En medio de toda esta tormenta de corrupción en el PSOE que tiene saturada a la sociedad española por la acumulación de escándalos de ese partido, ha saltado una buena noticia que prácticamente ha pasado desapercibida, pero merece la pena mencionar:
Televisión Espantosa ha decidido cancelar definitivamente ‘La familia de la tele’, el programa de telebasura que pretendía ser el relevo espiritual de ‘Sálvame’ en La 1, tras un rotundo fracaso en audiencias que ha dejado en evidencia las dificultades de la cadena pública para conectar con el público en la franja de la sobremesa.
Según ha informado El Mundo, la situación se volvió «insostenible» para RTVE, que optó por poner punto final a un formato que no logró cumplir las expectativas ni justificar su elevado costo.
El programa, estrenado el 5 de mayo de 2025, llegó con un ambicioso despliegue, marcado por un desfile inaugural que costó a al ente público (a los bolsillos de todos) la exorbitante cifra de 500.000 euros. Este evento, calificado como «ridículo» por críticos y espectadores, incluyó a los presentadores llegando al plató en un intento de generar expectación que acabó siendo más bien un fiasco. La inversión, que buscaba emular el éxito de Sálvame en Telecinco, no solo no dio frutos, sino que se convirtió en un símbolo del despilfarro de recursos en un programa que nunca encontró su lugar en la parrilla.
La familia de la tele, presentado por María Patiño, Inés Hernand (la de los eructos y del icono presi) y Aitor Albizua, y con colaboradores como Belén Esteban, Kiko Matamoros y Lydia Lozano, fue concebido como una mezcla de nostalgia, entrevistas y crónica social. Sin embargo, las críticas no se hicieron esperar. Tanto el público como los propios trabajadores de RTVE expresaron su descontento, considerando que el formato no cumplía con los estándares de calidad esperados de una televisión pública. Más de 130 profesionales de la cadena firmaron un comunicado exigiendo su retirada, argumentando que dañaba la imagen de RTVE y no respetaba los principios de servicio público.
El programa no solo fracasó en conectar con la audiencia, sino que sus datos de audiencia fueron desastrosos. Con un share que oscilaba entre el 5,8% y el 6,6%, muy por debajo de programas como La Promesa (11%), La familia de la tele se convirtió en un lastre para la cadena. RTVE intentó salvar el formato con recortes, eliminando su segundo bloque y reduciendo su duración a una hora, pero ni siquiera estas medidas lograron remontar los índices.
A pesar de su fracaso en la televisión lineal, el programa encontró cierto respiro en el entorno digital en vídeo bajo demanda en RTVE Play durante el mes de mayo. Sin embargo, estas cifras no fueron suficientes para justificar su continuidad en La 1, donde la competencia con programas consolidados como Tu cara me suena (21,9%) dejó en evidencia su debilidad.
Uno de los aspectos más controvertidos de La familia de la tele fue el elevado costo de sus fichajes. Aunque RTVE, sometida a la Ley de Transparencia, no ha revelado cifras exactas, fueron filtradas por diversas fuentes considerándolas demasiado altas para un programa que no logró rentabilizar su inversión. Las críticas por estos gastos se sumaron a la percepción de que el programa era un intento fallido de replicar el «universo basuril» de Sálvame, algo que muchos consideraron incompatible con la misión de una televisión pública.
La cancelación de La familia de la tele, aunque aún no se ha facilitado la fecha de cierre definitivo, marca el fin de una apuesta arriesgada de RTVE, que ahora deberá replantear su estrategia para las tardes de La 1. La cadena ya ha anunciado que Trivial Pursuit, un concurso presentado por Egoitz Txurruka, ocupará el hueco dejado por el programa, con la esperanza de atraer a un público más amplio y familiar.
El polémico y más que cuestionado presidente de RTVE, José Pablo López, defendió inicialmente el formato, pidiendo paciencia y asegurando que no cancelaría el programa por presiones externas. Sin embargo, la realidad de las audiencias y las críticas internas y externas han obligado a la cadena a dar un paso atrás. Este episodio deja una lección clara: en la televisión pública, las apuestas arriesgadas deben ir acompañadas de resultados que justifiquen la inversión, algo que La familia de la tele nunca logró.