Algunos profesionales del periodismo recuerdan aquellos días de cierre total por vacaciones, en los que había que echar mano de tópicos clásicos o hechos intrascendentes para justificar la publicación de periódicos en la época estival y que los lectores pudiesen hacer sus chascarrillos al respecto. Eran las llamadas serpientes de verano, cuyo término, según el finado Javier Ortiz, podía deberse al más que olvidado Nessie o monstruo del lago Ness, leyenda que se remonta al siglo VI, a la que algunos expertos en criptozoología dan veracidad. En realidad, aunque estos seres imposibles, en los que se incluye el Pies grandes, el Yeti y otras criaturas extrañas lleven a la chanza, no se puede asegurar que no sean reales. Sería más comedido mantener un escepticismo razonable y reconocer nuestras limitaciones a la hora de investigar y evaluar; sobre todo, teniendo en cuenta la manipulación de la información. No hay que olvidar que la sociedad cree como verdades absolutas o niega como falacias lo que al sistema le interesa. Los creadores de opinión conforman el pensar de los ciudadanos. Siempre ha sido así, y esto se ha ido incrementando desde la invención de la imprenta. Temas relacionados con los ovnis, la parapsicología, el simbolismo o la arqueología también suelen incluirse en el marco de las serpientes de verano; no porque sean noticias ligeras, todo lo contrario, sino por el tratamiento inadecuado que la prensa no cualificada suele darles. En ocasiones, por pura ignorancia, y en otras como adoctrinamiento, con el fin de crear una línea de pensamiento único.
La situación del mundo, desde lo local a lo más lejano—incluido el asteroide que se acerca a la Tierra—, las guerras, las invasiones migratorias con el marchamo de la solidaridad, el abuso de menores, la mentira a lo grande en todas las instituciones del Estado –sanidad, educación, fiscalía, judicatura, cuerpos del orden, cultura, ocio— bajo el paraguas de la corrupción política y moral, ha convertido las amenas serpientes de verano en dragones de aliento fétido.
Dejando a un lado la política internacional, que es un verdadero polvorín, lo que está ocurriendo en nuestro país es más que catastrófico. Por cualquier lado que se mire. No puede deberse a la casualidad que en un espacio tan corto de tiempo todo se haya derrumbado estrepitosamente, tan a las claras, tan a la vista de todos. Por eso no nos cansaremos de repetir que el guion está escrito y se está cumpliendo punto por punto, muy a nuestro pesar y para goce de la banda de la Moncloa, fiel sirviente de los amos del mundo y de cuantos arrastran genética y emocionalmente la envidia y el deseo de venganza, entre ellos, los enemigos internos que son legión.
Las piezas van encajando. Pedro Sánchez es el gran enviado del inframundo para destruir a España y a los españoles. A unos los arruina y los mata de hambre, y a otros –los que tienen la suerte de formar parte del tejido productivo—los tiene condenados a la esclavitud, cotizando para favorecer a los socios de la banda mafiosa de este gobierno de iletrados caraduras que no conocen ni el honor ni la vergüenza. ¡Cómo es posible que hayamos caído tan bajo! Y algunos aún dudan de que esto no será Venezuela. En cierta manera, lo es ya. El comportamiento de Sánchez no dista mucho del de Maduro, y Begoña Gómez es Delcy Rodríguez; sin maletas, pero con cátedra y una abundante lista de “amigos” a quien beneficiar económicamente vía palacio de la Moncloa y Consejo de ministros. ¡Y, encima, cuando su contenedor de basura pestilente llega al juzgado, se niegan a declarar y denuncian al juez! Y se quedan tan panchos. El sinsentido está superando las expectativas orwellianas. ¡Y lo que te rondaré morena!, a este paso.
Por eso el señor del Falcon –y todos sus conmilitones— están tan a gusto con las leyes mordaza propuestas en Davos, de las que él mismo y la señora Von der Leyen –menuda pájara— son sus principales defensores. Fue dicho y hecho. Nada más regresar a España anunció la caza de medios de comunicación y periodistas denunciantes de su podredumbre. A ver si espabilan los ingenuos que invocan a Europa, creyendo que nos defenderá y será garante de la ley y el orden. ¿Qué Europa? ¿La que sacó de la Constitución la alusión a sus orígenes cristianos? Europa es uno de los grandes nidos de corrupción del mundo. Por eso Sánchez se siente tan seguro, amparado por gente de su misma calaña. No es de extrañar que el CNI, esa institución de espías estilo Gila, que dejan huir a Puigdemont y no se entera de nada –o se entera y deja hacer a los terroristas—, dentro de su Proyecto Elisa, una de las consignas sea perseguir a quienes se opongan al globalismo, del que la Comisión Europea es la gran mentora, una especie de franquicia.
¿Quién asesino al niño de Mocejón? Se ha interferido en la investigación y dando un relato de diseño. Llueve sobre mojado y la cosa huele a chamusquina. Ya no podemos fiarnos de las fuerzas del orden porque están al servicio del gobierno a través del ministro Marlaska, como el Ejército lo está bajo el mando de la nefasta Margarita Robles; curiosamente dos jueces, o con mucha maldad en sus almas o mucho que ocultar. No se entiende si no.
Los delitos de la gente que llega en patera son top secret. La sociedad ya va interiorizando que si asesina un inmigrante del estrecho para abajo –si es sueco y rubio es otro parámetro— o si viola y mata, se oculta y se prohíbe a los medios dar nombre y nacionalidad; incluso los jueces son más indulgentes porque provienen de países donde eso sale casi gratis. ¡Y que tengamos que aguantar esto en la tierra que nuestros padres, abuelos y bisabuelos defendieron y ayudaron a construir!
