sábado, octubre 4, 2025
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Hilozoísmo en un cubo de hielo

Por Alfonso de la Vega

“Poco a poco hila la vieja el copo” y León XIV va mostrando sus cartas. Según algunos parece en la senda de Bergoglio pero más aseado de maneras. En los últimos días está siendo criticado tanto por una entrevista poco afortunada cuanto por su aprobación a la maniobra del cardenal Cupich para condecorar a un notorio senador abortista yankee. Pero también por una extraña ceremonia vinculada a la emergente religión calentológica, feliz hallazgo del Vaticano bergogliano, que lo mismo vendría sustituir en un resilente y sostenible futuro woke las cosas esas anteriores al Concilio Vaticano II, propias de carcamales y gentes retrógradas, como se sabe. La ocasión era celebrar el décimo aniversario de la publicación de la encíclica ecologista Laudato Si con un curioso espectáculo neutro en carbono titulado en inglés: Raising Hope for Climate Justice,

Dejando lo del pintoresco culto bergogliano a la Pachamama de lado, resultaría conveniente renovar el espectáculo. Y en esta singular ceremonia junto a León XIV  participó el veterano actor Chuarzeneger, publicista de la agenda climática y otras personalidades similares. Muy serio y puesto en razón León XIV bendijo un bloque de hielo. Sí, no es errata, un bloque de hielo.

Aquí los hermeneutas de la nueva revelación teológica no se ponen de acuerdo acerca del profundo significado de semejante ritual. 

Una posibilidad, aunque es preciso reconocer que conspiranoica rebuscada, es la de un cierto homenaje encubierto al famoso iceberg que hundiera el Titanic, favoreciendo oportunamente la creación de la Reserva Federal americana que tanto poder y beneficios ha dado y sigue dando a los jázaros. El caso es que el citado Chuarzeneger alabó a su compatriota el jefe de Estado Vaticano por instalar paneles solares lo que le convertiría en uno filantrópico pionero mundial en carbono neutral. En todo caso, la estafa verde asociada a la impuesta superstición del cambio del clima climático climatizable de origen antropogénico es una sustancial fuente de negocios más o menos turbios, junto a ruina social y opresión política. Así lo ha confesado poco más o menos el propio Trump.

Cualquier día se modificará el Nuevo Testamento en este sentido políticamente correcto: Y en vez del conocido “id y predicad el evangelio …que os hará libres” acaso se proclamará un “Id y colocad paneles solares” a mayor granjería de la plutocracia liberticida. 

Otros creen ver una velada referencia a la piedra en bruto sin tallar en forma cúbica de la Masonería. 

Para otros autores en cambio se trataría de un cierto ecumenismo retrógrado por el que el Papa asumiese doctrinas filosóficas presocráticas, en especial de Tales de Mileto que consideraba que la sustancia común era agua. El agua, o lo húmedo, era el principio de todo o que el caos primitivo era una masa líquida. De ahí una deriva materialista adoptada por atomistas y otros autores entre ellos su antecesor Bergoglio, o bien espiritualista con el hilozoísmo del que ahora hablaremos.

El hilozoísmo puede entenderse como un sistema de la metafísica experimental, valga la paradoja, que intenta referir a un origen psíquico el conjunto de las cosas y los fenómenos de la naturaleza. Todas las cosas tendrían alguna forma de conciencia. Alguna forma de alma. La evolución de la naturaleza sería la del desenvolvimiento de la conciencia. El hilozoísmo asocia las obras del espíritu a la naturaleza. Religión, arte, cosmología, metafísica son formas de entender y desarrollar una misma concepción universal. 

El hilozoísmo ha tenido mucha influencia en el Arte y las diferentes manifestaciones estéticas. Pintores como, entre otros muchos, el ruso peregrino en el Tibet, Nicolás Roerich. Poetas como Antonio Machado o Antero de Quental lo expresan en alguno de sus más hermosos poemas. 

Don Antonio finalizaba así A un olmo seco:

Olmo, quiero anotar en mi cartera  

la gracia de tu rama verdecida. 

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida

otro milagro de la primavera

Y en Redención, dos preciosos sonetos del poeta romántico portugués en versión de Emilio Bernal citada por Miguel de Unamuno:

 

¡Voces del mar, los árboles y el viento!

Cuando a veces, en sueño doloroso 

Me mece vuestro canto poderoso 

Igual al vuestro juzgo mi tormento.

Verbo crepuscular, íntimo aliento 

De las cosas sin voz, son misterioso,

¿No será tu quejido vaporoso

El suspiro del mundo y su lamento?

Flota un espíritu en la inmensidad

Una agonía cruel de libertad. 

Estremece las formas fugitivas. 

Y yo comprendo vuestra lengua extraña. 

Voces del mar, la selva y la montaña.

¡Almas, hermanas de la mía, cautivas!

 

¡No lloréis vientos, árboles, y mares! 

Coro antiguo de voces rumorosas 

De voces primitivas, dolorosas, 

Como un llanto de larvas tubulares 

Un día, entre visiones vesperales

Rompiendo sombras surgiréis radiosas 

De esos sueños y ansias afrentosas 

Que expresan vuestras quejas singulares 

¡Almas en el albor de la existencia 

Despertaréis un día en la Consciencia 

Y flotando, ya puro pensamiento

Veréis caer deshechas, lentamente, 

Las vanas formas que creo la mente 

Y acabará por fin vuestro tormento!

Pero hay otra esperanzadora posibilidad ¿Es un poeta o místico sensible León XIV que cuando bendice el cubo de hielo en realidad se estaría burlando de los Chuarzeneger y falsos filántropos o políticos judaizantes? ¿Acaso piensa que en el porvenir el agua del hielo será sustancia de algún santo antes de regresar al origen? 

Y aunque así fuera, en un tiempo en el que la vida y patrimonio de muchos fieles cristianos está en grave riesgo no parece muy oportuno o deja un escalofrío en el alma lo de dedicarse a bendecir cubos de hielo. 

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