La Cumbre de la ONU en Sevilla, oficialmente la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, que se está celebrando desde el 30 de junio hasta el 3 de julio de 2025, tiene como propósito principal «movilizar recursos financieros y reforzar la cooperación internacional para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030″. Busca reformar la arquitectura financiera global, abordar la crisis de la deuda, promover la igualdad, combatir la pobreza y fomentar el desarrollo sostenible, incluyendo medidas frente al «cambio climático» y la digitalización. Además, se ha lanzado la Plataforma de Acción de Sevilla, otro ch¡ringu¡to, que impulsa «iniciativas conjuntas para enfrentar desafíos globales».
Así lo presentaba Felipe: Plataforma de Acción de Sevilla
En cuanto a los mandatarios, se estima que asisten unos 60 jefes de Estado y de Gobierno, junto con delegaciones oficiales de 150 países, incluyendo líderes de organizaciones internacionales, financieras, empresas y sociedad civil, sumando más de 10.000 asistentes en total, entre delegados, prensa y participantes. Entre los presentes destacaron el secretario general de la ONU, António Guterres, los reyes Felipe y Letizia, el presimiente de España, la imputada Begoña, la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen (que compartió mesa con los reyes, la imputada y el «1»), y líderes de países como Francia, Estonia, Polonia, Portugal, Ucrania (Zelenski), Sudáfrica, Kenia, Mauritania, Colombia (Petro)…
Sin embargo, tras esa fachada de multilateralismo y «sostenibilidad», los asistentes reunidos revelan su arrogancia y desconexión con la realidad. Mientras promueven la lucha contra la pobreza y la desigualdad, ellos se deleitan con cenas de lujo, creyéndose superiores, de otra pasta, por encima de la plebe, porque ellos lo valen.
Pero veamos, los ODS, especialmente el Objetivo 2 (Hambre Cero) y el Objetivo 13 (Acción por el Clima), sirven de excusa para impulsar carne cultivada en laboratorio e insectos como soluciones «sostenibles». Pues bien, estas son las cenas de lujo que han tomado esos seres superiores que ni de lejos predican con el ejemplo, ellos disfrutan de exquisiteces que contradicen su discurso.
Cena de los Reyes (29 de junio, Real Alcázar): Organizada por Felipe VI y Letizia, preparada por Casa Robles, incluyó:
- Primer plato: Sopa fría de espárragos con tartar de anchoa ahumada y filamentos de manzana. Este plato fue especialmente adaptado al calor sevillano, asegurando que se sirviera muy frío (incluso se mantuvo en congelador antes de servir para contrarrestar las altas temperaturas)
- Segundo plato: Lomo de lubina confitada con judías verdes y chirivía, destacando productos locales como tomate de Los Palacios y vino de Cazalla de la Sierra.
La cena tuvo lugar en el Salón de Embajadores del Palacio Mudéjar, con catering adicional en el Palacio Gótico y la zona de Contratación, y se destacó por su cuidado protocolo y la conservación del monumento, con medidas como baldeos exteriores y aparatos de aire para mitigar el calor.
Cena de Pedro Sánchez (30 de junio, Palacio de las Dueñas): Elaborada por el chef Juanlu Fernández (LÚ Cocina y Alma, dos Estrellas Michelin), combinó alta cocina francesa con sabores andaluces. Aunque no se detalla el menú completo, se sabe que:
- El menú fusionó la cocina francesa clásica con sabores andaluces, reflejando el estilo característico del chef.
- La cena incluyó actuaciones de flamenco, añadiendo un toque cultural andaluz al evento.
- Se diseñó para más de 300 invitados, lo que indica una selección de platos adecuada para un evento de gran escala, probablemente con énfasis en la alta cocina andaluza contemporánea
Estos banquetes, servidos en entornos históricos, contrastan con las propuestas de insectos, grillos y carne sintética que los líderes no probarían jamás. Su actitud arrogante los pinta como una élite que se cree por encima del vulgo, pero su destino final es tan terrenal como el de todos.
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