miércoles, octubre 8, 2025
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La “Gran farsa” (5ª parte)

Por Juana Natividad Baqué de Cubas

En esta edición hablaré sobre la Sofía occidentalizada, sobre los deseos mundanos, la posesión demoníaca entendiendo como demonio al gran poseedor, es decir, a la posesión misma. Breves pinceladas sobre el amor y el empoderamiento propio, e iniciaré ya el tema de organizar y organizarse que se desarrollará a lo largo de otras ediciones por considerarlo de vital importancia. 

Seguimos transitando senderos y de vez en cuando conviene tomar atajos para afianzar nuestras aspiraciones de libertad. Los occidentales hemos sido educados de manera práctica conforme a lo que se esperaba ocurriera, acomodando las palabras a conveniencia de la civilización en que nos metieron sin conocer, ni siquiera intuir este desenlace final que “Ellos” sí conocían. Con ello lograron conformar sociedades inhóspitas, peligrosas e insanas. Y lo hemos exportado a los cuatro cantones del planeta. 

Fuimos y seguimos siendo aleccionados en términos dialécticos que inventaron ciertos eruditos en el arte de la mentira y el engaño. Nos hicieron creer que lo que nos enseñaban en una mano era lo correcto, mientras que escondían la otra con la que llevaban la piedra escondida. Así pues pudieron adormecer nuestro cerebro, y a la vez secuestrar la esperanza de la humanidad de acceder a su legado que le es consustancial a su naturaleza. El lenguaje que empleamos cuando lo dotamos de vida sabiendo cómo operan los campos neuronales y la naturaleza en su sentido más holístico, nos provee de un criterio veraz en todo aquello que desea ser observado. En ese sentido nos corresponde a cada cual adoptar decisiones relevantes incluso trascendentes con las que afianzar nuestro despertar. Actualmente los “genópatas”, victimarios del sistema establecido, están desnaturalizando a la humanidad, dicho en otros términos, los seres humanos están faltos de vida. Pongamos por caso, la “filosofía”, nos perdemos en disquisiciones absurdas hasta quedarnos sin aliento. La filosofía dejó de ser un arte del discurrir hace mucho tiempo. Los presuntos filósofos modernos y contemporáneos contribuyeron notablemente a desnaturalizar el lenguaje dejándolo sin vida, perdiéndose en inútiles debates de palabras contra palabras, volviéndose tan polémicos como sus propias contradicciones. Buscaron atar los fenómenos de la naturaleza maniatando el verbo vivo, asegurándose con ello que el verbo quedara sin vida propia. 

Nadie cae en la cuenta de que forma parte del sistema establecido con el que se destruye el pensar conforme a nuestra evolución consciente, un caos de inútiles y controvertidas elucubraciones que compiten entre sí a ver quien retuerce más las palabras y si éstas no existen se las inventan. Un auténtico manicomio dónde toda organización nace de la confusión. Presuntos filósofos que nunca amaron el verbo e iniciaron el bullicio de la post verdad, relegando el amor por la sabiduría a meros dislates intelectuales que se refutan una y otra vez impugnando cualquier asomo de veracidad. Perdidos en el laberinto del minotauro sin encontrar el camino de regreso a la vida sintiente.

Esto no es filosofía, sino Sofía. La filosofía es amar la sabiduría, el sofear occidentalizado no lleva incorporado el amor. Y ahí están los presuntos «sofos» modernos y contemporáneos que lo confirman. Es la misma diferencia que existe entre la verdad y lo verdadero. La verdad parte del mismo principio filosófico, es decir, el amor. La verdad es objetiva e inmutable a la vez que origina lo subjetivo y mutable siempre que se asiente en el amor. Entonces aquellos que aman la sabiduría, comprenden que cuanto más amor consigan alcanzar mayor será la sabiduría de calidad que les asistirá. Es cuando la filosofía adquiere su sentido, dejando de lado las pendejadas intelectoides, un diálogo entre sordos que intentan nadar en un océano de conocimientos sin solución de salir airosos. No se les ocurrió aprender a nadar, para no tener que estar arrastrando al fondo a otros en su desesperada lucha por no ahogarse con tanta palabrería. Los presuntos «sofos» modernos y contemporáneos han triturado el arte del pensar con naturalidad con la que poder experimentar el verbo vivo.

