lunes, diciembre 1, 2025
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Capricornio Uno: la pescadilla que se muerde la cola

Por Colin Rivas

Este Clásico de ciencia ficción abrió muchas dudas sobre la «sociedad conocida». Si en la imagen se ve un rodaje sobre el primer aterrizaje en la luna, ya os imagináis el resto. De toda la filmografía de Peter Hyams seguramente rescataríamos primero Atmósfera Cero (Outland, 1981) como lo mejor que nos ha ofrecido, siempre teniendo en cuenta que en su carrera ha tenido a bien obsequiarnos con abundantes producciones de baja calidad, sobre todo una vez entrados en los 90 y su fructífera, para algunos, relación con Jean Claude Van-Damme. Sí, por el medio tuvo la complicada tarea de levantar 2010: Odisea Dos (2010: The Year We Make Contact) y tratar de hacer algo que se pudiese comparar con 2001: Una Odisea en el Espacio (2001: A Space Odyssey) de Stanley Kubrick, y aunque el cometido finalizó en fracaso al menos trajo algo digno. Pero en esta ocasión vamos a descifrar en Capricornio Uno (Capricorn One, 1977), una intrigante historia nos sumerge en una misión secreta hacia Marte que esconde mucho más de lo que parece. Es una película que sin ser buenísima sí que cuenta con bastantes atractivos y no estrictamente cinematográficos. El argumento en esta producción de ciencia ficción nos sitúa en plena NASA, agitada por los preparativos finales de lo que tendría que ser la primera misión que llevase al hombre a Marte básicamente para darle en las narices a la URSS. Los tres pilotos de la expedición están interpretados por James Brolin, Sam Waterston y O.J. Simpson, sí, el jugador de fútbol americano que la gente recuerda por el juicio del asesinato de su esposa y, de forma más agradable, por ser el inefable Nordberg de Agárralo como puedas (The Naked Gun, 1988) de la factoría ZAZ: Zucher, Abrahams, Zucher.

Todo parece listo y dispuesto y en plena cuenta atrás, ante la estupefacción de los astronautas, son retirados del módulo que finalmente despega vacío. Por lo visto, un importante fallo de diseño provocaría la muerte de los tripulantes y el fracaso de la misión, por lo que son ocultados y retenidos bajo amenaza de dañar a sus familiares “por el bien del país”. Desde la propia NASA continúan con el paripé y en unos improvisados estudios de cine ruedan escenas para hacer creer al mundo que la misión ha sido un éxito. Sin embargo, algún conspiranoico (benditos los que desconfían) no se cree lo que ve y comienza a investigar. Todo perfecto hasta que llega el momento de simular el regreso a la Tierra, para lo que necesitan un nuevo módulo que americe para luego colocar a los astronautas antes de que un barco les rescate. Algo sale mal y el módulo se desintegra al entrar en la atmósfera, por lo que en la versión oficial son dados por muerto y, por lo tanto, pasan a ser un peligroso estorbo para la NASA. Gracias a Peter Hyams que se hace eco, evidentemente, de las teorías de la conspiración de la misión lunar de la NASA. Recrea paso por paso diversas situaciones que se habían dado un año atrás y se cuenta que en la época la propia Capricornio Uno supuso un impulso a dichas teorías para finalmente alcanzar una difusión mayor. Aplaudo y me postro ante la valentía y bravura de Hyams a la hora de retratar a una NASA despiadada y a un gobierno corrupto de EEUU capaz de todo por quedar por encima de sus rivales, aunque sea de forma figurada. Final explicado de «Capricornio Uno»: ¿Logran los astronautas revelar la verdad? Cuando la nave espacial de Capricornio Uno se desintegra al reentrar en la atmósfera terrestre, los astronautas comprenden que los responsables del engaño necesitan eliminarlos para ocultar la verdad. Tras escapar de su confinamiento en el desierto, Brubaker, Willis y Walker se separan para aumentar sus posibilidades de sobrevivir. Sin embargo, helicópteros son enviados tras ellos. Willis y Walker son capturados, pero Brubaker logra evadir a sus perseguidores y se refugia en una estación de servicio abandonada. Mientras tanto, el periodista Robert Caulfield, que ha estado investigando la desaparición de un técnico que descubrió la conspiración, conecta las pistas dejadas por Brubaker y se alía con un piloto de fumigación llamado Albain. Juntos localizan y rescatan a Brubaker, escapando de los helicópteros en una emocionante persecución aérea. Albain utiliza su avión de fumigación para cegar a los pilotos enemigos, lo que provoca que los helicópteros se estrellen.

