Aunque resistirse ocasionalmente a ir al baño no representa un gran peligro, en principio, hacerlo de forma habitual puede tener graves consecuencias para la salud, según advierte un urólogo en Santander. Con una comunidad de cientos de pacientes atendidos, el doctor Monge Mirallas comparte con frecuencia consejos prácticos relacionados con la salud cotidiana y más en concreto urológicas. Y en esta última de sus publicaciones nos alerta sobre los efectos negativos de posponer el momento de orinar.
Desde su experiencia médica, el doctor Monge Mirallas nos explica que convertir este comportamiento en una rutina puede desencadenar dos problemas principales. Por un lado, cuando se retiene la orina durante mucho tiempo, se crea un ambiente ideal para que las bacterias se desarrollen, lo que aumenta el riesgo de infecciones urinarias. Estas infecciones, que afectan con mayor frecuencia a las mujeres, pueden causar molestias intensas, fiebre e incluso complicaciones renales si no se tratan adecuadamente.
Los consejos de un urólogo en Santander sobre no aguantarse las ganas de orinar
“El pis retenido es el balneario perfecto para las bacterias”, afirma gráficamente el especialista. Y el segundo riesgo tiene que ver con el funcionamiento de la vejiga. Callejo la compara con un globo: si se somete a una presión excesiva y continua, puede perder parte de su capacidad para vaciarse completamente. Esta situación, con el tiempo, podría derivar en problemas urológicos más serios debido a un vaciado ineficaz del órgano.
Pero los efectos no son sólo físicos. Aguantar las ganas de orinar también puede interferir en el rendimiento mental. Monge Mirallas menciona una investigación que demuestra cómo la urgencia de ir al baño deteriora la concentración y la memoria, ya que el cerebro prioriza atender esa necesidad fisiológica frente a cualquier otra tarea. “Cuando la vejiga está llena, pensar con claridad se vuelve realmente difícil”, explica. Esta afirmación pone sobre la mesa la necesidad de replantear ciertas normas estrictas, especialmente en escuelas y entornos laborales, donde a menudo no se permite salir al baño libremente a las personas.
Escuchar al cuerpo y atender sus señales básicas, como la necesidad de orinar
En cuanto a la frecuencia normal para orinar, este urólogo en Santander señala que lo habitual es hacerlo cada tres o cuatro horas. No obstante, este intervalo puede variar según la cantidad de líquido ingerido, la dieta y el estado de salud general. Si una persona necesita ir al baño con mucha mayor frecuencia, por ejemplo, cada hora, podría estar experimentando un trastorno como la vejiga hiperactiva, que debería ser evaluado por un profesional. Es por esto que escuchar al cuerpo y atender sus señales básicas, como la necesidad de orinar, es clave para prevenir infecciones o daños en la vejiga, pero también para mantener el bienestar mental y físico a largo plazo.