España se encuentra lidiando con un espectáculo político tan deplorable que desafía toda lógica. En el aniversario de las devastadoras inundaciones en Valencia, donde centenares de personas murieron AHOGADAS por culpa de abrumadora ineptitud de la clase política, los dos partidos dominantes—PSOE y PP—han optado por enzarzarse en un intercambio grotesco de insultos y burlas infantiles en las redes sociales que encima nada tienen que ver con el aniversario, sino con las famosas gafas del presiMiente, otra cortinita de humo que ha lanzado el equipo sanchista como trampa para tener entretenido al personal y donde ha caído el PP de lleno.
El detonante de esta deplorable cadena de eventos fue un tuit del ministro de Transportes, Óscar Puente publicado este jueves (aniversario del día en que conocimos todos la enorme dimensión de la tragedia de Valencia). En el tuit, Puente se mofó de la oposición con un comentario cargado de sarcasmo, afirmando: «a la izquierda 300 mauros (dicen) invertidos divinamente. Resultado, un look aún mejor y los fachas bailando un mes. A la derecha, pasta indeterminada en retoques que te dejan peor que estabas. Superioridad política, ética y estética.» Acompañó el texto con imágenes de Sánchez con las puñeteras gafas y de Feijóo con la cara retocada. Este ataque persona abrió la puerta a una escalada de vulgaridad, ignorando por completo el contexto de dolor nacional.

No tardó en llegar la réplica infantil del PP que el mismo día publicó en la cuenta oficial del partido una imagen yuxtaponiendo a un chimpancé con el propio Óscar Puente. El texto que acompañaba la imagen rezaba: «Puesto que Óscar Puente
se pone a hablar de la apariencia de las personas, vamos a seguirle el rollo. En la foto, un ser poco evolucionado y carente de educación y cortesía. Molesto y con tendencia a hacer ruidos grotescos. Junto a él, un primate. Ambas criaturas tienen en común que ninguna de ellas debería ser ministro del Reino de España.»

Esta respuesta no solo igualó la bajeza de Puente, conocida por todos, sino que la superó. Este intercambio de golpes no es un debate político; es una pelea de patio de escuela pero que financiamos con el dinero que nos esquilman a través de los insufribles impuestos. Ambos partidos, en lugar de asumir responsabilidades por la tragedia de Valencia—donde una gestión negligente convirtió el desastre de la riada en una masacre—han preferido arrojar lodo y degradar la dignidad del cargo público.
El momento elegido para este intercambio infantil es particularmente indignante. Hace un año, se desató el caos en Valencia, dejando barrios enteros bajo el barro y cobrándose cientos de vidas. Pero PSOE y PP están más interesados en compararse con primates y cerdos (que es lo que son) sin importarles lo más mínimo las víctimas de la monumental catástrofe.
Este comportamiento no es solo un desacierto de muy mal gusto; es una bofetada en la cara de cada familia que aún busca respuestas, de cada comunidad que sigue reconstruyéndose y de cada ciudadano que, ingenuamente, aún confía en los políticos. El hecho de que el PSOE, como parte de la coalición gobernante, y el PP, como supuesta oposición, puedan caer en tal mezquindad revela una profunda falta de liderazgo y una profunda bajeza moral.
Esto no es un incidente aislado, sino parte de un patrón más amplio de irresponsabilidad. Ambos partidos han incumplido en repetidas ocasiones las medidas de rendición de cuentas establecidas en la Ley Orgánica de Partidos Políticos (2002) y la Ley Orgánica de Financiación de Partidos Políticos (2007), donde la transparencia y el servicio público deberían ser fundamentales. En cambio, desperdician sus plataformas en payasadas de redes sociales que no abordan los verdaderos problemas urgentes que hay en España.
El pueblo de España merece algo mejor que este circo. La exhibición nauseabunda de PSOE y PP pone de manifiesto una clase política que ha perdido el rumbo. Mientras la nación conmemora el aniversario de la tragedia de Valencia, estos partidos deben ser llevados a rendir cuentas. Los ciudadanos deben exigir renuncias, investigaciones, juicios y una completa reestructuración. Basta de esta vergüenza nacional. Es hora de que PSOE y PP enfrenten las consecuencias de su deplorable conducta y dejen de mancillar la memoria de las víctimas de la riada con su infantilismo.
(Por Laura González)



