viernes, agosto 15, 2025
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La muerte es invisible

Se desconoce el número de víctimas mortales por las mal llamadas vacunas covid 19, un hecho obvio cuando el asesino no desea quitarse la máscara y decir a las claras los efectos de la manipulación criminal más terrible hasta el momento, todo un plan de asesinos pensado  paso a paso en 2020, al peor estilo de los peores asesinos en una imaginación completamente enferma.

Se sabe de sus efectos secundarios, que describen por cientos. Muchas de sus víctimas pagaron su precio entregando sus armas como trofeos al mismo Lucifer, una gran promesa de quienes dijeron ser nuestros políticos y que, al final, adoraron las brasas del infierno y del poder. Y es que mandar huele a fuego, donde estos seres arderán en la eternidad.

Las manipulaciones torticeras de estos sicarios, desde médicos, pasando por enfermeras, ministros y asesinos a sueldo de Bill Gates, no tienen límite. Una de las excusas empleadas para justificar el cambio climático es que el calor sube el nivel de muertes y que es altamente peligroso para un sector de la población. El argumento no puede ser más falso, como todo lo que nos dicen desde el ministerio de sanidad, para hacernos pasar por estúpidos y conspiranoicos si osamos decir que todo ello es cuento.

Ya tenemos pruebas suficientes. Los falsos informes del uso de las mascarillas o de las pruebas PCR, los casos de corrupción que la justicia está investigando por la compra de aquéllas, con ministros y altas autoridades involucrados en actividades de enriquecimiento ilícito. Está claro que nos venga una ministra despreciable a decirnos lo que es ciencia es simplemente un insulto a la inteligencia y que después de cinco años mantenga el mismo discurso, el cual consideran innegable, es de juzgado de guardia.

Mientras la muerte covid sigue su curso, silenciosa, se siguen ocultando datos. Una de las grandes trampas para justificar todo el daño del cambio climático es atribuir las muertes a las subidas de las temperaturas, lo cual es un completo absurdo, teniendo en cuenta que este año hemos tenido uno de los veranos más fríos en los últimos años y que nada justifica dicha afirmación. Es más, intentar crear un clima de terror en la sociedad con mensajes banales, que se sueltan de manera aislada e inconexa, pero intencionados para que la gente no pueda relacionarlos con contexto alguno, es el objetivo de esta patraña.

Luis de Benito ha realizado una interesante investigación en este sentido. Tras preguntar a los parientes de las víctimas descubrió que la gran mayoría habían recibido el veneno covid 19 en sus respectivos hombros. La termolabilidad es la capacidad a altas temperaturas de un organismo, es decir, la sensibilidad. Las alteraciones del sistema nervioso vegetativo, los desajustes en la vasoconstricción, la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la respiración, la sudoración, así como los efectos gastrointestinales y neurovegetativos explicaría por qué ciertas personas no soportan ciertas temperaturas, de modo que se vuelven más sensibles al calor. Los venenos covid tienen mucho que ver en eso, dado que, a pesar de no provocar la muerte a corto o medio plazo, si pueden hacerlo a largo plazo, incrementando el número de fallecidos en situaciones que antes podrían considerarse extrañas. Las fuertes subidas de temperaturas pueden ser uno de los contextos en los que se pone en evidencia la incapacidad del organismo a reaccionar de manera lógica y adaptativa, produciéndose la muerte masiva en miles de personas. Se desconocen cuántos contextos parecidos pueden existir. Además, las estadísticas ya señalan que en este año 2025 los casos de cáncer se incrementarán en más de un tres por ciento. ¿Gurús o efecto deseado?

Éstas y otras situaciones nos sitúan a la muerte como el aire, esparcido desde la administración pública, por orden de las mal llamadas autoridades, ocultándola de manera sigilosa, haciéndola presente ya sea en forma de dana, de inyección silenciosa o de inducción al suicidio. Dado que el gobierno que tenemos no es el gobierno de los españoles, sino el gobierno de la muerte, dado que ésta se vuelve imperceptible, todo adquiere ese tufillo demoniaco, expandido como un insecticida invisible. Lo peligroso es que, al no ser vista, pasa por tu lado con cada acto espurio, corrupto, criminal mafioso, cada vez que te van robando la energía poco a poco, como si los que dicen gobernados hubieran pasado antes por un curso de vampirismo, aunque en este caso, y aquí está lo peligroso, no te muerden, sino que te van robando la energía hasta dejarte exhausto.

Este análisis, que para muchos podría parecer exagerado, se siente cuando la realidad huele a formol, para mantenernos vivos en la falsa conciencia de nuestra libertad como ciudadanos y miembros de esta sociedad, cuyos moldes van variando de manera sigilosa, mientras muchas personas prefieren conectar con su muerte incluso emocional. No sentir, no ver, no oler, no tocar, no sufrir, negar la realidad e inventarse otra, mejor dicho, hecha por manos misteriosas. Sólo en un ser tan limitado como el anterior puede subsistir en un ambiente de que de por sí  respirar ya es mortal e irrespirable, mientras las conciencias duermen.

La muerte tiene muchas formas y estar vivos es enfrentarla y quitarle la máscara, arrancar las duras capas de mentira que ocultan la verdad y tener un estilo de vida acorde con ella, aunque, paradójicamente nos cueste la vida para que nuestro esfuerzo no sea considerado en vano.

O seguimos con los ojos cerrados o los abrimos al infierno.

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