¿Por qué no les importan los niños israelíes que mueren a manos del grupo terrorista Hamás, auténtico dictador de los palestinos? ¿Por qué no les importan las mujeres violadas y asesinadas por Hamás? ¿Por qué no les importan los hombres secuestrados y torturados en los túneles construidos por Hamás? ¿No deberían importarles los civiles de ambos bandos por igual? Son palabras de condena dirigidas hacia quienes fingiéndose personas humanitarias son activistas del cáncer social que padecemos, defendiendo a terroristas, narcotraficantes, golpistas, sediciosos y dictadores; defensores de los regímenes asesinos y corruptos de Irán, de Cuba, de Colombia, de Venezuela… y aplaudidores de Jamenei, de Díaz-Canel, de Petro, de Maduro… Y, cómo no, de Sánchez y su tropa enemiga de España. Todos pertenecen a la misma familia ideológico política. Lo que hay en la mente de sus seguidores es difícil de entender para un ser humano medianamente equilibrado y defensor del bien y lo justo. Se podría pensar que son mala gente o que están influidos por alguna energía o ente negativo; pero no. Es el resultado de un largo proceso de domesticación y programación, que deja a la vista pensamientos y reacciones cautivas; es decir, otros piensan por ellos. Su disonancia cognitiva es la consecuencia de un tipo de neuromodulación sostenida, que inhabilita un razonamiento lógico. Una vez integrado el patrón, imágenes y relatos actúan como los reflejos condicionados de Pavlov.
Dicho esto, cualquiera que sea el origen de ciertas ideas y actitudes, lo cierto es que, entre desubicados, algún problema con el análisis lógico y la deducción o algún tipo de memoria ancestral o atavismo, conforman un grupo heterogéneo de traidores –conscientes o no– de varios grados. Suena fuerte, pero así es; son traidores a la patria y a sí mismos, renegando de su historia y raíces. Salta a la vista que estas palabras son una crítica a los enemigos de la sociedad, bajo un disfraz de buenismo trasnochado e ilusorio.
El odio a los judíos/israelíes hunde sus raíces en los textos bíblicos. La zona en sí vive un conflicto ancestral de múltiples ramificaciones y, aunque se prioriza la causa económica/política, no se puede entender en su profundidad sin tener en cuenta el factor religioso-esotérico-simbólico, y la condición de los judíos como “pueblo elegido”, con patente de corso para destripar a filisteos, amorreos, amonitas, y a todo pueblo que impidiese su camino hacia la Tierra Prometida. Las tres religiones Abrahámicas están inmersas en este conflicto que ahora se encuentra en un momento próximo al punto de ebullición. En el presente artículo no vamos a hacer análisis sobre estas causas profundas, sino resaltar y condenar la dinámica antisemita –o más bien antijudía– que crece de manera preocupante y afecta al día a día de la convivencia social.
Los adalides de todas las distopías reinantes, sustanciadas en la ideología comunista-progre-woke hacen el agosto reclutando ingenuos desnortados para sus ejércitos emocionales. No empuñan armas; su estrategia es la repetición de “la mentira mil veces repetida”, al estilo de Joseph Goebbels, y peligrosas consignas de odio, provenientes de la manipulación y el bulo. Curioso y lógico a la vez que los antijudíos del mundo estén utilizando las mismas tácticas del citado antisemita y ministro de Propaganda del Tercer Reich. ¿Cuántos conocen la intrincada historia del pueblo palestino, sus guerras vecinales y sus atentados terroristas? No son los santos de la región. Nadie aquí está libre de culpa.
Los modernos inquisidores de nuevo cuño que han inventado el delito de odio, no se lo aplican a sí mismos; y, sin embargo, odian hasta el punto de traspasar la línea de lo patológico. Lo que ha ocurrido con la etapa de la Vuelta ciclista a España, teniendo que suspender el final de etapa en Bilbao, presionando al equipo Israel-Premier Tech para que se retirase no tiene precedentes. Pero parece que es la nueva tendencia, como indican los incidentes en la etapa de hoy domingo, Vegadeo-Monforte de Lemos (Lugo). y las caídas al suelo de los ciclistas Javier Romo (España) y Edward Plankaert (Bélgica), por culpa de un manifestante propalestino. Diez personas han sido detenidas. ¿Y qué? ¿Qué pena les caerá? A buen seguro que poner en peligro a los ciclistas les sale gratis.
