domingo, noviembre 24, 2024
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Uno de los hechos más notorios… por Ángel Núñez

Uno de los hechos más notorios y ocultados es que la libertad, a pesar de haber sido manoseada por los sesudos desde hace más de doscientos cincuenta años, no deja de ser una incógnita si somos esclavos o no. Habría que retrotraerse a la época de Roma para ver un sistema sustentado en este grupo de personas; es más, fue el fin de su utilización la causa de que la economía de este gran imperio perdiera su gloria. No podemos olvidar que la “manutio” permitía a los amos liberarlos y declararlos ciudadanos con todos sus derechos.

Hacer un análisis de lo que ocurre en las sociedades actuales puede poner los pelos de punta. Suponiendo que existiera una institución similar la que antes he nombrado, que el estado pudiera dar más alas a ciertos ciudadanos, eximiéndolos de ciertos controles, nos podríamos referir a los elegidos por las élites para los más importantes cargos públicos, por cierto, con grandes privilegios y reglas excepcionales, como salarios vitalicios. Está claro que el mortal de carne y hueso no tiene esos derechos.

Entre las formas más empleadas para esclavizar figura el dinero; desde el mismo momento en el que la supervivencia depende del mismo, tanto el sistema económico como de derechos asociados, nos permiten un acceso mayor o menor a dichos recursos, al tiempo que se utiliza como termómetro para generarnos incertidumbre de pertenencia a nuestro grupo social, ése en el que muchas personas han acabado depositando el sentido de su autoestima, su vida y sus sueños, en un afán de que ese ideal que circula como una historia fantástica de éxitos, muchas veces con un sentido mágico, incluso de exorcismo. Hacer depender la plenitud de nuestra esencia humana de un elemento externo es hacer que nuestra supervivencia penda de un hilo, como aquél que se lo juega todo a una carta. Es precisamente esa falta de amor a uno mismo el que nos conduce a necesitar de una visión tan falsa del mundo que de percibir la verdadera preferíamos la misma muerte.

Si tenemos en cuenta que está rodeado de todo un ritual, creencias pseudo religiosas, templos y muchos roles simbólicos, en los que cada cual asume unas obligaciones, perdón, se ve obligado a ello por manos invisibles, nos encontramos ante una divinidad invisible que, cuando se presenta, ocupa todo el espacio de nuestra existencia, incluso nuestro amor, anulando cualquier creencia de naturaleza personal para imponernos otra como si estuviésemos poseídos o programados de manera automática. Cuando no somos dueños de nuestra propia mente y el instinto de supervivencia nos conduce a creer que el enemigo está en todas partes (lo cual no es extraño ante un sistema tan agresivo y despiadado), y, sobre todo, cuando el miedo se apodera de nosotros, caemos en la trampa de nuestro auto engaño y ya no somos dueños de nosotros mismos ni nuestra existencia nos pertenece, siendo otros los que nos mueven emocionalmente como muñecos de guiñol. Somos esclavos a distancia con una ilusión de libertad, de bienestar en forma de éxtasis y de falsa sensación de éxito. ¿Qué hemos conseguido, justificando que ha sido por nuestro esfuerzo, incluso cuando no hemos logrado ni tan siquiera alcanzar el olor de nuestro premio, el cual creemos que está en nuestras manos sedientas de alguien que nos diga, te amo?  Muchas personas, por este motivo, se arrastra como si fueran gusanos… No hacen falta grilletes, que nos encierren, que nos silencien, basta sólo con hacernos la vida más un poco más difícil. 

Dado que no se trata de una religión que nos libera o esclarece la conciencia, sino que nos encadena y nos ciega todo salvo nuestros sentidos físicos, supone activar el miedo a niveles tan elevados que nos pueden resultar sencillamente insoportables, justo el sentimiento preferido de la ingeniería de masas. Este hecho permite simplificar mucho la ecuación que se está empezando a conformar en este párrafo, pero, al mismo tiempo, ante la confusión y el absoluto caos y falta de control, dispara todas las alertas posibles y en vez de ello nos crea el laberinto del fauno, donde cuando deseas romper una cadena, ésta se fortalece y ya son dos.  Es tan sencillo como activar nuestro inconsciente para que sea su propia trampa, salir del horror a cualquier precio.

Lo que llamamos derechos son pura mercancía barata. El estado nos los vende como en un mercadillo a un precio aparentemente irrisorio, tras lo cual no son cobrados a precios muy superiores, pues, no podemos olvidar que muchos ellos están sometidos a su propio proceso de inflación: elevar el costo de uno de ellos implica que, dado que los derechos constituyen la única forma de percibirnos como personas libres y felices (aunque la verdadera dicha sea algo completamente distinto), y, al ser completamente necesarios para tener un concepto de nosotros mismos, un costo superior implica no soportar prescindir del mismo y estar dispuestos a pagar con nuestra propia dignidad humana e incluso nuestra alma y el sentido que ésta nos permite en cuanto a conciencia de nuestra realidad invisible. El hecho más notorio que entramos en deuda de dignidad personal, donde nuestros valores humanos y morales son entregados a cambio de un tiempo extra, de más esclavitud y más engaño (o auto engaño).

