Por David Azañón (Subinspector 87713)
El fútbol moderno se inventó en Inglaterra en 1863, poco después en 1895 Gustave Le Bon decía las verdades del Barquero sobre las multitudes y las masas – en las que se pueden encuadrar a las aficiones del citado deporte – en su texto fundamental La psicología de
Para Le Bon: “La multitud se convierte en masa cuando adquiere una unidad mental y actúa como un solo ser.” Por tanto, una masa no es la suma de un número de individuos sino que se convierte en una mente colectiva con características propias en la que el individuo pierde su autonomía y se deja llevar por la sugestión y el contagio emocional a través de la impulsividad, la irracionalidad, el anonimato y la polarización.
Es un hecho que la mayoría de españoles son futboleros, como también es un hecho que la mayoría de los españoles son zotes, cobardes y pusilánimes.
Los padres futboleros enseñan cánticos a sus hijos a la más temprana edad, adquieren la vestimenta oficial – que vale un potosí –, banderas, bufandas y todo tipo de objetos a fin de sembrar en sus vástagos tal afición al club de fútbol al que adoran como al Becerro de Oro. Su afición es siempre la mejor del mundo mientras que el resto de aficiones son despreciables y viles, es decir, nulo respeto por los demás.
Por tanto, los niños entonan el himno del equipo de fútbol de su padre antes de aprender, si quiera, a hablar, no digamos de aprender valores, algo que considero mucho más importante en la vida. Valores como el respeto a los mayores, a la propiedad privada y a la propiedad pública, aprender a defenderse – este es uno de los motivos del enorme acoso escolar –, respetar a los demás y hacerse respetar, pero sobre todo, a aprender a pensar por sí mismos. Y es que pensar y decir la verdad en estos tiempos es un acto revolucionario.
En cuanto a los valores del fútbol, sólo es necesario acudir a un estadio de fútbol. Seres que afirman ser adultos, profieren, con los ojos inyectados en sangre, todo tipo de insultos. Acuérdense la que la cayó a Luis Figo y a tantos otros jugadores o entrenadores. Y acuérdense de los lesionados graves y homicidios cometidos durante los partidos de fútbol.
Esto no se verá en un campo de rugby, por ejemplo.
Algunos de ustedes recordarán que cuando éramos pequeños si hacíamos ruido nuestros padres nos regañaban porque el vecino de tal piso tenía que madrugar o tenía que dormir porque trabajaba de noche. Nos enseñaban cosas tan importantes y sencillas como que el derecho al descanso de un trabajador era algo que debía ser respetado por encima de nuestro derecho a jugar como niños. No hacía falta que viniera la policía local a levantar acta de exceso de ruido o ladridos.
Con todo, los padres de hoy creen educar mejor a sus hijos pero no es cierto. Sólo son más ególatras y más manipulables. El ego va por encima de todo y de todos, incluso de sus propios padres, los ahora abuelos. Los abuelos, en un acto laudable, miran a sus hijos y guardan silencio esbozando una ligera sonrisa como diciendo aquello de cuando seas padre comerás huevos.
¿A qué viene toda esta charla sobre el fútbol y sobre nuestros padres y actuales abuelos?
Pues a que los españoles de hoy no toleran la más mínima a un jugador o a un entrenador de fútbol mientras que toleran todos a los políticos comulgando con ruedas de molino respecto a problemas que verdaderamente les afectan a ellos mismos y a sus familias. Haré una lista, sin ánimo de ser exhaustivo:
- Latrocinio vía impuestos.
- Imposibilidad de adquirir una vivienda.
- Latrocinio vía corrupción.
- Invasión de sus fronteras irreversible.
- Inseguridad ciudadana sideral.
- Trabajos precarios.
- Los Borbones en su línea.
- Justicia inexistente. Los de los ERE y tantos otros políticos en libertad por hache o por be.
- Infraestructuras tercermundistas, sean carreteras, trenes, hospitales, escuelas, etc.
- Millones en concepto de sandeces tales como el paripé de género.
- Millones en concepto de sandeces LGTBDVASPFWRIGFJSNDV.
- Millones en concepto de imposición del catalán, vascuence u otras lenguas, que si bien son respetables no tienen parangón con el español. Como ejemplo paradigmático es la chorrada de la traducción simultánea en el lupanar de los diputados a costa del contribuyente.
- Educación tercermundista, los niños ni saben matemáticas, ni lengua, ni geografía, ni historia. Son adoctrinados en sandeces como los géneros de fantasía.
- Sanidad en manos de la industria farmacéutica. Se cargaron la sanidad publica y la privada. Todo lo que tocan los 350 caudillos lo destrozan.
- Apagón en toda España sin consecuencias.
- Gota fría provocada sin consecuencias.
- Atentado contra la libertad de circulación con las zonas ORA, ZBE, etc.
- Estado de alarma anticonstitucional sin consecuencias. ¡Nos encerraron en casa sin motivo! mientras los 350 caudillos y sus acólitos se enriquecían con las inservibles mascarillas – recordemos que intentar filtrar un virus con una mascarilla es como intentar parar la lluvia con una raqueta –, las PCR – recordemos que su inventor afirmó que esa prueba no era válida para el fin que los políticos pretendían –. Además por si fuera poco enriquecerse se mofaban de todos yéndose de putas, cocaína y copas a paradores y otros lugares a costa del contribuyente, fumaban puros en restaurantes, rescates a aerolíneas de fantasía, etc. Pocos éramos los que nos negábamos a ser encerrados o a ser inoculados con algo que no es una vacuna o a llevar tan inservible barbijo. Ahora tenemos muertes por repentinitis a miles a pesar de que las furcias mediáticas las ocultan siguiendo las directrices de sus amos.
¿Cuántos de ustedes conocen casos de muertes que carecen de explicación lógica? - La recaudadora DGT y sus furcias mediáticas quieren “poner freno” a los muertos en carretera dando cifras de décadas para asustar a los españoles ocultando el hecho de que en las autopistas alemanas – Autobahn – pese a no tener límite de velocidad en muchos tramos, presentan una siniestralidad relativamente baja en comparación con otros países europeos, incluida España. Es un hecho que Alemania registra menos fallecidos por millón de habitantes que España, a pesar de que en parte de sus autopistas no existe límite de velocidad.
Chalecos, triángulos, baliza V16, etc. aparte.
Etcétera, etcétera.
¡Ay si los españoles fueran igual de vehementes con las corruptelas políticas que con los entrenadores o jugadores de fútbol!
Mejor nos iría a todos.

