¡Esto es uno no parar! El juez ahora eleva la imputación de Isabel Pardo de Vera, expresidenta de Adif, a cinco presuntos delitos graves relacionados con el escándalo de corrupción conocido como “caso Koldo”.
La investigación, que apunta a un entramado de amaños en adjudicaciones públicas durante la etapa de José Luis Ábalos como ministro de Transportes, pone también en el foco a Pardo de Vera, a la que se investiga por los presuntos delitos de malversación de caudales públicos, cohecho, tráfico de influencias, prevaricación y pertenencia a organización criminal. Un auténtico cóctel de corrupción que sacude al partido socialista y refuerza la idea que todos tenemos: que el PSOE está podrido.
El juez Ismael Moreno, encargado de la investigación en la Audiencia Nacional, autorizó el pasado 25 de junio el registro del domicilio de Pardo de Vera en Santiago de Compostela, donde la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil encontró documentación clave, incluyendo un contrato de suministro de cinco millones de mascarillas adjudicado por Adif durante la pandemia. Este hallazgo, según fuentes judiciales, refuerza los indicios de que Pardo de Vera jugó un papel determinante en la manipulación de contratos públicos para favorecer a empresas como Acciona y Levantina Ingeniería y Construcción (LIC), siguiendo presuntamente las órdenes de Koldo García, exasesor de Ábalos, y del propio exministro.
La investigación revela un modus operandi descarado: Pardo de Vera y Javier Herrero, exdirector general de Carreteras, habrían facilitado información privilegiada y manipulado procesos de licitación para beneficiar a constructoras seleccionadas, todo ello bajo las directrices de una red que involucra a figuras clave del PSOE, como el exsecretario de Organización Santos Cerdán, actualmente en prisión preventiva.
Una conversación grabada en 2020 por Koldo García muestra cómo éste insistía a Pardo de Vera para adjudicar un contrato a LIC, a lo que ella, consciente del riesgo de levantar sospechas, respondió: “Le hemos dado una de 700.000 hace nada, eh. Hace nada, es que otra vez va a cantar, déjame mirarlo”. A pesar de sus reticencias, se comprometió a explorar opciones para favorecer a la empresa, lo que evidencia una actitud cómplice en el supuesto amaño.
Pero, como saben, este no es el primer escándalo que salpica a Pardo de Vera. La Audiencia Nacional ya la investigaba por la contratación “irregular y caprichosa” de Jésica Rodríguez, expareja de Ábalos de la que ya nadie se acuerda, en las empresas públicas Ineco y Tragsatec, un caso que le valió imputaciones previas por malversación y tráfico de influencias. Jésica, según el juez, no realizó actividad laboral alguna durante dos años y medio, pese a cobrar puntualmente su salario, lo que apunta a un claro caso de enchufismo orquestado con la colaboración de Pardo de Vera.
Y en medio de este lodazal, no podemos olvidar las palabras de Ana Pardo de Vera, hermana de la imputada, quien en el programa Todo es mentira salió en defensa de Isabel con un contundente: “No te atrevas a decir que mi hermana hizo algo ilegal”. Vaya con la hermana. Aquella defensa airada, que buscaba blindar la reputación de Isabel, se desmorona ahora ante la gravedad de los cargos. Los 342 millones de euros en obras presuntamente amañadas que firmó Isabel Pardo de Vera, según la UCO, no son precisamente un detalle menor.
El caso Koldo, que inicialmente se centró en contratos de mascarillas durante la pandemia, ha destapado una red de corrupción que salpica a las más altas esferas del PSOE. La implicación de figuras como Ábalos, Cerdán y ahora Pardo de Vera pone en evidencia un sistema donde el clientelismo, las mordidas y el abuso de poder parecen haber sido la norma. La imputación de Pardo de Vera por presunta pertenencia a organización criminal no es un detalle menor: sugiere que no actuó sola, sino como parte de una estructura bien organizada que manipulaba el sistema público en beneficio propio y de unos pocos privilegiados.
Mientras el juez Moreno cita a Pardo de Vera y Herrero para declarar el próximo 21 de julio, la pregunta que queda en el aire es: ¿hasta dónde llegará toda esta trama? Por ahora, lo único claro es que el PSOE está ya en la putrefacción, y la hermana de Ana Pardo de Vera, lejos de ser intocable, está en el centro de un escándalo que no hace más que crecer.