Pero que no nos engañen: no son propalestinos, son prohamás y proetarras que tienen el virus del terrorismo en el cuerpo. Son gentuza, escoria social. Un ciudadano de bien siente vergüenza ajena ante este tipo de comportamientos. Es necesario condenarlos e impedir que sigan avanzando en sus guerras. Esto no solo es odio; es incivismo, mala educación, intolerancia, salvajismo, acoso, agresión, y creo que se podría decir más: maldad en estado puro. ¿Podrían repasar qué ocurrió el 7 de octubre de 2023? ¿Qué hizo Hamás en esa fecha? ¿A quién invadió, a cuántos civiles mató, cuántas mujeres violó y cuántos rehenes apresó? Conviene informarse, refrescar la memoria o aprender un poco de historia. Pero el analfabetismo está de moda y se hace gala de ello.
Y, paralelamente, las damas progres Ada Colau y Greta Thunberg, seguidas de otros “salvadores” del mundo, agrupados en la abigarrada Global Sumud Flotilla zarpaban del puerto de Barcelona en el yate recién estrenado, dispuestas a dar una lección de moral al mundo. Aleccionar es su vocación, pero solo verbalizan palabras huecas, desprovistas de espíritu. Los hechos demuestran que arruinan y contaminan todo lo que tocan. Las empoderadas eran despedidas por la ignorante en antropología Irene Montero, ministra cuota, por “ser pareja de”, la del “solo sí es sí” y demás ocurrencias que se hicieron leyes, en espera de ser abolidas. España merece que así sea, y volver a la cordura.
Pero la tournée para “salvar” palestinos se truncó; se habían olvidado del cambio climático; y las tormentas, el viento, los mareos, las vomitadas, y otros chanchullos sacados a la luz las hicieron volver a casa. Y como las noticias vuelan, hemos sabido que el ya famoso yate Alma Explorer –antes de nombre HCH-X–, fue comprado por una empresa vinculada a Global Sumud Flotilla y tiene un oscuro pasado: el barco se dedicaba al narcotráfico y fue interceptado por el Servicio de Vigilancia Aduanera en el itinerario Mallorca-Gerona, transportando droga procedente de Colombia. También fue escenario de orgías con drogas, alcohol y prostitutas, llamadas ahora “chicas de imagen”.
Es muy sospechoso que esta gente siempre encuentre la manera de financiar sus proyectos. ¿Quién aportó fondos para la compra del yate “humanitario”? Pues nada menos que Óscar Camps, fundador de la Open Arms, ya saben, la oenegé de barcos negreros bajo el paraguas de George Soros que, supuestamente, se dedica a salvar a los inmigrantes que acaban de soltar del cayuco a pocos metros de la costa, acción de la que todos los implicados sacan algún rédito. Gracias a esta gente de las mafias/oenegés –listos y tontos, de todo hay– tenemos a España llena de parásitos chupando de las arcas del Estado, maleantes, okupas y violadores. ¡Uf, qué pereza todo esto, y qué desgracia! Al fin, todos son primos hermanos; todos mienten; todos engañan; todos se encubren y todos se lucran. Y encima se consideran héroes y guardianes de la moral. Hay que poner freno a todo esto.
¡No nos dejemos seducir por la bondad sospechosa, ni por quienes promueven estos movimientos! Hay que despertar y aprender a llamar a las cosas por su nombre. ¿No tenemos un idioma maravilloso hablado por más de 600 millones de personas en todo el mundo? Pues utilicémoslo y echemos los eufemismos a la papelera de los creadores de la ingeniería verbal. Basta ya de seguir permitiendo que una izquierda corrupta desde su nacimiento, que solo causa miseria y muerte allá por donde pasa, continúe con sus rancios relatos de bienestar y democracia. Son enemigos de la prosperidad, de la propiedad privada y la libertad. Odian la riqueza del rico, pero cuando tocan poder roban a manos llenas y se convierten en capitalistas horteras, mientras empobrecen a la sociedad que desgobiernan. Son enemigos de lo sagrado y el orden porque se alimentan del caos y mantienen pactos extraños con el lado oscuro. Su guerra contra Dios terminará, pero hay que tomar parte activa.