Por David Azañón (Subinspector 87713)
España, es el campo de pruebas de todas las atrocidades de la Agenda 2030. La prueba del nueve de que esta afirmación es veraz es que los 350 caudillos han gastado, en esta legislatura, un total de 20.319 millones de euros en concepto de paripé de género aunque utilizan el eufemismo Plan Estratégico para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres (PEIEMH).
Por el contrario, en el mismo periodo, en prevención y extinción de incendios han gastado 2.371 millones, aproximadamente un 10% de lo derrochado en el paripé de género.
Lo datos son escalofriantes, antes de leer, piensen en su declaración de la renta, en sus familias, en cómo llegan a final de mes, en la bolsa de la compra, en el precio de la gasolina, en los radares de la DGT y sus homólogos locales. Gracias a los cuasi infinitos chiringuitos de los 350 caudillos, incluyendo las malditas CC.AA. que no hacen sino separar a los españoles, a los observatorios de la mujer, “embajadas” catalanas y vascongadas, alojamiento, manutención, atención médica, asistencia letrada e intérpretes a inmigrantes ilegales y paguitas a innumerables inmigrantes legales, MENAS, etc. la deuda pública de España asciende a más del 127% del PIB, en román paladino, cada español debe la friolera de 38.129,83 euros o, peor aún, en términos de contribuyentes, es decir, de los que trabajan deben 87.223.93 euros. Ustedes saben perfectamente lo que cuesta no sólo ganar sino ahorrar tal cantidad de dinero. Si esto no es para que los españoles salgan a las calles a, como mínimo, poner la voz en grito díganme que lo es entonces.
¿Ha visto alguien a algún orco de esos que sólo salen durante el chochoM a manifestarse para justificar el latrocinio existente cuyas cifras ya he mencionado o a apagar incendios?
¿Han salido a la carrera los liberados sindicales a apagar incendios?
¿No deberían los presos e inmigrantes ilegales de España ser obligados a trabajar en las tareas de desbrozamiento de los campos de España?
Los únicos que están combatiendo el fuego son los bomberos, y los españoles que han despertado, los que no esperan a que papá estado haga todo pero es que papá estado no es un padre sino un padrastro y mira por sus intereses no por los de todos nosotros.
Para los zotes que creen que Feijoo, o cualquier otro, es algo distinto a Sánchez les mostraré el enésimo ejemplo de que son exactamente lo mismo, fíjense en el pin que llevan, el mismo que el Borbón. Como siempre afirmo, estimados compatriotas de toda ideología o condición, no me crean, apaguen la TV e investiguen por ustedes mismos.
En España, la prohibición de recalificar terrenos incendiados estaba regulado en la Ley de Montes (Ley 43/2003, art. 50) que establecía que no se podía cambiar el uso forestal de un terreno quemado durante 30 años. También prohibía cualquier actividad incompatible con la regeneración de la cubierta vegetal.
Pues bien, tras la reforma de 2015, con el gobierno, del también globalista Rajoy, se introdujo una excepción: las CC.AA. podían autorizar el cambio de uso antes de 30 años si concurrían “razones imperiosas de interés público de primer orden”. Esta modificación dejó expedito, nuevamente, el camino a la especulación urbanística y a los incendios provocados con fines de recalificación, que bien son urbanísticos, fotovoltaicos o eólicos. Como afirma la letrada Pilar Esquinas, de Aguaiuris, quien está llevando una magnífica labor destapando la venta de nuestra agua a multinacionales extranjeras, fíjense en los lugares quemados y observen lo que allí se va a construir en los próximos meses.
El historiador y filósofo, George Santayana afirmó: “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Y España, además de tener poca memoria, la poca que tiene se la están extirpando, a base de drogas y alcohol, recordemos a todos esos mentecatos que durante el apagón corrieron a los bares so pretexto de “evitar que la cerveza se caliente” o mediante esa aberración denominada memoria histórica que es el equivalente al Ministerio de la Verdad de George Orwell, controla el pasado para controlar el futuro.
Apaguen la TV, dejen sus teléfonos móviles y lean antes de que prohiban los libros.