¿Dónde y cuándo dejaron de amar la sabiduría si es que alguna vez amaron algo que no fuese sus propios egos? ¿Qué sentido tiene la filo y la Sofía, si no sirve a su propósito esencial? ¿Dónde dejaron el amor? Sin amor no hay sabiduría alguna. Aunque lo que definen como verdad tan solo lo atribuyen a unos enunciados platónicos. Hay si Tales de Mileto o Hermes Trismegisto levantaran la cabeza y vieran en que han convertido su ciencia con consciencia. ¿Dónde podemos encontrar el manantial que nos llene el corazón de amor y de dulzura? ¿Cómo vamos a poder sentir la energía que emana de la sabiduría del hombre por el hombre? ¿De qué sirve sofear cuando ni siquiera requiere de la emoción ni de los sentimientos humanos? 

La configuración intelectual para tratar con ciertos aspectos del ser humano es inhumana, ni siquiera atiende a las cualidades psicofísicas latentes en el hombre. Cierto es, la filosofía debería permitir acceder a herramientas intelectuales y cognitivas superiores. Mi pregunta es. ¿De qué les sirve su sofear? ¿Son por ello mejores amantes?, ¿sus pensamientos están íntimamente ligados al amor? El Verbo ya no tiene poder ahora porque el lenguaje no tiene vitalidad, en buena parte por el sentido interesado que han hecho de la filosofía. Han acomodado el lenguaje a un engranaje de insensateces que lo que ha desencadenado es un disparatado elucubrar de palabras y más palabras que se sostienen en la misma estructura piramidal que mantiene al hombre prisionero de las palabras sin vida.

El amor no se sostiene en un sofear carente de vida. Dicho sofear no se ajusta al proceso evolutivo del hombre sintiente que desee experimentar su oriunda finalidad y consumar su objetivo planetario. El planeta es un hervidero de vida, está vivo, siente y se expresa según su andar, solo que lo hace a diferente escala evolutiva, por lo que también lo hace a diferente escala de percepción. Todo en él es materia de estudio y conocimiento como un gimnasio de las facultades mentales del ser en el que se asienta esta oleada de vida. Nosotros, los seres humanos más avanzados en relación a otras entidades animadas que se establecen como reinos biológicos, somos herederos y portadores de dicha antorcha de esta oleada de vida la cual se dirige a ser cada vez más consciente de sí misma. Aunque la situación psicótica de la civilización sea distópica y desafortunada, es cuando los que perseveran y asumen su propiocepción como guía inequívoca en su andar, encuentran el sentido de la vida según sus medidas de amor. De hecho es la mayor oportunidad que ha tenido la humanidad de acceder a su despertar de la consciencia, desde el principio de los tiempos en que asentaron la farsa.

Por supuesto que nuestras percepciones cada vez más intelectualizadas deberían servirnos para dotarnos de mayor individualidad y empoderamiento propio, de forma que nuestros instintos se ejerciten pacíficamente en cuanto a la creación de posibles escenarios de civilizaciones recreativas. Lamentablemente esto no es así, el filosofar occidentalizado es parte del engaño y la mentira, se ha convertido en un circo dónde se compite para destruir el amor, sustituyéndolo por palabras vacías de contenido. Un enjambre de elucubraciones que se han adaptado al sistema establecido. El filosofar está bajo la misma dinámica de aquellos que usan las palabras como arma de destrucción masiva del hombre, arrebatándole su amor y su ascendente linaje humano. El poder lo han convertido en un instrumento de corrupción generalizado a pequeña y gran escala. Los corruptos que dirigen a otros corruptos se justifican entre sí, no importa en qué lugar esté clasificado, sea un alto dirigente del sistema o un cyborg atontado por estos. Todos participan de la corrupción según cada cual, independientemente de su clase social. No podría sostenerse la corrupción de los dirigentes sin que los dirigidos también lo sean. En definitiva, todos en mayor o menor medida estamos corruptos, no digo que lo seamos, sino que estamos corrompidos por el mismo proceder.

