Se ha confirmado el fallecimiento de Kelley Mack, conocida por su papel como Addy en la popular serie The Walking Dead, a los 33 años. La actriz, cuyo nombre real era Kelley Klebenow, murió el 2 de agosto de 2025 en Cincinnati, Ohio, tras una batalla contra un glioma del sistema nervioso central, un tipo raro y agresivo de cáncer cerebral. La noticia fue dada a conocer por su hermana Kathryn a través de la cuenta de Instagram de Kelley el 5 de agosto de 2025, dejando a sus seguidores y al mundo del entretenimiento en shock.
Kelley fue diagnosticada con el glioma en noviembre de 2024, según se detalla en su obituario y en las declaraciones de sus seres queridos. Los gliomas son considerados los tumores cerebrales más comunes en adultos, pero su tratamiento representa un desafío significativo debido a la limitada capacidad de reparación del cerebro y la ubicación específica del tumor. Los síntomas incluyen dolores de cabeza, convulsiones y déficits neurológicos, lo que pudo haber afectado a la actriz en sus últimos meses de vida. A pesar de los esfuerzos médicos, la enfermedad avanzó rápidamente, llevándola a su fallecimiento en menos de un año tras el diagnóstico.
Kelley Mack deja una huella notable en la industria del entretenimiento, acumulando 35 títulos como actriz y cinco como productora. Además de su papel como Addy en la novena temporada de The Walking Dead —una serie que se emitió desde 2010 hasta su final en 2022—, participó en proyectos como Chicago Med y varias películas. Su personaje, Addy, era una residente de la Colonia Hilltop, conocida por su madurez y valentía, rasgos que muchos admiradores ahora asocian con la propia Kelley. Su amor por la narración de historias, la familia y los amigos fue destacado en su obituario, donde también se mencionó que avistamientos recientes de mariposas han sido interpretados por sus seres queridos como una señal de su presencia espiritual.