En virtud de los pactos del psicópata de la Moncloa para seguir con el plan de demolición y enriquecimiento del clan familiar, entre todos los cotizantes del resto de España debemos pagar a los catalanes la seguridad social, las pensiones, las infraestructuras y el sueldo de los Mossos, que, encima, con el plus regional ganan más que los policías nacionales y guardiaciviles del resto del país. Pero, además, los separatistas/golpìstas recaudan sus propios impuestos sin la obligación de aportar un solo céntimo a la caja común. Solo falta que los catalanes exijan el “tributo de las cien doncellas». ¡Como si son doscientas! Sánchez dirá que sí. Este tipo es un especimen realmente peculiar: una personalidad psicopática/sociopática y narcisista con rasgos de arengador nazi y torturador comunista del Vietcom. ¡Qué vergüenza!, repito. ¡Y qué asco de la gente que por costumbre, inercia, tradición o falta de información ha votado a este cascarón, este ser sin alma, contribuyendo a este estado de caos nunca sufrido antes! ¿Lo habrán meditado? Casi lo dudo y me atrevería a decir que volverían a darle su confianza.
Es cierto que siempre ha habido funcionarios corruptos, pero ahora la corrupción está en la cabeza, en las cúpulas. Los políticos corruptos también abundan en todos los partidos; pero no se puede negar que decir socialismo/comunismo es decir corrupción y puticlubs; mentira, miseria y muerte. Siempre ha sido su talón de Aquiles, y no suelen perder el tiempo: empiezan a robar y a organizar la banda desde el primer día. Eso sí, como están al servicio del Mal, siempre trabajan de manera deshonrosa; son expertos en fabricar calumnias y extenderlas, y en airear chanchullos de poca monta de otros, dándoles una pátina de corrupción que no es tal. ¡Dios mío, lo que dieron de sí los trajes de Camps! Durante una buena temporada, fue la noticia del día. Hasta que salió absuelto. Y, sin embargo, ahí están los responsables de los ERE de Andalucía, absueltos y en sus casitas, y muchos otros asuntos de hedor de desmayo y sonrojo.
Entre toda esta distopía reinante y la aparente derrota sin remedio, parece no haber lugar para el optimismo, pero no es así. Permíteme, lector, traer a colación la leyenda mitológica de la caja de Pandora que, en realidad, no era una caja, sino una tinaja que le fue entregada con la advertencia de no abrirla nunca. Pero Pandora, no pudiendo resistir su curiosidad, la abrió y salieron de ella todos los males del mundo. Cuando consiguió cerrarla, allí estaba Elpis, el espíritu de la esperanza, lo único positivo que los dioses habían puesto en el recipiente. Esto nos relata Hesíodo, uno de los primeros filósofos griegos, en su excelsa obra Los trabajos y los días. Por el contrario, el poeta lírico griego, Teognis de Mégara, asegura que no fueron los males los que escaparon de la tinaja, sino los espíritus del bien, que huyeron al cielo abandonando a la humanidad, quedando solo la Esperanza [1].
Lo importante es que, aunque sea en clave alegórica y mitológica, la esperanza continúa encerrada en la vasija. Y ese sentimiento debe permanecer siempre en nosotros, aun contradiciendo a Eurípides, otro de los poetas trágicos griegos, para el cual la esperanza es engañosa e ilusoria; e incluso a Friedrich Nietzsche, quien establece que “la esperanza es el peor de los males porque prolonga los suplicios de los hombres”.
Con todo el respeto a los sabios citados, desde nuestro más humilde proceder, siempre seguiremos manteniendo viva la esperanza. Sin esperanza no hay proyecto, ni avance, ni creación posible.
NOTAS:
Reproduzco un fragmento del poeta lírico griego, Teognis de Mégara (hacia el año 570 a. C.). Estas palabras muestran su desencanto hacia la sociedad de su tiempo. Parece que está describiendo el momento actual: “La Esperanza es el único dios bueno que queda entre los hombres; los demás se han marchado al Olimpo. La Confianza, un dios poderoso, también se ha ido; la Moderación se ha alejado de entre los hombres, y las Gracias, mi amigo, han abandonado la Tierra. Ya no se puede confiar en los juramentos de los hombres, […] la raza de los hombres piadosos ha perecido y los hombres ya no reconocen las reglas de conducta ni los actos de piedad. Pero mientras el hombre viva y vea la luz del sol […] que cuente con la Esperanza…”.
«Las piezas van encajando. Pedro Sánchez es el gran enviado del inframundo para destruir a España y a los españoles.»
Lo vi con toda claridad en 2017, como en la peli de la zona muerta. Esos ojos son inconfundibles. Algunos ya sabrán a qué me refiero. Y la película guionizada ya no podía ser más evidente, con cada uno en su papel. Todo podía ‘verse’. Cuatro raritos nos desgañitamos advirtiendo de «lo» que teníamos enfrente, pero naturalmente no servía de nada. Aún a día de hoy una mayoría de gente cree que la cosa va de rojos/fachas.
Os habéis dado cuenta?,donde está Perro Sánchez?,los políticos no salen por la tele están todos escondidos…los principales líderes del Estado Profundo y sus títeres presidentes,van a pasar muy desapercibidos se están escondiendo,como si no existiesen.Dentro de poco ya nadie sabrá donde están.
Están de vacaciones como rajás.