Por Alfonso de la Vega
Algunos gerifaltes del socialismo azul aseguran y perjuran que hay un PSOE bueno. Son pregoneros del régimen putrefacto del 78 que necesita seguir con el juego bipartidista mohatrero para mantener la ficción “democrática”. Ciertos miembros del PSOE empiezan a sentir la necesidad de un salvase quien pueda, con la creciente angustia de plantearse de qué van a vivir gentes sin oficio, ni acostumbradas a no trabajar en algo honrado, todo el lumpen ligado al socialismo comisionista que forman las huestes del socialismo redentor de los parias de la tierra y de la famélica legión. Buena pregunta y tremenda para decenas de miles de personajillos de currículo tuneado, el que lo tenga, todos al borde del precipicio y la terrible humillación de tener que dar un palo al agua.
Sin embargo, ahí está el rol de la banda no menos siniestra del socialismo azul como cirineo voluntario para cargar con la cruz de la corrupción del socialismo propiamente dicho y mantener el tenderete arrebatacapas y vende patrias del 78. De ahí el intento engañoso de blanquear al PSOE en que evidentemente también se encuentra de modo público y decidido la propia Corona.
En realidad la cuestión más importante es otra: el Régimen borbónico contra el Pueblo. En efecto, el Régimen parece que estaría empezando a tener cierto miedo a pueblo y apuesta por protegerse con el enroque. Miedo a que el pueblo por fin despierte y compruebe que el dinosaurio sigue allí. Y si se despierta ha de rebelarse, que en ello le va la supervivencia. En la vecina Francia ya se manifiesta ese despertar a base de desgracias, incluso anunciadas por el propio gobierno y en otros pueblos europeos también se empiezan a cuestionar las instituciones usurpadas y viciadas por el globalismo, que cada vez disimula menos reprimiendo sin piedad a la ciudadanía.
En este desorden de cosas el tenebroso y cínico don Mariano calzas lilas se ha declarado partidario de la supresión de fronteras, y ahora también de un viejo sueño húmedo de los partidos dinásticos. El del famoso gobierno de Coalición como partido único para repartirse como botín lo que poco que vaya quedando de España sin ningún tipo de escrúpulo, freno ni disimulo.
Ya no sorprende el último contubernio entre los dos partidos dinásticos para repartirse los jueces. El pacto contra natura desde el punto de vista de la auténtica separación de poderes propia de una democracia verdadera ha sido patrocinado y apadrinado por la degenerada UE de una presunta, investigada por corrupción, que acaba de mostrar la inoperancia para el bien de las podridas instituciones de la UE con lo de la moción de censura por corrupta, musa inspiradora común de ambas formaciones socialistas y populares. A falta de una cámara o micrófono para ver cómo cohechan cada vez con menos disimulo cabe imaginar al menos como ficción o realismo mágico que no parecería haya sido muy diferente de la famosa reunión de mafiosos y gángsters de El Padrino.
Un importante mafioso arbitra y modera a las instituciones para lo que reúne a las dos principales famiglias enfrentadas que se disputan el sustancioso y floreciente mercado de la delincuencia neoyorkina para que se pongan de acuerdo y no hagan peligrar el botín común. El jefe de los Tattaglia exige a don Vito, jefe de los Corleone, que comparta con ellos políticos, policías, periodistas y jueces. A lo que don Vito termina accediendo con la condición sine qua non de que a sus familiares directos no le pase nada bajo ningún concepto ni jurisdicción. El árbitro mafioso sentencia: «Si Don Corleone tiene los jueces y los políticos de Nueva York, los debe compartir y dejar que otros los usen, debe dejarnos sacar agua del pozo. Cierto que puede presentar factura por el servicio, después de todo… No somos comunistas.«
Hay que decir que la cosa no es exactamente igual aquí porque, entre otras cosas, Don Corleone es todo un líder, bárbaro, un hombre endurecido por la vida, hecho a sí mismo, que sitúa la amistad, la lealtad, y la familia en lo más alto de la lista de virtudes, que tiene un código de honor y decoro, que lo hace despreciar el tráfico de drogas, y que valora su palabra manteniéndose en una antigua moral sexual.
EEUU siempre marca tendencia mundial en cuanto a doblez, hipocresía y corrupción se refiere, pero como buen patriota me entristece observar que en el Reino de España a falta de anticuados códigos de honor como los de don Vito se están superando con creces tales mañas mafiosas. La prostitución y el chantaje como métodos de formación y selección del personal que ha de ocupar los más altos destinos. No sólo controlar a políticos, policías, periodistas y jueces, sino algo más difícil todavía, un hito inédito en todo el mundo, el que sean los propios mafiosos y delincuentes quienes redacten el Código Penal a su conveniencia y granjería bajo la filantrópica firma constitucional de Su Majestad en cuyo nombre se administra la Justicia para institucionalizar este insólito avance de la civilización.
Los cortesanos más inquietos o desavisados buscan para que ponga un poco de orden y decoro a Su Majestad si no como garante de la constitución, al menos por su propia supervivencia política. Pero, a estas alturas tal cosa es como creer en los Reyes Magos, una ingenuidad digna de mejor causa o impropia de ciudadanos adultos en vez de humillados e infantilizados súbditos. A juzgar por la enorme sonrisa de satisfacción y complicidad con la que saluda a su valido estaría encantado con el desempeño del falsario. Quien, protegido por toda una legión de guardaespaldas y hombres de estaca, medita en Canarias rodeado por su más íntima camarilla, lejos de las calamidades provocadas por las invasiones de hordas africanas que potencia con la complicidad del PP, qué nuevo golpe perpetrar a la vuelta de setiembre para tratar de mantenerse en el poder, incluso sin necesidad de un gobierno de coalición con los azules. Ahora bien, ¿Para salvar al PSOE es preciso sacrificar a Sánchez?, ¿Sánchez puede terminar acabando con el Régimen del 78 tal como lo hemos conocido hasta hora?
Su Majestad calla y otorga. El pueblo parece dormido, calla o se aguanta.