Por Alfonso de la Vega
«A pesar de los enormes retos que afrontamos, el balance es netamente positivo y lleva a una conclusión evidente: políticas diferentes conducen a resultados diferentes», (Nadia Calviño)
A falta de la publicación en España del esperado libro de memorias del Emérito, saboteada según dicen hasta la feliz culminación de los fastos nefastos de la entronización borbónica, más personajes de dudosa moralidad sacan otros cronicones con sus escandalosas experiencias gubernamentales en pretendido servicio de los parias de la tierra y la famélica legión. Así la tal Nadia Calviño, aupada por otro Mariano de lamentable memoria, y ex encargada gubernamental socialista de la cosa económica, que es hija de José María Calviño, y mujer de Mariano Bacigalupo, hijo del siniestro juez argentino Enrique Bacigalupo afincado aquí en el Supremo y de triste memoria sectaria mostrada con el caso Sogecable o la condena al juez Gómez de Liaño.
De tradición le viene el mérito. El abogado socialista José María Calviño, el señor padre de la interfecta, mangoneó al frente de la radio y televisión públicas hasta 1986 y ya dejó la evidencia de que la realidad no debe arruinar el primoroso relato al servicio del poder, por lo que recibió críticas y acusaciones de manipulación partidista. También era influyente miembro de la GLE, junto a otros socialistas postineros de muchos posibles.
El libro de marras viene a ser un corolario o ejemplo de la famosa sentencia hegeliana de “si las cosas no se acomodan a las ideas que los filósofos tenemos sobre ellas tanto peor para las cosas.” Tanto peor para las cosas pero también para los pobres súbditos del socialismo borbónico que se ven obligados a sufrirlas sin que nadie les defienda. La osadía no está ya solo en hacer trampas sino en enorgullecerse por inventarse el modo de hacerlas. Y también en lograr que los profesionales se degraden en colaboracionistas.
Mientras la propaganda oficial nos asegura que la economía española va como un cohete la clase media está siendo arruinada, las pequeñas y medianas empresas o los autónomos tienen cada vez más dificultades y aumenta la gente incluso con empleo que tiene dificultades para llegar a fin de mes. Eso sí, la bolsa se ha convertido en un casino en el que IBEX 35 sube y sube a mayor granjería de jugadores ventajistas globalitarios.
Aparte de glosar la gran labor económica del gobierno de Su Majestad tras la pandemia, el libro cuenta los desvelos de la audaz protagonista, la emprendedora Calviño, para cambiar los datos y métodos del INE a fin de disimular los desastres y mejor proteger las fechorías del socialismo. Toda una hazaña al servicio de la ciencia y feliz gobernación del real valido. Para ello tuvo que purgar a los funcionarios leales a España que no estaban por la labor de convertirse en cómplices.
No hace falta aclarar a estas alturas que en la prostituida neolingua socialista las palabras significan lo contrario o los datos publicados o comercializados en la tele y demás medios de manipulación y embrutecimiento de masas son falsos o alabanciosos a mayor gloria del dictador. Lo del INE es otra muesca más en la dictadura coronada que se iniciara con el fatídico golpe de Estado del 11 M y se perfecciona añadiendo nuevos componentes a partir de la subida al trono de don Felipe, El Sumiso.
Ahora bien, la misma publicación muestra el sentimiento de total impunidad con el que los socialistas perpetran sus acciones. Ya ni se molestan en disimularlo. Dicen que esta confesión de parte pudiera acarrear algún contratiempo a la risueña socialista. No lo creo, del Reino de España no cabe esperar nada y la UE se ha convertido en un nido de víboras donde se protege toda clase de barbaridades incluido el golpismo catalán.
Ya puestos a las cosas de la memoria democrática, podemos recordar el entierro de Max Estrella, según nos lo cuenta Valle en palabras de los conmovidos sepultureros: “Los papeles le ponen por hombre de mérito. En España el mérito no se premia. Se premia el robar y ser un sinvergüenza. En España se premia todo lo malo”.

