Por Alfonso de la Vega
“¡Sic semper tyranis!, ¡El Sur está vengado!« (J W Booth, asesino de Lincoln)
El 14 de Abril de 1865 pasará a la historia de EEUU como la primera vez que el asesinato político hería a su presidente y manos criminales habían tratado de “resolver” por la tremenda los grandes problemas existentes. Luego vendrían muchos más atentados con suerte diversa, el último el pasado sábado 13 de julio.
No está del todo claro que el fallido atentado contra el ex presidente y ahora candidato Trump alivie totalmente la gravedad de la actual coyuntura internacional, sobre todo en lo que se refiere a la guerra de Ucrania y la terrible amenaza de la OTAN y sus títeres europeos de extenderla, de globalizarla, poniendo en peligro la supervivencia de la propia Europa, al menos como ha sido hasta ahora su antigua civilización.
El que la principal bestia negra actual del «deep state» haya sobrevivido al atentado, pese a la aparente pasividad e incompetencia de los Servicios Secretos de supuesta protección, aún permite mantener la esperanza de un posible cambio en la política norteamericana que alivie a Europa del dogal actual que la está destruyendo. Con el atentado ha quedado patente una vez más, tras otros anteriores, que cualquier autoridad legítima que se oponga al globalismo pone en grave riesgo no solo su honor y prestigio personales sino también incluso su propia vida.
Y es que por desgracia las fuerzas destructivas dominan el discurso publicado, tergiversando todo, cambiando el significado de las palabras y subvirtiendo valores y conceptos. Imponiendo un pensamiento y discurso únicos. Es verdaderamente preocupante la capacidad de manipulación del populacho, incapaz de de discernir siquiera acerca de su más propia elemental conveniencia. Lo acabamos de comprobar otra vez aquí con el bochornoso linchamiento de VOX por la crisis de los MENAS. O con los insultos contra Orban por el grave pecado de tratar de buscar acuerdos de paz. La plebe por lo que se ve es plebe y no tendría remedio pasen siglos y siglos, “vengan días y vengan ollas”. Cuando las élites engañan y fomentan las peores pasiones en vez de encauzarlas y ponerles freno, la civilización se debilita o queda en riesgo cierto de desaparecer para mayor beneficio de la tiranía plutocrática. No se entiende, por ejemplo, el odio del fracasado asesino de Trump, un joven fanatizado además de lerdo, un izquierdista embrutecido capaz de inmolarse paradójica y estúpidamente para mayor granjería del gran capital y sus más turbios negocios. La estulticia más absoluta campa hoy por el mundo.
En esta etapa los globalistas han pasado del insulto o la calumnia al terror y al atentado físico como medios para conseguir sus terroríficos planes. Sin embargo, el fallido atentado contra Trump resulta un grave contratiempo que trastoca parte de sus planes, haciendo aún más difícil, salvo golpe de estado o descomunal pucherazo descarado, el triunfo del corrupto carcamal títere en las próximas votaciones presidenciales.
Tampoco hay que hacerse demasiadas ilusiones sobre EEUU. En realidad su nacimiento como nación independiente no sólo fuera un extraordinario y heroico deseo de libertad sino también fruto de la codicia de los antiguos colonos que se opusieron a pagar impuestos al rey británico. Varias medidas anteriores restrictivas del comercio de las colonias habían menoscabado su incipiente prosperidad enconando los ánimos contra la voraz Inglaterra. El factor detonante de la rebelión fue el famoso bill del timbre votado por el parlamento en 1764. Las colonias nunca habían pagado antes impuestos directos, tras las protestas posteriormente se sustituyó por el del vidrio, el papel y el té. Esto daría lugar al “causus belli” de Boston con el arrojo al mar de una partida de té enviada por la compañía de las Indias.
Pero la retórica es la retórica y vinieron las declaraciones contra la tiranía, o la defensa de los supuestos derechos humanos, siempre que no fuesen de esclavos negros o de indios exterminables, la declaración de independencia y la avidez por lo ajeno sin pararse en barras que caracteriza su breve historia imperialista. Los españoles conocemos bien sus mañas por haberlas padecido históricamente y seguir padeciéndolas. Y no deja de ser curioso que mientras La Fayette es reconocido como un héroe nacional de la independencia americana, nuestro Bernardo de Gálvez sea preterido o ignorado en estos honores siendo muchos más y mejores sus méritos.
No quiero pecar de sectarismo al no reconocer otros discursos de notable verdadero patriotismo y filantropía como el famoso de Lincoln en Gettysburg o el menos conocido durante la toma de posesión del presidente Grover Cleveland:
“Es la política de la independencia, favorecida por nuestra posición, defendida por nuestro reconocido amor a la justicia, y por nuestro poder; es la política de paz que conviene a los intereses del país, es la política de neutralidad, que rechaza toda participación en especulaciones extranjeras y que no tiene miras ambiciosas en otros continentes: Paz, comercio y fiel amistad con todas las naciones sin contraer alianzas con ninguna…”
¿Retórica demagógica o sinceridad patriótica? Casi desde los orígenes de EEUU, o al menos desde que el auge de los monopolios y las grandes corporaciones empezaran a imponerse al mundo del derecho y las libertades, existe una polémica entre los que prefieren mantenerse relativamente al margen políticamente del resto del mundo y los imperialistas. De algún modo entre los que se conforman con un mundo multipolar, con distintas soberanías más o menos en tensión o en coexistencia pacífica y entre los partidarios del dominio unipolar hoy vinculado al sionismo a favor de Israel en el que los propios EEUU y su mismo imperio serían sacrificados luego a beneficio de la plutocracia sionista no sometida a ley nacional o soberanía alguna.
Trump parece ser un partidario de los primeros, en cambio el tenebroso senil títere Biden el mascarón de proa visible del poder oculto que promueve lo segundo.
Cabe temer que el fracaso del atentado pueda acelerar los planes de iniciar una tercera guerra mundial como política de hechos consumados antes de la probable llegada al poder de Trump. De modo que estamos viviendo una situación internacional muy compleja y de una peligrosidad angustiosa.
Trump no saldria mas reelegido en las elecciones,ya se sabe el fraude que hicieron en las anteriores con las maquinitas de contar, y esto se aplica en todo el mundo
Algo huele a podrido en Dinamarca….
Con el asesinato de JFK tenían plan B y C, para que cualquier fallo quedará resuelto, de hecho le remató el chófer. La chapuza montaje del otro día sirve para que todos los rafapaleros del mundo se convenzan aun más de que Trump es el salvador, para mí es muy sencillo de entenderlo así.
Detrás del atentado de Trump está Alex Soros.
A nosotros ya nos extrañaba que alguien que no fuese primogénito como D.Trump llegase a ser presidente de los EEUU,tardaron poco los primogénitos en robarle las elecciones con fraude electoral.
Esto del atentado ya es el colmo,por eso decimos que existe la benjaminofobia,o el odio hacia los hijos postreros.
Y sin embargo diréis que me equivoco,ya que muchos primogénitos también lo pasan mal.
Ahora que han librado a Assange,encarcelado sin haber cometido ningún delito…y liberado por Trump…pensábamos que tendría,algun tipo de repercusión en España,por ejemplo liberar a los Royuela o a nuestro respetadisimo Juez,Fernando Presencia,que como Assange esta en la carcel,por denunciar la corrupcion en España.
Aquí solo sueltan a los violadores y agresores sexuales,a los corruptos de Alto copete a los terroristas,etc.