Por Alfonso de la Vega
Expectante ante el esperado acontecimiento, el gentío marchaba animoso hacia el templo de las Ventas en una especie de romería sagrada. “Toreador, toreador”, la gran noticia de ayer en Madrid no era la entrada apoteósica del famoso Escamillo de la ópera Carmen sino el regreso del genial Morante como esperado sumo sacerdote en la tradicional corrida de la Beneficencia. Tras la lamentable prevaricadora encerrona presidencial de San Isidro que le robó un merecido premio había expectación por ver qué hacía el diestro sevillano y si por fin conseguía salir por la puerta grande de las Ventas. Para satisfacción del buen aficionado hay que decir que sí, afortunadamente Morante lo logró, sin que pudiera impedir, pese a su atuendo de fiero lidiador decimonónico, que se le escapasen unas lágrimas de emoción.
En mi opinión, los festejos de San Isidro se ven lastrados por la manía de lidiar toros demasiado gordos o fuera de tipo que no pueden con su alma en cuanto pegan cuatro carreras. Pese a su, en general, buena disposición de casta es habitual ver como a media faena se amorcillan como marmolillos y ahí acaba todo. El trapío de riesgo está en la cabeza. El peligro, y la emoción que conlleva la lidia, es mucho mayor con toros más pequeños y ágiles, aunque se presten menos al premioso toreo barroco e impidan el de salón.
Mi enhorabuena a José Antonio Morante de la Puebla.
Como telonero matutino de la esperada cita en Las Ventas ofició el PP: El PP como buen partido galleguista es muy aficionado a las romerías que prodiga por casi toda la geografía galaica. Algunas son muy famosas y concurridas como la del monte Faro, cerca de Chantada, con una campa enorme que permite una visión espectacular de casi media región. En efecto, el santuario de la Virgen del Faro se encuentra en un lugar despoblado en el lugar más elevado de todos los santuarios marianos de Galicia. Su origen es pagano pero al convertirse los suevos al Cristianismo muchos de los ritos, imágenes y creencias fueron cristinianizados, en una especie de porfidización religiosa. San Martin Dumiense predicó el evangelio a los lugareños, publicó un famoso texto De correctione rusticurum contra supersticiones y concepciones paganas. Con materias que curiosamente casi un milenio después vuelve a tratar Pedro Ciruelo, señal de que ciertas ideas y costumbres resultan difíciles de abandonar. San Martín puede considerarse, y así lo hacen ciertos autores, el verdadero evangelizador de Galicia. Consiguió del rey suevo la conversión al parecer a cambio de lograr la curación de su hijo de la lepra. De ese modo el reino suevo de Galicia fue adelantado de España en la conversión oficial al catolicismo. A finales del siglo VI Leovigildo anexionó el reino suevo a la unidad territorial española.
No está claro que el PP gallego pueda repetir esta jugada político- religiosa histórica fuera del reino suevo. Como prólogo de su próximo sarao para anunciar la buena nueva de la globalización y la agenda 2030 Feijoo ha salido de su más complaciente reino suevo para organizar una romería en tierras mesetarias. Dicen que no sin cierto mal sabor de boca normalizadora lingüística por tener que citar al gentío en la llamada plaza de España, con el monumento a la lengua española y al arquetipo del Bien y del liberalismo español de don Quijote como testigos. Pero en fin ¡Paris bien vale una misa! Y la campa habitual de Colón hubiera sido demasiado comprometida. Pero pese a las infinitas calamidades del reino la cosa sigue incierta y hay que intentar hacer algo para llamar la atención, aunque sea para mejor disimular o mantener una parroquia cada vez más informada y remisa.
Esta vez el motivo declarado de la romería era por la pía obra benéfica de echar al déspota de la Moncloa, labor filantrópica en la que todo el mundo estaría de acuerdo menos la Von Trinken, Mohamed VI, los socialistas, los populares europeos, los comunistas, los golpistas catalanes, los racistas vascos, la banca usurera, los onerosos chiringuitos de cualquier pretexto, el hampa local e invasora y en fin, la delincuencia que se lucra y crece con su feliz gobernación.
Sin embargo, el motivo real sería averiguar el grado de adhesión al líder del partido para evitar sorpresas de última hora así como sobre todo pulsar la de la afición. El aforo era más pequeño que el de otras veces lo que facilitó el lleno.
Cosa maravillosa y digna de estudio científico, así como de merecido encomio, es que los ideales y políticas del PP sean función de punto. Diferentes al Norte o al Sur de los Pirineos. O bien, al Norte o al Sur de Piedrafita del Cebrero.
Ahora bien, pedir simplemente elecciones en las actuales circunstancias y cuando no se han disipado sino aumentado las dudas más que razonables de fraude, viene a ser un brindis al sol sin recorrido práctico. Una forma de engañoso toreo de salón con el pico de la muleta. Tampoco Feijoo confiesa qué va a derogar y qué va a introducir. Si va a obedecer o no las órdenes de la OTAN para aumentar el presupuesto bélico. Si va a parar el ecocidio de olivares centenarios en Andalucía perpetrado por populares políticos y empresarios sin escrúpulos. Para colmo, insinuar que, como ya ocurre en Bruselas, antes se aliaría para formar coalición de gobierno con la PSOE que con Vox, muestra que mientras el régimen no cambie la cosa no tiene solución. Pero ¿Cómo hacer que el régimen cambie?
Me temo que en este caso no va a haber puerta grande. El falsario felicitó a don Alberto por el gran éxito de su iniciativa.