En un movimiento que ha generado alarma en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, el Ministerio del Interior ha ordenado un recorte significativo en los efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), conocida popularmente como los antidisturbios. La decisión, que reduce el despliegue habitual en estas fronteras sensibles, ha sido justificada oficialmente por «razones operativas», pero ha sido recibida con escepticismo por los sindicatos policiales, que la atribuyen a una falta crónica de fondos presupuestarios. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha intentado calmar las aguas con una frase que ha circulado como un mantra precavido: «Ojalá que no haya un salto masivo». El temor a una nueva oleada migratoria incontrolada, similar a los episodios de 2021 que colapsaron las vallas fronterizas, planea sobre esta polémica, que ha saltado rápidamente a las redes sociales y los medios de comunicación.
Ceuta y Melilla son puntos calientes de la inmigración irregular hacia Europa. Las vallas perimetrales de hasta ocho metros de altura, equipadas con concertinas y sistemas de vigilancia avanzados, no han impedido intentos masivos de salto en el pasado. El más notorio ocurrió el 17 de mayo de 2021 en Ceuta, cuando más de 8.000 personas —muchas de ellas menores no acompañados— cruzaron la frontera en unas horas, en lo que se interpretó como una represalia de Marruecos por las tensiones diplomáticas españolas. Aquel incidente dejó al descubierto la vulnerabilidad de las plantillas locales de la Policía Nacional y la Guardia Civil, obligando a un despliegue masivo de UIP desde la península para restablecer el orden.
Desde entonces, el Ministerio del Interior mantiene un contingente rotatorio de antidisturbios en las ciudades autónomas, con un promedio de 200-300 efectivos en momentos de alta tensión. Estos agentes, especializados en control de masas y operaciones de alto riesgo, rotan cada tres meses para evitar el desgaste. Sin embargo, en las últimas semanas, se ha producido una reducción drástica: de los habituales 150 agentes en Ceuta, se han retirado hasta 50, y en Melilla, el recorte ronda los 40 efectivos, según fuentes sindicales consultadas por The Objective. Esta merma deja a las plantillas locales —que suman apenas 1.200 policías en Ceuta y 1.000 en Melilla— en una situación de «extrema exposición», alertan los representantes de la UIP.
El Ministerio del Interior ha respondido a las críticas con un comunicado lacónico: el recorte se debe a «razones operativas y de planificación de recursos». En una comparecencia improvisada el 1 de octubre en el Congreso de los Diputados, el ministro fue más explícito: «Estamos ajustando los despliegues en función de la evaluación de riesgos. Ojalá que no haya un salto masivo, pero estamos preparados para cualquier escenario». Marlaska, que ha defendido su gestión en inmigración con datos de una bajada del 20% en llegadas irregulares en 2024, subrayó que los fondos europeos del Pacto de Migración y Asilo —que ascienden a 1.500 millones de euros hasta 2027— se destinan prioritariamente a refuerzos tecnológicos, como drones y sensores, en lugar de personal.
Sin embargo, esta narrativa choca frontalmente con las denuncias de la Unión Federal de Policía (UFP) y el Suplemento de la UIP, los sindicatos mayoritarios en el cuerpo. En un comunicado emitido el 30 de septiembre, la UIP acusó directamente al Ministerio de «recortes por falta de fondos en las cajas». «No son razones operativas, sino presupuestarias. El Gobierno ha congelado las partidas para rotaciones y el material se está agotando. Si hay un intento de salto, las plantillas locales no podrán contenerlo solas», declaró Javier Vela, portavoz de la UIP, en una entrevista con The Objective el 2 de octubre. Según los sindicatos, el presupuesto de Interior para 2025 —aprobado en diciembre de 2024 con 1.800 millones para Policía y Guardia Civil— ha sido recortado un 5% en operaciones fronterizas debido a la priorización de otros capítulos, como la ciberseguridad y el control de mafias en el Estrecho. «Es una ruina. Los agentes están rotos de turnos dobles, y ahora nos dejan vendidos ante Marruecos», añadió Vela.