Por Juana Natividad Baqué de Cubas
No voy a comprometer el contexto de este artículo bajo un marco teórico exhaustivo ni representativo. Es una visión generalizada de la situación actual. Con breves alusiones de conjunto, a groso modo, dejando la puerta abierta a que cada cual haga su propia investigación. De ninguna manera pretende ser fuente de conflictos internos ni promover inquietudes innecesarias.
Soy consciente de las situaciones difíciles que estamos atravesando forzosamente. Mi deber como española es auditar y proteger el patrimonio que nos ha sido legado de nuestros antepasados y en la medida de mi posibilidades cuidar y proteger mi patria, nuestra patria. Mi convencimiento nace y se hace a partir del convencimiento íntimo que sin patria que nos cobije y proteja quedamos huérfanos, a merced de mercenarios, traidores, trúhanes despiadados, que precisan del caos para ejercer su tiranía en base a la aplicación de la violencia que aplican sobre los ciudadanos una vez estos son desposeídos de su idiosincrasia étnica.
La multiculturalidad invasiva a mi juicio tiene esa finalidad. Las religiones e ideologías siguen devastando a la humanidad y mientras esto exista no es posible interacción cultural y afectiva real que pudiera reunir a una humanidad tan dividida y enfrentada entre sí en un proyecto de vida en común. Esto lo usan las élites globalistas para demoler los países con fuerte arraigo cultural y étnico. España es un ejemplo de ello, no me es necesario ver más allá de mi propio país. Pues allá por dónde mire veo como la mayoría de países Europeos los han hundido en la miseria, el caos multicultural que conlleva la violenta aplicación de leyes que restringen los derechos y los beneficios sociales de sus ciudadanos, favoreciendo a aquellos que son traídos mayoritariamente de países con arraigo predominantemente islámicos. Por decirlo de otra forma se está sustituyendo a los ciudadanos autóctonos de cada país a los que se les penaliza el nacimiento de hijos mientras se favorece con todo tipo de ayudas a los que les están sustituyendo.
Cuando los gobiernos se convierten en tiranos, es porque el pueblo lo permite, cuando esto ocurre, las consecuencias son muy graves.
¿Estamos abocados a una deriva perniciosa de la humanidad? Destaco dos piruletas en particular (Someter hasta meter y solución final). Sin exagerar, es evidente que estamos inmersos en una contienda que afecta a toda la humanidad.
La ciudadanía o lo que sea que signifique eso, es extremadamente cándida. Diría que ni siquiera son capaces de reconocer que han caído en la indigencia intelectual, aceptaron que les impongan métodos de control sin importarles cómo estos les afectan. Incapaces de evaluar el posible nivel de degradación que pueden acarrear. No sea el caso que se perturbe la sumisa aceptación de preceptos políticos, ideológicos, religiosos secularizados bajo la batuta de una oligarquía de mercaderes de almas. Resignados como están a ser esclavos de un sistema pernicioso.
Aceptan sin cuestionar preceptos morales e ideológicos que cada gobierno de turno, desee implantar según convenga a sus estrategias y tácticas psicológicas, sean éstas hostiles o degradantes contra el pueblo.
Cuando un país, España sin ir más lejos, decae hasta el punto de que sus dirigentes se sirven del pueblo para imponer sus ideologías conforme a un sistema maligno. Se puede estar seguro de que son sátrapas que se sirven del pueblo para cometer sus fechorías. Incidiendo en la cultura o en su caso la incultura subyacente, como herramienta de confrontación y división entre las diversas fórmulas degradantes que tendrían a su disposición. Por ejemplo, como señalé anteriormente la multiculturalidad invasiva y financiada con un propósito nada filantrópico, usando el independentismo radical para destruir la unidad de España a la vez que implementan modelos de convivencia multicultural subvencionada a costa de los impuestos de todos los españoles. Nada que ver con la tan cacareada farsa de la integración étnica y cultural. A la vista está, no hay integración alguna sino guetos de seres humanos traídos y venidos con la promesa de que tendrán bien cumplidas sus expectativas en sus asentamientos, paguita incluida, pagado por los sátrapas y malversadores del dinero público, mediante el robo vía impuestos usureros y desorbitados de los españoles que con su esfuerzo, sudor y lágrimas tienen que costearlo, cuando apenas pueden sobrevivir a todo este escarnio, y cómo no, financiado por quienes sabemos.
Por otra parte están dichos sátrapas que dicen servir al pueblo pero que viven a todo lujo, con sus privilegios de casta, corruptelas incluidas. Con unos sueldos anuales que un trabajador normal tardaría decenas de años en conseguir, no obstante no es suficiente con esto, el ciudadano español tiene que contribuir a todo este latrocinio con apenas un 30 por ciento de su sueldo para subsistir…todo lo demás les es sustraído por seguros, IVA, y un sin fin de impuestos que tienen la finalidad de vaciar hasta el último céntimo los bolsillos ya esquilmados de los ciudadanos. ¿Estado de bienestar? Así es, pues los únicos que viven a cuerpo de Rey, Son el Estado, su jefe y toda su servidumbre corrupta, políticos incluidos. Tiene sentido lo de “ESTADO del bienestar”. El de ellos.
Si observamos detenidamente, con objetividad fría y distante de cualquier empatía, sentimiento o emoción humana a fin de analizar o discutir las capacidades intelectuales de aquellos que usan el poder de legislar y ejecutar leyes en contra de los intereses de los ciudadanos, es que todos ellos coinciden en el mismo lugar. Un lugar dónde se escenifica como en una obra de teatro la representación de la obra gremial de los maestros albañiles. Figurantes que escenifican ante la mirada atontada del pueblo como se ejecuta dicha obra.
