martes, julio 22, 2025
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Magdalena del Amo: ¿Se puede ser buena persona y seguir votando al PSOE, el partido más corrupto y amoral de la historia?

¿Nos merecemos esto? ¿Nos merecemos un gobierno tan corrupto, capaz de cualquier cosa con tal de colmar sus múltiples ambiciones y fantasías? ¿Se puede ser buena persona y volver a votar a Pedro Sánchez o a su sucesor o sucesores?  Porque, no nos equivoquemos repitiendo el mantra de “el PSOE bueno”. No lo hay. Admitimos que la escala de la maldad tiene grados, y que parece no ser lo mismo hablar de García Page que de Pedro Sánchez. Aparentemente, no. Pero son lo mismo. Nunca hemos visto al manchego oponerse a la distopía de su líder ni formar parte del cupo de votos que necesita Feijóo para una moción de censura. Así que, “obras son amores”, dice el refrán. ¿Dónde están los buenos, pues?  

Muchos sentimos vergüenza al leer en la prensa extranjera, día sí y día también, los sórdidos asuntos que desde la carpeta del rumor han saltado a la de hechos constatables, como vamos viendo en los juzgados, y en el silencio de algunos, aún esperanzados en poder librarse de la cárcel.

No sé por qué nos extrañamos tanto. Viniendo de socialistas y comunistas era de esperar, pues sabido es que la corrupción y la inmoralidad en sus diversas manifestaciones son las características que los definen. Son así por naturaleza y no van a cambiar. Son los de siempre, los del Frente Popular –que ahora piensan relanzar–, los robadores de elecciones, los de las checas donde se practicaba la tortura a inocentes y después remataban en Paracuellos y otros lugares malditos; los que asesinaban a tiros en la calle a los adversarios políticos; los violadores de novicias, los pederastas, los amantes del sacrilegio, los que disparaban al Cristo del Otero, los del aborto, los de “hijos sí, maridos no”, que gritaba la Pasionaria; los ladrones del oro del Banco de España y mil cosas que no recuerdo. 

Su pasado es turbio donde los haya, y lo saben. Por eso tratan de cambiarlo a través de leyes de memoria histórica ad hoc, para una sociedad desmemoriada e ignorante, cuya auténtica protagonista es la mentira en forma de calumnia. Su odio a España es genético y enfermizo. Por eso han integrado la leyenda negra y difunden los mil bulos sobre la Hispanidad. Por eso en sus agendas siempre está presente la destrucción de la patria, a la que nunca han querido y admirado, ni siquiera respetado. Por eso están regalando territorios españoles y han desmantelado las diferentes fuentes de riqueza, léase minería, pesca, astilleros, automoción, comunicaciones, que nos permitieron ser la novena potencia del mundo; eso sí, a fuerza de trabajo y tesón partiendo de una España arruinada por la guerra. Por no hablar del sector primario; ganaderos y agricultores están sufriendo un auténtico maltrato a través de la presión fiscal y la pléyade de normas imposibles de cumplir, pensadas para hacerles la gestión cuesta arriba y su abandono por impotencia y aburrimiento. ¡Y los españoles a comprar naranjas de Marruecos y patatas teñidas y regadas con sabe Dios qué! ¿No es un plan deliberado? Hay que estar muy ciego para no verlo. Tenemos exhaustivos órganos de control, pero nuestro mercado está invadido de productos hortícolas con escasas garantías sanitarias. ¡Paradójico!

¡Cuánta corrupción! ¡Y cuánto palmero pagado! ¿Cómo es posible que periodistas con la obligación de ejercer un servicio público –eso es el periodismo– blanqueen diariamente al gobierno en sus noticias y tertulias, llenando sus espacios con casos del Partido Popular de legislaturas pasadas? Entre esto y Franco pasan el tiempo, sin recordar que su misión es servir de intermediario entre la noticia y el ciudadano.

Lo de las saunas gais y los puticlubs de la familia de Sánchez está dando mucho juego. El morbo vende, y tratándose de políticos más, sobre todo si sus tendencias sexuales no son las ortodoxas. Pero aparte de morboso es muy grave. Siempre nos llamó la atención la poca importancia que la oposición le prestaba a los “negocios” del padre de Begoña, sus rollos con las prostitutas, lo del pub Angelo, el tito Berni y los líos que han tenido siempre con la coca y la heroína que desaparecía de las comisarías sin dejar rastro; asuntos que nunca fueron debidamente investigados y aclarados. El PP hacía la vista gorda como si fuera algo baladí. Incluso a temas como el de las maletas de Delcy Rodríguez o la tesis de Sánchez, de encargo, y encima plagiada, nunca les sacaron el millaje merecido, y daba para mucho. Aún faltaba  tiempo para que entraran en escena los inefables personajes, Aldama, Santos Cerdán, Koldo y las Jéssicas, tirando del hilo de Ábalos, y que Villarejo hablara de las grabaciones y del “suegrísimo” haciendo de agente. ¡Todo muy de novela negra! 

La corrupción de los miembros del gobierno y sus asuntos de cama, gustos sexuales incluidos, nos ha hecho dedicar menos tiempo a algunos extremos  relevantes, como es el Decreto 7/25, que se vota el próximo martes, día 22, en el Parlamento, el cual facilita la expropiación exprés del campo para reforzar el sistema de instalación de energía renovables. Simplificando: para “robar” más fácilmente con el respaldo de la ley. También se vota este mismo día el asalto a la libertad de expresión para limitar a los periodistas molestos, cosa que nos hace recordar la ley de Orden Público y la ley de Defensa de la República, que prohibían toda crítica al régimen. ¿De qué nos extrañamos si hablamos de la misma tropa totalitaria? Nos preguntamos qué partidos votarán a favor, aunque la respuesta parece bastante evidente, pero siempre puede haber sorpresas de última hora.

Vista la somnolencia social, es difícil augurar qué ocurrirá en unas próximas elecciones. Feijóo, ya en pista de salida esperando el aviso de despegue, y fiel a su ideología más cerca de la socialdemocracia que de la derecha, promete no formar gobierno con VOX. Esto significa el rompimiento con los valores del humanismo cristiano, anclaje de la ideología primigenia del Partido Popular, según consta en sus estatutos y que algunos progres de la formación querían eliminar a toda costa. No sé si han conseguido la modificación. De facto, sí, pues en lo moral defienden los mismos “avances” que toda la izquierda. ¿Qué se les puede ofrecer a los católicos de verdad –que los hay, y muchos– y a aquellos que sin serlo están en contra del globalismo, la subcultura woke y la Agenda 2030 en general, cuyo pin coloreado lucen sociatas y peperos? Dime qué pin llevas en la solapa y te diré quién eres. ¿Con qué argumentos pedirán el voto? Este sí es un tema mollar que merece reflexión. En un próximo artículo analizaremos los fundamentos de los tres partidos: PSOE, PP y VOX. 

 

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