En mayor o menor medida los ciudadanos civilizados se han convertido en instrumentos de la corrupción, sean estas políticas o políticas, porque ya todo es política. Las sociedades actuales están bajo la tiranía de estructuras jerarquizadas que dominan el devenir de los acontecimientos que provocan para obtener resultados concretos. Usando la fuerza de las armas como instrumento de disuasión de contingencias que no les sean favorables y a la vez para aplicar las que convengan. ¿De qué otro modo puede uno sentirse a salvo sin recurrir a la disuasión sin aplicar la fuerza, sea por las armas o por el miedo? Ese razonamiento del filosofar nos mantiene en el atontamiento, embobados ante la cada vez más sofisticada maquinaria bélica que tienen ciertas potencias para librar batallas cada vez más artificiales y artificiosas. Toda una industria armamentística que se aprovecha para mantener los campos neuronales humanos en permanente lucha de unos contra otros. 

Se han aprovechado de ello quienes tienen el control absoluto de la civilización. Cuando los confabuladores de estas civilizaciones obtuvieron el conocimiento de la estructuración atómica externa, se acabó la esperanza de obtener de estos conocimientos mayores cotas de bienestar y progreso humano. En ese mismo momento se dieron cuenta de que el planeta ya era suyo y con ello todos los seres vivientes quedaron a su merced. Los seres humanos dirigidos por el sistema establecido, se sometieron a este proceso radical de vivir y convivir socialmente, asumieron que todo lo que les ofrecían era el logro más grande que podíamos imaginar, que estaban disfrutando de una era de abundancia y de una tecnología que les haría crecer con todo tipo de lujos y comodidades bajo el yugo de un ordenamiento organizado, de modo que todos tuvieran las mismas oportunidades de prosperar. El placer y la diversión, la comodidad que les ofrecían, o decían ofrecerles, sería la glorificación de los sentidos elevados al cuadrado de la hipocresía. Que gracias a ello gozarían de una paz duradera y un desarrollo de acuerdo a unas sociedades modernas justas y responsables.

Donde la opresión, fuera religiosa o ideológica, serían por fin descartadas y relegadas al ámbito de cada individuo según su libre elección. Se les convenció para que delegaran su libre albedrío sobre la enseñanza y cómo no, sobre los asuntos de estado que le conciernen a sujetos que velarán por su seguridad y bienestar. Unas sociedades perfectas para cumplir con su papel asignado. Medios de comunicación, transporte, logística etc. Todo fue bien, mientras duró el sueño, o la pesadilla según como se mire. Pero los mismos que nos dieron todo esto, a cambio de nuestra libertad individual, ahora nos lo quitan. Nos enseñaron la zanahoria y fuimos como pendejos a intentar cogerla antes que otro, sin darnos cuenta que cada cual ya tenía su zanahoria delante. Así que yo te quito la tuya, tu se la quitas a otro y vamos en busca de la zanahoria perdida, sin saber que dicha zanahoria es nuestra propia ignorancia y estupidez. El que te enseña la zanahoria jamás dejará que la alcances y la zanahoria que le robas a otros, mediante el engaño o la violencia, creyendo que estás justificado porque te robaron la tuya, es un ejemplo de hasta qué punto nos tienen cogidos por las pelotas.

Ahora resulta que los seres humanos son los causantes del deterioro medio ambiental, por su egoísmo e irresponsabilidad. Vamos a ver, en qué quedamos. ¿No son Uds., los políticos y dirigentes, científicos etc. quiénes dirigen las sociedades sin la participación del pueblo? ¿No son Uds. quiénes se enriquecen con ello? ¿No son Uds. quienes viven a todo lujo y desenfreno a costa del pueblo? ¿Cómo se atreven a culpar de todo el dolor y sufrimiento que ocasionan Uds. al común de los mortales? Han puesto al planeta entero al borde de su extinción, no solo por la capacidad armamentística sino también por experimentar con las partículas mediante el CERN, y quién sabe si otros medios aún más peligrosos. Han prostituido el lenguaje convirtiéndolo en un conglomerado de palabras controvertibles, polémicas que se establece sobre las cosas en detrimento de los seres humanos. Y todo ello defendido por los mismos sujetos, que en su deambular permanente entre la estupidez y la prepotencia adquirida como medio de supervivencia, están pisoteando a otros en beneficio propio.

