España lleva camino a su propio infierno. No es sólo el carácter filosófico mafioso de las decisiones que toman los políticos, especialmente los del PSOE, muy arraigados a su costumbres totalitarias y criminales a lo largo de toda su historia, sino las consecuencias que ello tiene en el inconsciente colectivo de los españoles, que viven en una prisión mental con múltiples dependencias a sus verdugos. Sensación de estabilidad porque la supervivencia aún subsiste (se sabe que las condiciones de vida pueden ser atroces y que las personas se adaptan a ellas), lo cual les hace olvidar la realdad del mundo en el que viven y prefieren crearse una especie de fantasía psicótica que niega toda evidencia de lo que ocurre a nuestro alrededor, justificación y defensa del orden establecido como marco para entender algún tipo de realidad o tener algún punto de anclaje frente a los problemas que plantea vivir en el caos, una visión aparentemente optimista al creer que las cosas irán mejorando (el mayor y más desastroso de los sesgos de la mente humana), o el crearse una muralla o una farsa para no ver, no entender, no creer ni analizar. No sé si esto suena a nuestra realidad sociológica, pero lo cierto es que esta ceguera amenaza no trae nada bueno.
Partamos de la idea de que el primer verdugo de la cadena es el estado, sí, ése al que pagamos impuestos, pensando que nuestro esfuerzo beneficia a todo un país. Los mismos que fagocitan los ministerios, el Palacio de la Moncloa y toman decisiones en los parlamentos con total descaro, con todo tipo de privilegios, ni tan siquiera propios de otros periodos de la historia que pudiéramos considerar atroces y primitivos. Los mismos a los que muchos les dedican con mucho amor un voto en una urna. El sistema no es el estado, el estado es un instrumento casual que les viene de maravilla porque de él viven, se enriquecen, manipulan, mienten y engordan su poder como muchos aristócratas antiguos hubieran soñado alguna vez. El estado no merece obediencia, sino todo lo contrario,
El actual sistema, completamente podrido y maloliente desde la raíz es la causa. Habría que averiguar cómo se sostiene, bajo qué condiciones, cuáles son sus partes más importantes y secretas porque allí reside su vulnerabilidad. Como en toda guerra hay que conocer al enemigo mucho antes de actuar para que éste no tenga recursos de última hora que nos sorprendan. No podemos olvidar que los satánicos que nos gobiernan, no sólo son muy hábiles en el arte del disfraz, sino en el engaño. Si algo los caracteriza es la paciencia, con sus planes en ejecución debajo de la manga y dispuestos a asestarnos el golpe de manera lenta, sin que nos demos cuenta. Grandes maestros en el arte de la manipulación mental, saben como jodernos a través de la psicología de la muerte, esa que no se enseña en las universidades al ser el arma secreta en manos de pocos eruditos que tienen que hacer sus votos de obediencia y de rituales oscuros al mismo Satanás para tener acceso a esos conocimientos que sirven para fines sagrados y religiosos, porque el trasfondo de sus ideas, de sus verdaderos objetivos, obedecen a un dios pagano al que no le importa el universo, ni la vida ni la muerte, ni el bien ni el mal, ni la verdad ni la mentira, conceptos irreales para estos tiparracos que viven en peligrosísimos estados de esquizofrenia, sin necesidad de meterse ni una raya, aunque se sospecha que si la cocaína les ayuda no dudan en esnifarla para llegar a la gloria del contacto con su maestro, en un ritual de psiquiátrico.
Con esta descripción de sujetos, la única forma es dejarlos sin fuerza ni alimento. No hay que tener miedo a una partida de sujetos que se declaran comunistas, socialistas o cualquier cosa, como bandera justificativa de la ideología nazi que nos quieren imponer a la fuerza, como toda su basura de cultura woke, donde domina el odio y la intención de la ruptura social, incluso entre sexos, creando otros para que quienes se crean el cuento acaben autodestruyéndose. No hay nada mejor que crear una masa de zombis que se coman entre ellos mientras que los se inventaron toda ideología diabólica disfrutan a ver como incluso la masa estúpida sigue buscando la felicidad, el placer y la vida eterna, como auténticos demonios, a carcajadas que quien no las escucha está completamente sordo.
No olvidemos que cuando más perverso es un sistema social, como el que tenemos la mala suerte de soportar, mayor es el grado de estupidez y retraso mental por parte de quienes nos quieren hacer creer que es el único posible, que la falta de racionalidad y sentido común es una gran fuente de inspiración ´para echar abajo sus pies de barro y verlos caer es mucho más sencillo de lo que nos creemos y que lo tenemos a la mano. Sólo debemos perder el miedo, mirarlos a la cara, desafiarlos, asustarlos como ellos nos amedrentan y no soportarán la verdad. Hay que ignorar todas sus reglas, comenzando por las que nos han forzado a aceptar, como esclavos que somos, dentro de un sistema de conductas aparentemente éticamente aceptables en el nombre de una sociedad hipócrita que nos lleva al desastre. Impuestos, obligaciones legales con respeto a una partida de mafiosos escogidos muy bien por cierto para crear las reglas de sometimiento. Hay que dejarlos sin recursos, sin dinero, sin poder, sin autoridad alguna porque quien no respeta tu dignidad no tiene derecho a decirte cómo has de vivir, qué es lo correcto o no. ¿Recuerdas como cayó Ceaucesco en 1989, ese líder tiránico, también comunista que tuvo a Rumania hundida en la miseria y en la dictadura de una mente enferma, como ocurre ahora con Pedro Sánchez, un psicópata, un enfermo mental, un esquizofrénico? Las diferencias se difuminan cuando intentamos comparar modelos y las conclusiones son de película de terror.
A este tipejo hay que echarlo, no permitir que esté en su cargo ni un día más, no aceptar que el PSOE siga ahí como una organización mafiosa, al igual que ocurría con el Partido comunista. El peligro es máximo, las señales de aviso ya no son de eso, sino de ataque directo a la democracia y a los propios ciudadanos, imbuidos en una especie de tragadera o de esquizofrenia colectiva que, como grandes maestros saben crear No les interesa la salud mental. A mayor sufrimiento y desquiciamiento en las mentes ciudadanos, más cerca tienen sus objetivos.
O tomas las riendas de tu vida u otros lo harán por ti, con los ojos vendados, secuestrados y camino al cadalso.