Mis conclusiones son, que todos estos desarrapados lenguaraces, figurantes y engañabobos que escenifican la obra maestra de los constructores y destructores de civilizaciones no son más que piezas de un tablero que sirven a unas dinastías de seres que los usan para conseguir culminar la gran obra.
Los políticos y lacayos que les sirven, en mi opinión, son unos primates con sus capacidades intelectuales similares a la de los simios, amaestrados por sus amos para ejercer un trabajo carente de virtudes y ejercidas de modo que sirvan a unos intereses concretos. Ni siquiera sospechan que cuando no les sean ya útiles a sus amos serán eliminados. ¿Quién confiaría en aquél o aquellos que traicionaron a su propia raza?.
Me pregunto, ¿Quiénes administran los recursos estratégicos del planeta, y particularmente de los países? Por ejemplo, ya que me pilla más cerca, España. Un país que bien podría autogestionarse con recursos propios sin tener que depender de recursos foráneos. Si son los políticos quienes lo gestionan, entonces algo falla, no cuadra. Cualquier empresa les despediría ipso facto por su nefasta gestión. Con lo que hay que considerar otras reflexiones. ¿A quiénes sirven?. ¿Quiénes los controlan y les manejan como títeres para que hundan en la miseria a los países?. Es lógico suponer que desde la posición en la que están, en la que se han dotado de todo el poder sobre vidas y haciendas, podrían estar prevaricando maliciosamente contra el país al que deben servir, cometiendo delitos de alta traición, concurrencia de precio, alevosía y ensañamiento.
Veamos un posible escenario que bien podría darse en un mundo dónde la humanidad estuviese esclavizada por personajes siniestros. Que tuvieran la intención de someterlos a un sistema previamente programado de antemano para de ese modo lograr sus propósitos y objetivos.
Sería indispensable impulsar un proceso de ingeniería muy sofisticado que mantuviera sujeto al pueblo a una yunta psicológica que sirviera para que tiren del carro sin que sospecharan que serían considerados como bueyes o mulas. Usando el látigo, el hambre y la dependencia de “Ellos”, de forma que cuando lo consideren necesario, actualicen sus sistemas para que no puedan liberarse del yugo, (Democracia), fórmula que a ojos vista les permite seguir avanzando mientras someten a los ciudadanos sin que lo sospechen a seguir tirando del carro sin esperanza alguna de liberarse.
El yugo que despóticamente habríamos soportado durante siglos de presuntas élites parasitarias concluiría en nuestra época, en lo que ya en la segunda guerra mundial se acuñó como «Solución final». Pero para llegar a ello, de existir dicha casta de parásitos habría que reconocer que son muy disciplinados y perseverantes para ejecutar un plan preconcebido como el descrito. Uniformando un sistema de esclavitud esencial en el que someter a los ciudadanos en una burbuja social aparentemente pacífica y tranquila con la que afianzar el poder de las castas parasitarias políticas que se encargarían de apoderarse de la autoridad que emanara del pueblo y sustituirlo por autoritarismo. Sería efectivamente una obra maestra. En cuanto a las guerras forma parte de su estrategia de control total, son imprescindibles para ajustar el proyecto globalista a sus pretensiones.
Ajustando y actualizando las situaciones, desde la política se aplicarían metódicamente ejecutados la demolición de la calidad de la enseñanza a fin de que los de abajo no pudieran jamás librarse de la brecha de la ignorancia entre las castas parasitarias y los huéspedes forzosos. Dónde la economía se nos aparecería como algo aburrido e incomprensible que no debemos saber cómo funciona y qué fines persigue, sometidos bajo una mole de leyes y problemas en todos los ámbitos de nuestra vida social a fin de que no pudiéramos siquiera pensar en nada que no sea nuestro propio ombligo. Sobrecargados cómo estaríamos de problemas seríamos llevados como ganado, bajo la estricta mirada del ojo implacable que todo lo vería.
Un control total de las sociedades y una vez desintegradas éstas, ya no habrían oportunidades de preguntarse ¿qué pasó?, ¿cómo hemos llegado a esto?. Las sociedades estarían listas para el desenlace final.
La humanidad, desde que tenemos constancia de nuestra historia o lo que sea que entendamos lo que significa esto, jamás tuvo la oportunidad de alcanzar un nivel de sublimación de la consciencia que posiblemente les hubiera dotado del influjo necesario para afianzar los conocimientos tecnológicos y científicos, en base a los problemas que la humanidad debería de afrontar para construir una era de progreso real. Mirando con esperanza el futuro según los problemas demográficos que afrontaremos tarde o temprano.
La deriva social que nos ha llevado a estar atrapados en un bucle existencial lastimoso y degradante ha sido devastador y empeora por momentos. Muchos fueron quienes nos advirtieron de que nos íbamos a dar de bruces con la dura realidad de dejar nuestro trabajo como hombres en manos ajenas, de persistir en nuestras actitudes irresponsables y de no corregir nuestra negligente actitud borreguil.
Lo pusimos en bandeja, aquí tenéis todo el poder sobre nuestras vidas y haciendas, haced lo que consideréis oportuno según vuestros intereses y planes para nosotros. Pero con una condición, hacednos creer que somos importantes y relevantes. Así lo hicieron, nos dieron la «Democracia» la farsa mejor montada de la historia de los timos, incluido el de la estampita.