Por Alfonso de la Vega
El último “acuerdo” entre el emperador y la bruja parece inspirado en la famosa saga de El Padrino. Al díscolo comerciante que no paga la protección mafiosa se le arruina el negocio y de ese modo escarmienta para sí y para los demás. Por mucho que disimule con su entrenada sonrisa de hiena voraz y traicionera, a la soberbia y altiva bruja no le ha debido sentar nada bien este alarde de sumisión pública al errático emperador bombardero a traición. Venden su trágala como necesaria para el logro de una paz duradera y evitar una perniciosa guerra entre bandas. Con esta batalla victoriosa durante algún tiempo el emperador disimula sus chanchullos, traiciones y lolitas isleñas. Una posible rectificación a su actual retroceso en las encuestas y descrédito en MAGA. Y la otra protege sus desfalcos cuando ministra alemana de defensa o los abusos durante su «clandestina» negociación para comprar inyecciones a siniestros tenderetes relacionados con su marido.
El emperador impone un 15% de arancel a la mayoría de las exportaciones europeas, salvo algunas que interesan a grandes capitales, mientras la bruja los elimina para las estadounidenses. Para colmo, se compromete a realizar inversiones por 600.000 millones de dólares en la metrópoli imperial, adquirir energía gringa, sobre todo GNL y material atómico, por un monto de 750.000 millones de dólares y a comprar chatarra bélica más o menos obsoleta al deep state para afianzar su cuenta de resultados y mantener la ruinosa sangría ucraniana, un cáncer devastador para toda Europa. Una guerra promovida por el imperio para intentar saquear a Rusia y mantener a Europa doblegada y en creciente decadencia gracias a títeres corruptos y sin escrúpulos.
Como corolario de la criminal voladura occidental del gasoducto Nord Stream institucionalizan obligarnos a comprar GNL mucho más caro al emperador, poniendo en peligro tanto la regularidad del abastecimiento como la propia competitividad económica. Con el cinismo que la caracteriza nos vende esta onerosa sumisión como una victoria para su colonia al proteger sectores sensibles, diversificar fuentes de suministro energético y reducir la dependencia del gas y petróleo rusos. La dependencia de la metrópoli imperial y traer GNL mucho más caro desde la otra punta del Atlántico como se ve es mucho mejor sin duda alguna.
Mientras tanto y llena de desfachatez, la bruja amenaza con terminar de arruinar a la agricultura y ganadería europeas a fin de hacer sisas y ahorrativas economías para pagar la creciente extorsión imperial. Con esta sumisión lo de la famosa transición ecológica y demás dogmas comisionistas espurios resulta otra cuestión a rectificar. Pero también es preciso reconocer que tanto en objetivos como en políticas la misma actual UE es una rectificación en toda regla de las originales CE y CEE.
Otro sí rectifico
Pertenezco a una generación ya cercana al ocaso que debe hacer examen de conciencia y rectificar muchos de sus criterios y actitudes en todos los órdenes de la vida. Estamos viendo que muchos de nuestros anhelos juveniles están siendo traicionados, derrotados y arrojados al vertedero.
Pensábamos que lo de la democracia era cosa diferente a la estafa mohatrera devastadora actual, en que bandas rivales se disputan el botín mientras terminan de arruinar y embrutecer a los súbditos con los que sólo se cuenta para pagar las orgías. Que la justicia era igual para todos. Que la libertad iba a ser defendida contra los abusos del Poder. Que se iba a proteger el patrimonio espiritual, cultural, económico y natural de España. Que la soberanía española iba a ser reforzada para intentar promover nuestro progreso y bienestar en vez de ser diluida en organizaciones al servicio del enemigo.
Que lo del ingreso en la CEE iba a ser bueno para nosotros y no resultar peor que el meritísimo acuerdo anterior del gran ministro Ullastres. Baste decir que el poder adquisitivo actual en España es menor que antes de la entrada del euro como devastador caballo de Troya. Que sin embargo, deberíamos mantener nuestro status de neutralidad internacional sin ser captados por la OTAN.
Pero no, estamos viviendo la desolación de una quimera. El mundo que, ilusos, pensábamos podríamos contribuir a crear se ha desvanecido entre las sombras de la devastación espiritual, la infinita corrupción material, del entendimiento y de conciencias ligada al NOM y la Agenda 2030. Instrumentos suyos que han traicionado a la civilización, la UE y la OTAN han devenido en un dogal ignominioso, en una ratonera ruinosa y criminal de la que los diferentes pueblos europeos debieran intentar librarse porque les va su propia supervivencia en ello.
Y en lo más personal o profesional, ¿qué decir? Toda la formación, criterios, experiencia o el conocimiento acumulados durante el desempeño de una vida de trabajo en diferentes ámbitos han devenido en una rémora para adaptarse a estos tiempos woke en los que todo está al revés, y en el que ya ni siquiera las palabras mantienen su significado. La extraña y triste sensación de fracaso, de haber sido estafados por un sistema que nos ha traicionado y de trasmitir a las generaciones futuras un mundo mucho peor que el recibido. Unas generaciones que en parte parecen haber caído en una especie de anomia espiritual, de descortesía, de mala educación, incluso de soez e indecorosa chabacanería.
Rectificar es de sabios. Es preciso reconducir completamente desde unas reconstruidas bases morales este actual sistema putrefacto. Pero ni nos van a dejar ni probablemente ya estemos a tiempo o en condiciones de hacerlo. Nos queda intentar comprender y mantener la propia dignidad personal mientras podamos.