Dado que la única forma de escape es salirse de esa realidad y verla desde fuera, dado que la conciencia no existe dentro de toda esa matrix, todo intento por incrementar el miedo impide que demos ese paso cuando nos hacemos la pregunta, de modo que nos crean esas sensaciones que sí se corresponden con una cárcel (encierros, obligaciones y otras) para encerrarnos aún más. Los amos, escondidos, que no conocemos y que actúan en total secreto, son los que dan las órdenes a los carceleros

Es así como la libertad equivale a chantaje, amenaza y a falsedad, es así como la esclavitud humana y postmoderna se alimenta del terror como la energía que mueve el mal llamado progreso social.

Si un romano levantase la cabeza y viese como vivimos en 2024 quedaría tan aterrorizado que no daría crédito a cómo la matrix ha creado semejante red de estupidización y de falta de coraje, al ver como las creencias infantiles y carentes de sentido se han apoderado de los valores que podrían hacernos creer que podemos estar orgullosos de nuestros estados o corporaciones o cómo podemos luchar por dignidad, porque en vez de ello nos hacemos tropezar unos a otros. Y si fuese un esclavo y dijese que su amo lo ama, sería considerado un loco. 

¡Abre tus ojos, grita y despierta!

EsDiestro
Es Diestro. Opinión en Libertad
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5 COMENTARIOS

  1. Sí pero parecería que han cambiado pocas cosas desde los romanos porque, en versión contemporánea, el teatro, panem et circenses siguen plenamente vigentes y nos tienen igualmente «enganchados»

    • Volveremos hacia atrás pero a la epoca que eramos menos esclavos.
      No a nivel tecnologico sino a nivel de sociedad.
      Veo un futuro muy prospero cuando todo se ponga en su sitio de aqui al final de año.

  2. Atención: acabo de leer una instrucción de la Inspección de la Defensa en la que van a realizar una campaña de vacunación de gripe y COVID 19 conjuntamente a partir de octubre, haciendo especial hincapié en sanitarios y personal en misiones de operaciones. Van a acabar con los pocos militares en activo que tenemos. Esto está promocionado directamente por los ministerios de Defensa y de Sanidad.

    • Mejor que ni lo intenten porque va a haber hostias.
      Y va a haber hostias a nivel mundial, tendrán que recular si saben lo que les conviene.
      Veo un mundo muy parecido al de los años 80-90 en los proximos meses a nivel de calidad de vida, manera de hacer las cosas y mentalidad. La Tecnología va a ir a más pero los Derechos van a volver a los de aquella epoca donde eramos menos esclavos y así cada vez vamos a ir a mejor hasta que nos los quitemos definitivamente de encima.

  3. Sr. Ángel, usted mismo ha descrito sin darse cuenta la psique o alma humana, que es lo mismo, la falsa ilusión de creer que tiene libre albedrío. Esa Matrix que recita, un laberinto arquetípico, como un hámster dando vueltas en la noria, amenazado de muerte si la noria se para, que es la vida. Las preguntas correctas que hay que hacerse son: ¿Tenemos espíritu? ¿Qué es el espíritu? Respuesta: solo existe el espíritu, el que lo tenga puede responderse estas preguntas, evidentemente, recordando la verdadera memoria del espíritu. Pero antes hay que despertarlo, si es que se tiene, pero se necesita valor de salir del laberinto de la psique o alma, rasgar el velo de la muerte, más allá de la substancia material de su construcción, el espíritu espera ser despertado. Los miedos que cita, mantienen los muros de la mazmorra o la cárcel arquetípica en la cual sueña el individuo que tiene espíritu, una Matrix consciencia-tiempo, creador y arquitecto en la cual, por un misterio, caímos en su ilusión. Salir de la creación, materia-energía psicológica, es muy difícil, pero no imposible, algunos, muy pocos, hemos dado el primer paso, rasgar ese velo de la muerte y hemos recordado que tenemos espíritu, solo nos queda acrecentar la voluntad más allá de la voluntad del arquitecto de la mazmorra y esperar la oportunidad o Kairos, pontificar con la puerta de salida, la misma puerta de entrada en los mundos de ilusión en los que caímos. Para el necio, ateo, neófito, profano, le es imposible sacar provecho de lo que acaba de leer, son egos mentales carentes de espíritu, por lo tanto, no existen más allá de los mundos de ilusión, por eso su vida es una animación o soplo de la obra dramática de su creador, como todos sus personajes animados de su obra. Todo lo que tiene un principio, tiene su final, alfa y omega, por eso en la última etapa final de su colapso, reina la confusión, dolor y sufrimiento, el pantocrátor se zampa sus propias criaturas, el gran pintor Goya lo representa en su cuadro, Saturno devorando a su hijo.

    Saludos cordiales

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