lunes, septiembre 15, 2025
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La Yoli, ¿sola ante el peligro?

Por Alfonso de la Vega

La segunda semana de septiembre ha resultado plena de acontecimientos tanto nacionales como internacionales, algunos de ellos muy graves. Aquí la monarquía filipina se ha mostrado como una especie de maravilloso circo multipistas. El miércoles el espectáculo se encontraba dividido entre los juzgados de la plaza de Castilla donde “declaraba” la consorte, el cine donde Amenábar hacía propaganda de su peculiar condición tratando de tergiversar la memoria de uno de los más grandes españoles de todos los tiempos y con la pista circense central en el Congreso.

El toreador, toreador se fue con su amada esposa a ver la cosa esa de Amenábar y dejó sola ante el peligro a la Yoli la cursi comunista que, inasequible al desaliento e impasible el ademán, se esfuerza en destrozar la economía española. Está muy feo eso de largarse al cine en horas de trabajo. Desde luego que no es un buen ejemplo para un supuesto dirigente prócer de la clase supuestamente trabajadora, pero ya estamos acostumbrados a tantos y enormes disparates que apenas llama la atención otro más. Dentro de este presunto gobierno del proletariado el amable lector argüirá que pese a “vestirse de Prada” la Yoli es de las pocos zurdos actuales que parecen mantener un cierto marxismo clásico. Sí, pero no. La Yoli es producto de una cultura obrera industrial de empresa pública hoy transformada, y ya casi arrumbada por la globalización. Si lo de La Yoli no es cinismo puro y duro al menos se comporta de modo incoherente como casi todos los sindicalistas oficiales valerosos que no parecen ver más allá de un pillar subvenciones y vivir del cuento. La Yoli es miembro de un gobierno globalista, sorosiano, vonleyeno, devastador de la soberanía nacional con todo lo que eso lleva consigo incluido naturalmente la protección del trabajador, el sistema productivo y la sociedad en su conjunto, objetivos a batir por la globalización, la Agenda 2030 y el NOM. La Yoli es una incoherente, pero para entenderlo mejor conviene comprender de qué forma encaja el neomarxismo actual, el progresismo woke, en el plan social de la plutocracia internacional y su instrumento el neoliberalismo.

En efecto, el neoliberalismo actual promotor de la globalización contra los legítimos intereses nacionales tiene que ver básicamente con la hegemonía de lo financiero sobre lo real, y el marxismo clásico con la lucha de la clase trabajadora contra el Capital ha evolucionado a la creación de, y pugna entre, diferentes colectivos más o menos particularistas, ajenos al internacionalismo proletario clásico, que no hace falta repetir aquí. Todo ello, que podemos resumir como “woke”, favorece el desorden y la injusticia social, la descomposición y creación de guetos. No es de extrañar que una de las obras de referencia de este movimiento como la del neomarxista americano Saul Alinsky, gran gurú del Partido Demócrata al que servía Sánchez, titulada Rules for radicals, esté dedicada nada menos que a Lucifer. Alinsky fue un marxista americano con cierto componente satánico. Judío sionista, nacido en Chicago, ex mafioso de la banda de Al Capone, faro iluminador del Partido Demócrata al que ilustró sobre una forma de hacer política mediante técnicas como las comunity organizing, “una organización popular es un grupo conflictivo, su única razón de ser es lanzar una guerra contra los “demonios” que le causan sufrimiento e infelicidad”. Pero algunos de los “demonios” a los que se refiere Alinsky no serían objetivos o sociales, sino que tienen una base subjetiva, psicológica, tales como la envidia igualitaria, el resentimiento social atávico, el odio a la jerarquía espiritual, intelectual y moral, la conciencia de la propia mediocridad, el fracaso en el proceso de individuación, en la maduración como ciudadano adulto, educado, sujeto de derechos pero también de deberes. Es decir, en los contravalores del liberalismo clásico y de la educación, que fomentados y explotados por la izquierda resultan pilares permanentes de la actividad demagógica populista del PSOE.

El aspecto satánico o demoníaco del movimiento woke no se puede negar. La civilización occidental se encontraría no solo en la degeneración espiritual, moral, cultural, económica y social sino también en un proceso creciente de infestación diabólica. Pese a los disimulos se demoniza la actividad productiva con los camelos y supersticiones ecologistas, abandona a la clase obrera o trabajadora en general, (componente de la economía real) como instrumento revolucionario para “empoderar” a diferentes grupos o colectivos que ya no tienen que ver con las fuerzas productivas ni con las relaciones de producción del marxismo clásico y a los que se les ofrece tribunas y eco de resonancia y representación impostada en los media controlados, gente embrutecida, violenta, fanática, intolerante, envalentonada y soez. Acabamos de comprobar horrorizados como festejaban el cobarde asesinato de Charlie Kirk en Utah. Más que defender al trabajador, su razón o al menos coartada histórica de ser, ahora la cuestión es defender a las instituciones globalistas (Europeísmo tecno-burocrático, BCE, FMI, ONU, OTAN, “Bilderberg” y similares…).

El gobierno actual no deja de presentar comportamientos autistas, pues parece inmune a la razón y a las experiencias históricas. En la vecina Francia se celebró mucho la entronización de las 35 horas, pero hoy, comida de deudas y en crisis permanente, está a la cuarta pregunta. El papel del dinero en la actividad económica ahora es diferente. Frente a la economía real, la que satisface necesidades reales de la sociedad, el neoliberalismo representa la hegemonía de la economía financiera. Es por eso que las ocurrencias de la Yoli y demás coleguillas, en el mejor de los casos de un pan para hoy pero hambre para mañana, van en perjuicio de la clase trabajadora de la economía real para promover el poder omnímodo en los mercados de los monopolios y grandes corporaciones transnacionales. Suponen la progresiva destrucción del nutrido entramado de pequeñas empresas y especialmente de los autónomos en todos los sectores económicos pero especialmente en algunos de los pilares que vienen sosteniendo la economía española. Sector primario, servicios, etc. Las nuevas regulaciones que las bombardean sin piedad van dirigidas a arruinar a las pequeñas empresas.

Para intentar compensar el aumento de la vagancia o del paro que promueve sus políticas desestabilizadoras antisociales, la Yoli regala paguitas con cargo a más impuestos procedente del esfuerzo de los trabajadores que aún lo son junto con el aumento de la deuda a mayor negocio y granjería de sus amos usureros. El revolcón parlamentario del miércoles en un país serio, que no en el podrido régimen actual, la debiera llevar a dimitir o al escaqueado enamorado cinéfilo a cesarla. Pero dónde va ir a la pobrecilla que más valga, sería una crueldad ahora que ha probado las mieles del momio, las delicias de luchar en las exclusivas tiendas del barrio de Salamanca por los pobres de la tierra y la famélica legión. Si no quiere aprender de Francia o Alemania al menos la Yoli debiera ser más prudente y prevenir que a “todo cerdo le llega su San Martin”. Ajeno al peligro el gorrino engorda cebándose con bellotas en montanera o con pienso, hasta que llega la hora fatal de sacrificarlo.

La fuga del gran timonel en horas de trabajo además de incumplir sus obligaciones refleja su falta de empatía con esta iletrada que mantiene como subordinada. E indica que o ya da todo por perdido o lo que parece más probable, se cree que puede volar como un Ícaro trapecista sin red y con nulo miedo a que le pase nada. Pero el gobierno filipino parece estar al borde de la desbandada. Solo les une el control del reparto del botín menguante. El problema no es que se estrelle sino que nos va a estrellar a todos con la complicidad de las principales instituciones borbónicas.

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