Finalmente, Caulfield y Brubaker llegan al servicio conmemorativo en honor a los “caídos” astronautas, interrumpiéndolo en directo ante las cámaras de televisión. La aparición de Brubaker expone la conspiración, dejando al público y a los altos mandos de la NASA en estado de shock. El simbolismo de «Capricornio Uno» En astrología, Capricornio es el signo de la cabra (con cola de pez) que simboliza la perseverancia, el liderazgo y la ambición, cualidades que se atribuyen a los astronautas y a la misión en sí, aunque sea irónicamente por su naturaleza fraudulenta. El signo zodiacal Capricornio está tradicionalmente representado por la Cabra de Mar, una criatura mítica mitad cabra (ambición, ascensión a las alturas) y mitad pez (emociones, intuición). Está regido por Saturno, el planeta asociado con la disciplina, la estructura y la responsabilidad. Si bien el título probablemente se eligió por su connotación celestial (adecuado para una misión espacial), el aspecto de «ascender a las alturas» podría estar vagamente relacionado con la ambición de llegar a Marte, pero la conexión principal reside en el propio nombre del proyecto, que se convierte en el eje central de la conspiración.

El destino de los astronautas Aunque Brubaker sobrevive, el destino de Willis y Walker queda ambiguo, lo que subraya el coste humano de la conspiración. La aparición de Brubaker en el memorial público simboliza la lucha por la verdad y la resistencia frente a un sistema opresivo. Sin embargo, el impacto real del descubrimiento queda abierto, dejando al espectador imaginar las consecuencias políticas y sociales de la revelación. La película presenta un final abierto y cargado de simbolismo, dejando al público con preguntas sobre la manipulación de la verdad y el impacto de los secretos gubernamentales. Su mezcla de acción, drama y crítica social la convierte en una obra inolvidable dentro del género de ciencia ficción. Capricornio Uno queda como un thriller de conspiración que capitaliza el escepticismo público de la era post-Watergate y post-Vietnam sobre las instituciones gubernamentales. La película funciona como una poderosa alegoría de las teorías que sugerían que el alunizaje del Apolo había sido un fraude, explorando temas de ocultación gubernamental, la manipulación de los medios y el control de la información. Falso Aterrizaje Lunar (Aterrizaje en Marte en la ficción) El núcleo de la película gira en torno a la falsificación de una misión espacial a Marte por parte de la NASA. Al descubrir un fallo crítico que haría imposible el regreso de los astronautas, la agencia decide simular todo el viaje para asegurar su financiación futura y el prestigio nacional.

Ocultación y Control Estatal La película ilustra cómo una agencia estatal (la NASA, representando al gobierno y al complejo militar-industrial) está dispuesta a todo para mantener la mentira. • Encubrimiento sistemático: Desde el momento en que se decide falsificar la misión, se pone en marcha una maquinaria de encubrimiento que incluye amenazas, manipulación de pruebas y el uso de la fuerza letal. • Silenciamiento de disidentes: Cuando un técnico de la NASA detecta una anomalía en la transmisión y empieza a investigar, el sistema conspira para desacreditarlo y eliminarlo. Su muerte se hace pasar por accidental, una táctica clásica de las narrativas de conspiración para eliminar testigos clave. • Control de medios: La agencia controla la narrativa pública a través de los medios de comunicación, que retransmiten el «exitoso» viaje como si fuera real, demostrando cómo la información puede ser centralizada y manipulada para dar forma a la percepción pública. Sociedades Secretas y Agencias Clave Aunque la película no identifica explícitamente a una única «sociedad secreta» con un nombre específico, sí retrata a una élite de poder dentro de las agencias clave del estado (NASA, posiblemente elementos del gobierno y servicios de inteligencia) que operan fuera de la ley y el escrutinio público. • Poder opaco: Los villanos no son figuras políticas individuales, sino representantes de un sistema opaco y sin rostro que prioriza sus propios objetivos (financiación, prestigio) sobre la verdad y la vida humana. • Helicópteros negros: La persecución de los astronautas fugados por parte de misteriosos helicópteros negros, sin identificación visible, es un elemento icónico que se alinea con las teorías conspirativas sobre fuerzas paramilitares secretas que operan con impunidad. • Paralelo con Watergate: El ambiente general de la película, donde la corrupción y el abuso de poder están arraigados en las instituciones, resuena fuertemente con el escepticismo de la época hacia el gobierno de EE. UU. tras el escándalo Watergate.

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