisiones y políticas. España era una nación unida bajo la Cruz, la Fe, y el Imperio de la ley, un baluarte contra la marea destructiva del relativismo moral que hoy todo lo consume.

  3. Es justo que los políticos corruptos sean condenados (Cifuentes, Zaplana, Rajoy,..). Es injusto que los políticos corruptísimos (Pujol, EREs andaluces,…) no lo sean. Claro está, la izquierda y el independentismo son buenos y la derecha, mala. Menudo teatro manipulador en el que nos tienen

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