Me pregunto si esto es una manera de vivir, una civilización fundamentada en la violencia, adulterada a propósito de quienes las crearon, altamente corrompida hasta el punto de que aquello que es puro y genuino es considerado como altamente peligroso y debe ser destruido de inmediato, siendo el aborto uno de los crímenes más execrables de lesa humanidad que se pueda concebir. Una civilización que ha desmembrado el proceso evolutivo natural y convertido la energía en armas de destrucción masiva, no contentos con ello, han reactivado toxinas virulentas que por naturaleza deberían servir para aumentar el grado de inmunidad de la raza humana a los efectos corrosivos del movimiento en el espacio tiempo. Han convertido lo que debería ser medicina holística en la peor pesadilla de todo ser viviente. Han contaminado de tal forma la atmósfera, de todas las formas posibles para que los efectos derivados de ello sean devastadores, suicidas. La naturaleza, cuna de la humanidad, está gravemente herida y no por la superpoblación ni por la acción de los seres humanos, sino por la ambición y los programas que se precisan para apoderarse del planeta definitivamente.

Somos muchos los que intentamos que los seres humanos despierten. Sentimos el dolor que les están infringiendo a muchos seres humanos inocentes, en manos de un destino atroz y cruel, lo sentimos en cada partícula de nuestra humanidad. Sentimos el lamento del planeta, nuestra madre Tierra. No estamos sordos ni ciegos, sentimos su tristeza y su llanto. Mientras que la gran mayoría de la humanidad ciega y sorda a todo ello, tan sólo la oyen cuando les grita en forma de rayos y truenos, cuando llora en forma de tormentas que les achican el alma misma, cuando se remueve herida, causando terremotos desgarradores. ¿Acaso creen de verdad que no sufre? Pues sepan que su dolor es indescriptible, mucho más aterrador del que podamos sentir nosotros. Su conciencia tiene que preservarse aún a pesar de que sus más queridos hijos de esta oleada de vida tengan que ser devueltos a su seno. Un nuevo aborto provocado por la inconsciencia de unos hijos desagradecidos e irresponsables.

Atiende amigo mío, si la civilización fuera una panacea, ¿Cómo es posible que cause tanto dolor y sufrimiento? Que fundamente su prevalencia por la miseria y el hambre y la explotación de seres humanos de otros pueblos, para satisfacer la demanda de nuestras repugnantes sociedades cuyos ciudadanos miran hacia otro lado mientras todo esto ocurre. Hinchando sus barrigas, engordando a costa del sufrimiento de otros seres humanos. Guerras, genocidios, hambre, miseria, codicia, corrupción, violencia extrema etc., etc., etc. Y sabiendo todo esto, cómo nos atrevemos a quejarnos cuando era obvio que todo esto iba a ocurrir. ¡Basta! de quejas y pataleos, ya es la era del hombre. Reflexionar sobre todo esto y luego pregúntese qué hacemos aquí, llenos de temores y miedos. ¿Acaso no saben que todo lo que hemos conseguido en esta mierda que llamamos primer mundo, es a causa de la explotación de la naturaleza y de otros seres humanos? Es desagradable comprobar que estamos participando en todo lo anteriormente dicho, cuando es tan peligroso para la vida y más aún cuando somos conscientes de que miles de inocentes seres humanos son sacrificados, cada día, para seguir manteniendo esta repugnante civilización. Uds. todos nosotros cuando llegamos a nuestra mesa y ponemos los alimentos sobre la mesa, porque se sienten hambrientos y exponemos todas las viandas cocinadas, ni siquiera se preguntan si son alimentos o “comida”. 

