Por Alfonso de la Vega
La turbia placidez del albañal está siendo alterada por dos personajes fuera de España, temidos cada uno a su manera y por razones distintas. Uno, que tiene vetado pisar el Palacio por su propio hijo, se ha convertido en importante verso suelto o alternativo al relato borbónico oficializado. El otro por su rara facultad debido a su condición de prófugo condenado por la Justicia para poner y quitar gobiernos de Su Majestad en esta pintoresca y tan original Monarquía parlamentaria.
La comidilla del momento mientras se terminan de preparar los fastos nefastos de la reintroducción de la pertinaz Monarquía que disfrutamos es el ofrecimiento del forajido fugado al jefe de la dócil oposición de izquierda centrista para promover una moción de censura dirigida a echar al valido de la poltrona gubernamental antes que la dictadura comunista en proceso resulte irreversible. Tendría carácter instrumental para convocar elecciones de modo inmediato. Se buscaría un candidato a presidente del gobierno diferente del nacionalista gallego que pastorea plácidamente los centristas del PP. Un personaje que debería actuar como hurón en conejera para provocar la estampida de cuanto cebado y lustroso delincuente se refugia en la acogedora madriguera estatal y chiringuitera.
No hace falta aclarar que el forajido se ve obligado a actuar no por inusitado patriotismo sobrevenido sino jaleado por la ventajista oligarquía catalana así como por el auge de la emergente derecha llamada “de extrema” que estaría a punto de superar a su tradicional banda golpista en las encuestas. Aunque su recuerdo se vaya desdibujando en una sociedad desmemoriada la aritmética parlamentaria del régimen hace que desgraciadamente la gobernabilidad del reino depende hoy de fugados o delincuentes, todo muy significativo del nivel de secuestro de la Patria tras medio siglo de Monarquía.
El centrista gallego no ha contestado a la oferta. Al cabo, su banda y la del falsario son cómplices ambas de la tenebrosa von der Leyen en Bruselas. Acaso debe pedir permiso porque lo contrario, como dicen los mafiosos, es que no hay “respeto”. Pero entre nuestros heroicos próceres locales ni Aznar ni Mariano que tanto favorecieron el auge del socialismo agendista woke desean ese inoportuno adelanto y piensan que es mejor para ellos esperar la cosecha de votos sin presupuestos ni hacer nada. El otro gallego conoce bien las mañas y tampoco se fía. Tantos años a verlas venir esperando heredar para tener que apoyar ahora a cualquier espontáneo que se eche al ruedo a torear con el riesgo que ello conlleva si se ganase el favor del distinguido pero voluble, impresionable y acomodaticio público. Y debido a las demostradas carencias de la nefasta constitución si se apoltronase en la Moncloa lo mismo no sería fácil echarlo. Además, lo de andar en pública comandita y amparando las iniciativas del prófugo puede que tampoco fuese bien visto por parte de su menguante clientela.
Pero por otra parte retrasar las cosas puede resultar contraproducente en lo que parece una adaptación de la venganza de Don Mendo y del juego de la siete y media. “un juego que no hay que jugar a ciegas, pues juegas cien veces, mil, y de las mil, ves febril que o te pasas o no llegas. Y el no llegar da dolor pues indica que mal tasas y eres de otro deudor. Mas ¡Ay de ti si te pasas! ¡Si te pasas es peor!“-Y estancados Feijoo y el PP en cambio VOX sube imparable en las encuestas ululando “Se acabó el bipartito, soy la extrema, uh, uh”.
Además la jugada propuesta de no aceptarse también tiene el grave inconveniente de desacreditar el argumento falaz de que lo importante y prioritario es echar al valido de palacio. Cuando se le ofrece una oportunidad clara de consumar tal supuesto objetivo declarado, rehúsa, por lo que no será tan importante. Más bien parece aspirar a vegetar en un social sanchismo sin Sánchez o en coalición con un Sánchez oportunamente tuneado para disimular a mayor gloria de la Agenda 2030.
La devastación continúa y España sigue siendo el conejillo de Indias de este funesto laboratorio para probar liberticidas y devastadores proyectos globalitarios internacionales en países europeos o del primer mundo.
Según el último informe FOESSA el reino filipino va de mal en peor, batiendo récord en todo lo malo, retrocediendo en buena parte de los baremos de modo escandaloso. La pobreza aumenta incluso entre la gente que tiene un empleo. Tras medio siglo de Monarquía el mayor logro del régimen anterior: crear y consolidar una clase media próspera, reconciliada y con notables perspectivas de futuro está siendo arrumbado y arrojado al vertedero de la Historia. Y apenas hay aún reacción.
A la creciente ruina social hay que añadir la menguante credibilidad de unas instituciones paradójicamente sometidas por las autoridades que han jurado defenderlas a una fatiga al borde de la ruptura. Muy lejos, por no decir traicionados, quedan los ideales expresados en el Preámbulo constitucional: «Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo….Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida»…
Sin embargo, lo de que exista una teórica “Monarquía parlamentaria” sin que el Rey en su calidad de jefatura del Estado dé señales de vida como garante constitucional ni el Parlamento ni siquiera conozca, no ya apruebe, los Presupuestos Generales del Estado en una legislatura es todo un récord, un caso inédito en el mundo occidental y auténtico escándalo entre estudiosos de Teoría política y hacendistas.
Inasequible al desaliento, con su guayabera de diseño, rodeado de compinches comunistas del grupo de Puebla, el valido de Su Majestad presume muy jaque que va a seguir hasta el final. Y tampoco me extrañaría que así fuera, visto lo visto.