Analizar el comportamiento de Pedro Sánc-HEZ tras lo sucedido ayer en las elecciones de Extremadura es absurdo puesto que, cuando alguien no cree en el sistema impuesto, obvia decir que todo lo que ese sistema ingenie le importa bien poco. Lo que sí es importante es analizar el comportamiento de este individuo desde un punto de vista personal y psicológico porque cada vez está más claro que al tipo le da absolutamente todo igual.
Pero ojo, que esto no es culpa suya porque la culpa la tenemos todos nosotros, todos los españoles. Y es que el tipo no se ha cansado de demostrar cuál es su función, su cometido y sus objetivos. Y esos no son otros que la liquidación de España cueste lo que cueste, caiga quien caiga e incluso muera quien muera.
A partir de ahí, si la víctima no se preocupa de protegerse a sí misma el problema ya no es del verdugo, sino de la propia víctima. En circunstancias normales hoy cualquier otro sujeto que viviera en la Moncloa habría dimitido o hecho algo diferente. Pero eso no va con Sánc-HEZ puesto que MLaSuda es su lema vital y él lo único que hace es seguirlo a rajatabla. Pero con esa personalidad, con esa forma de vida que tiene no se puede esperar otra cosa de él, puesto que es lo normal.
La pregunta lógica sería a qué esperan los españoles, a qué espera esta sociedad aborregada porque, sin ir más lejos, y solo por poner un ejemplo, los agricultores europeos se están movilizando por todo el continente contra sus gobiernos y contra las draconianas medidas impuestas desde la UE. ¿Y los españoles? ¿Acaso ellos están mejor que sus colegas europeos? Para nada, pero aquí sigue sin mover nadie ni un dedo.
Por eso, en esta España que nos ha tocado vivir el grito de «Pedro Sánc-HEZ dimisión» nos parece cada vez más ridículo. Y es que, a estas alturas ese grito es una nueva demostración de la absoluta indolencia y pasividad de una sociedad que no agarra el toro por los cuernos y que espera que el personaje deje de cometer fechorías por voluntad propia, cuando lleva demostrando desde hace muchos años que no lo va a hacer.
Por desgracia estamos viviendo tiempos muy oscuros en muchos sentidos, pero el más preocupante no viene precisamente de la Moncloa, viene del vecino de al lado, de la gente que te cruzas por la calle o de la que se sienta al lado tuyo en el bar. Gente que está convencida de que va a ser otro el que le vaya a salvar su futuro porque le da demasiado miedo, o pereza, hacerlo por él mismo.
Este no es más que el escenario perfecto para que un tipo como Sánc-HEZ cometa todas sus fechorías. Después de encierros, venenos, inundaciones e incendios, ya nos parece absurdo pedirle a la gente que tome medidas porque si no lo han hecho todavía, da la sensación que ya no lo harán nunca. Pero por lo menos que dejen de hacer el zángano en manifestaciones peperas con música ridícula y lemas como el de pedir la dimisión de Sánc-HEZ.
Que asuman su papel de rebaño lanar, que se pongan la siguiente dosis y que no coman cerdo o pollo, no sea que vayan a sufrir el «cuentagio» de un bicho volador invisible. Y solo una petición más, que dejen de aburrirnos contándonos sus hazañas en las últimas manifestaciones «peperas» a las que han asistido.