Disfrutamos de la “comida” hasta saciar nuestro apetito, incluso vorazmente, hasta las pocas horas en que volvemos a sentir apetito y nos disponemos a devorar la “comida”. Qué les parecería que en ese mismo momento les hicieran ver imágenes de seres inocentes, niños, ancianos, madres muriendo de hambre, sin comida ni alimento alguno, con la mirada triste y apagada de saber que no tienen más futuro que el ver morir de hambre a sus propios hijos para luego ir detrás de ellos. Un futuro que les fue arrebatado por la codicia de otros seres humanos que los están asesinando literalmente. ¿Acaso ignoran que nuestra civilización está cimentada en el hambre y la explotación de otros pueblos? No se puede estar todo el tiempo en la ignorancia y el desamor. No tiene sentido hacerlo, porque cuando hacemos esto no tenemos ningún poder sobre nuestro destino. No se puede vivir a costa del sufrimiento y la hambruna de otros seres humanos. Esto no es de hombres ni de seres conscientes. Por favor reflexionen e investiguen, háganse conscientes de lo que estamos haciendo, de no hacerlo no conseguirán superar sus miedos e incertidumbres. Todo seguirá igual, engañándonos todo el tiempo y mirando hacia otro lado, presumiendo de que estamos despiertos. 

Amigos estar despiertos es también ser conscientes de todo el dolor que hemos causado y seguimos causando con nuestra actitud. La era del hombre libre, no puede alinearse con seres humanos que se complacen en la mediocridad de sus aspiraciones, sean estas espirituales o materiales. Es un deber de todos los seres despiertos, y que pretendan involucrarse en su empoderamiento, ser conscientes de todo lo que les va a impedir avanzar en el próximo destino que aguarda el despertar de la humanidad. No podemos seguir indiferentes sobre asuntos que son de lesa humanidad. Cómo aparcar nuestros temores, cómo saber si estamos en el momento preciso para evaluar todo este disparate civilizador inadecuado para la vida humana sintiente, consciente de sí misma. Cómo poder hacer para afinar nuestro equilibrio y sentido de la proporción a fin de lograr una comunión efectiva de seres humanos comprometidos con nuestro linaje. Cómo podemos hacer para recuperar su confianza inicial para que nuestra relación con nuestro planeta sea armoniosa. Mi respuesta a ello es, interviniendo decididamente para contrarrestar el daño infringido por nuestra dejadez e ignorancia. Pienso y siento que es la hora de los actos.

El sendero que tomemos para conseguir dicha armonía existencial determinará nuestra habilidad para romper definitivamente los límites que nos impusieron, así como también nuestros propios límites, porque en el fondo todos los que estamos despiertos o en proceso del despertar amamos lo mismo. El sendero que tomemos ahora, nos atañe a unos y otros. Sería genial que aprovecháramos esta oportunidad. Soy consciente de que muchas de las cosas que planteo al respecto de lo que digo es de si es ciencia o no. Te diré que si. Es ciencia, sorprende por su exactitud y por su funcionalidad, pueden acceder a conocimientos y obtener pautas concretas y tangibles de su propio yo soy. Todo lo que expongo tiene una analogía psicofísica con el ser humano, con todos Uds., con la naturaleza y el ser que nos asiste. Uds. pueden comprobarlo y conocerlo y reconocerlo como propio y natural.

No existe la igualdad, porque no hay dos individuos iguales. La igualdad es en cuanto a las normas mientras aún no estemos en condiciones de aceptar nuestra naturaleza. Cada individuo es un científico que crece y evoluciona en conformidad con los tiempos, adecuando su sabiduría a los patrones de entendimiento que recibe del entorno siempre cambiante. Todo individuo consciente se manifiesta y se desenvuelve a través de su vida que le es propia. Vivenciando procesos naturales únicos e irrepetibles por ser de naturaleza mutable. Insisto, no hay dos individuos iguales, cada ser humano actúa según su conSciencia. Un ser humano no es un robot ni una máquina que repite lo que se le enseñó. Lo tiene que elevar a su comprensión y a partir de ahí conformar su propia conSciencia, según la sabiduría que sea capaz de alcanzar mediante sus medidas de amor iniciando su propio camino.

Entonces surge la paradójica pregunta ¿La unidad individual puede por sí sola avanzar sin la cooperación de otros? Lo expondré de manera alquímica. La Unión del Nos, es decir, del yo soy es el trabajo hercúleo exclusivo de cada individuo. A la misma vez que otros seres humanos que emprendieron su trabajo hercúleo posibilita la reunión con otros. Es a través del nos y otros, como conformamos el “nosotros». Todos nos necesitamos los unos a los otros, es una función del alma misma que es la gran necesidad. En definitiva esto es posible conseguirlo mediante el amor. El amor es la clave esencial para poder disfrutar de la libertad. No como sistema, sino como congregación, asamblea, o si se prefiere reunión familiar o fraternal de todos los pueblos de la tierra. Cada individuo es un puente entre principio y fin. Por decirlo de alguna forma, somos la finalidad. Amaos los unos a los otros. Qué frase más intensa. Esta frase contiene en resumidas cuentas la armonía de la vida. Nos recuerda que el amor es el único catalizador que puede llevarnos a unirnos en un proyecto común en beneficio de toda la humanidad.

Por mucho que deseemos compartir nuestra sabiduría con nuestros semejantes si no está avalada por el amor no tendrá dónde agarrarse. Recuerden que es a través del amor como se consigue percibir la verdad, y ambas son imprescindibles para alcanzar mayores cotas de libertad. De qué sirve tener conocimientos y sabiduría sin que el amor sea su motor. Pues a la vista lo tienen, sociedades y sistemas establecidos cuyos conocimientos y presunta sabiduría están carentes de amor. Con lo cual, aquello que construyen es destructivo, malsano y corrupto. Es sin duda alguna, el aniquilamiento de la filosofía. Nuestras necesidades anímicas están profundamente arraigadas en nuestra alma individual, y de ella parte la necesidad, porque es la gran necesitada. En nuestra alma convergen las influencias que nos impulsan, a los seres humanos, hacia la reunión focal de nuestras atribuciones como tutores del universo, emanando sus potestades acrecentadas por la experiencia, es decir, las nuevas pautas vibracionales para acceder a la nueva era del hombre libre.

Esta fuerza poderosa entra y sale continuamente por cada partícula atómica, y su influencia se percibe en la mente consciente. De no ser consciente de ello no se percibe y su influencia se difumina, no teniendo dónde agarrarse. Lo explicaré de otra manera. Su influencia es a modo de una criba, una selección sistemática que organiza el sistema interactivo a modo de genio de la lámpara. Donde los deseos se convierten en realidad, aunque a veces pueda parecer lo contrario. Todos aquellos que desean poseer bienes materiales serán plenamente satisfechos aunque no sean conscientes de ello. Dije poseer y quien posee es poseído por sus posesiones. Así es como actúan los demonios, pues su mayor desempeño está en la posesión en la que se sustenta su arquetipo subliminal. No significa lo mismo decir te quiero a decir te amo. Querer denota posesión, amar implica libertad. Los seres conscientes no usan el te quiero, sino el “Te amo o Te veo».

Este arquetipo subliminal del querer, es decir, poseer, lo aprovechan bien quienes lo usan en beneficio propio según sus aspiraciones de alterar y empoderarse de los individuos. Crearon las religiones para tener ese aspecto controlado asegurándose con ello que los seres humanos no pudieran establecer una conexión real y efectiva con su yo soy. De esta forma tendrían bajo control los aspectos más relevantes y evolutivos del ser humano en el limbo, tanto de la razón como del corazón, este último especialmente por ser la sede de las emociones. En el pasado cuando ciertos inquisidores detectaban a individuos que conocían el secreto implícito en el amor, es decir seres libres, los torturaban y los quemaban vivos. Estamos en la misma cuadratura del círculo.

Mientras tanto, por otro lado, estamos siendo conducidos por sistemas cibernéticos mediante la ingeniería social de los constructores y destructores de civilizaciones que tajo parejo con las religiones idearon el sistema establecido, no dejando resquicio alguno para que el mayor de los comunes pudiera acceder a su consciencia individual. Todo perfectamente diseñado. El amor fue desterrado, vistieron a la verdad con ropas lujosas y atrayentes elaboradas con la mentira y el engaño, sometieron la libertad a la ignominiosa comunidad de las posesiones generando con ello la envidia, la codicia y la maldad. Con ello se aseguraban poder establecer normas de convivencia en las cuales “Ellos”, como dueños absolutos, siempre estarían ahí para imponerlas con el uso de la fuerza de su ideario supremacista. Una farsa sacada del mismo infierno de los sentidos, en los que deambulamos como zombies a la espera de un desenlace fatal.

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