En una entrevista publicada este 19 de junio en la revista francesa Le Point, Pavel Durov, el multimillonario fundador y CEO de la aplicación de mensajería Telegram, ha sorprendido al mundo al revelar que es padre biológico de al menos 106 hijos, de los cuales seis fueron concebidos de manera natural con tres parejas diferentes y más de 100 a través de donaciones de esperma en 12 países. Durov, de 40 años, ha anunciado que ha redactado recientemente su testamento, en el cual estipula que su fortuna, estimada entre 13.900 y 17.100 millones de dólares según el índice de multimillonarios de Bloomberg y Forbes, será dividida equitativamente entre todos sus hijos. Sin embargo, los herederos no podrán acceder a esta herencia hasta el 19 de junio de 2055, 30 años después de la fecha de la entrevista, con el objetivo de fomentar su autosuficiencia.
Pavel Durov, nacido el 10 de octubre de 1984 en Leningrado (actual San Petersburgo), Rusia, es una figura destacada en el mundo tecnológico, conocido como el «Mark Zuckerberg ruso» por fundar la red social VKontakte (VK) en 2006 y, posteriormente, Telegram en 2013 junto a su hermano Nikolai Durov. Su fortuna, que lo sitúa como una de las personas más ricas del mundo (en el puesto 120 según Forbes en 2024, con un patrimonio de 15.500 millones de dólares), proviene principalmente de su propiedad total de Telegram, una plataforma con más de mil millones de usuarios activos mensuales, reconocida por su énfasis en la privacidad y la encriptación. Durov, que posee ciudadanía de Rusia, Francia, Emiratos Árabes Unidos y San Cristóbal y Nieves, reside actualmente en Dubái, donde Telegram tiene su sede.
Durov ha mantenido una vida personal reservada, pero en la entrevista con Le Point ha revelado detalles sorprendentes sobre su legado familiar. Según sus declaraciones, comenzó a donar esperma hace 15 años para ayudar a un amigo, lo que lo llevó a convertirse en donante anónimo en una clínica que, según él, le informó que más de 100 bebés han nacido de estas donaciones en 12 países. Además, confirmó ser el padre «oficial» de seis hijos nacidos de relaciones con tres mujeres diferentes. En julio de 2024, Durov ya había hecho público en Telegram que había ayudado a más de cien parejas a concebir mediante donaciones de esperma, e incluso expresó su intención de hacer su ADN «público» para que sus hijos biológicos puedan conocerse entre sí.
En la entrevista con Le Point, Durov explicó que su decisión de incluir a todos sus hijos en su testamento responde a su deseo de tratarlos por igual, sin distinción entre los concebidos naturalmente y aquellos nacidos por donación de esperma. «Quiero especificar que no hago ninguna diferencia entre mis hijos: están los que fueron concebidos de manera natural y los que provienen de mis donaciones de esperma. ¡Todos son mis hijos y tendrán los mismos derechos! No quiero que se enfrenten entre ellos después de mi muerte», afirmó.
Con una fortuna estimada en 17.100 millones de dólares según Forbes, cada uno de los 106 hijos podría recibir entre 131 y 161 millones de dólares, dependiendo de las fluctuaciones de su patrimonio hasta 2055. Sin embargo, Durov impuso una condición estricta: ninguno de sus hijos podrá acceder a la herencia hasta 30 años después de la entrevista, es decir, hasta el 19 de junio de 2055, y solo si han alcanzado la edad de 30 años. Esta decisión, según el empresario, busca asegurar que sus hijos «vivan como personas normales, se construyan a sí mismos, aprendan a confiar en sí mismos, sean capaces de crear y no dependan de una cuenta bancaria». Durov subrayó que su objetivo es evitar que la riqueza determine sus vidas y fomentar su independencia.
El empresario también explicó que decidió redactar su testamento recientemente debido a los «riesgos» asociados con su trabajo, en referencia a los problemas legales y políticaos a los que se ha enfrentado por su defensa de la privacidad y la libertad de expresión a través de Telegram. «Defender las libertades te genera muchos enemigos, incluidos estados poderosos», afirmó, destacando la motivación detrás de su planificación patrimonial.
Las declaraciones de Durov llegan en un momento de alta presión legal. En agosto de 2024, fue detenido en el aeropuerto de Bourget, cerca de París, tras llegar de Azerbaiyán en su jet privado. Las autoridades francesas, a través de la agencia OFMIN (encargada de combatir la violencia contra menores), lo acusaron de presunta complicidad en actividades ilícitas en Telegram, como la distribución de material de abuso sexual infantil, tráfico de drogas, lavado de dinero y fraude. Durov fue liberado bajo una fianza de 5 millones de euros y se le permitió regresar a Dubái en marzo de 2025, aunque permanece bajo supervisión judicial.
En la entrevista con Le Point, Durov ha negado categóricamente las acusaciones, calificándolas de «absurdas» y argumentando que «el hecho de que los criminales usen nuestro servicio de mensajería, como muchos otros, no hace que los que lo gestionamos seamos criminales». Telegram, por su parte, emitió un comunicado defendiendo a su CEO, afirmando que cumple con la Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea y utiliza técnicas de moderación de contenido estándar para combatir actividades ilícitas.
Durov, conocido por su estilo de vida ascético, también ha compartido detalles personales en la entrevista. Ha afirmado seguir una rutina diaria de 300 flexiones y 300 sentadillas, no consumir alcohol, café, té, azúcar ni tabaco, y practicar ayuno intermitente. Vive sin posesiones materiales significativas, utiliza principalmente un iPad en lugar de un teléfono para evitar notificaciones («parásitos en nuestras vidas», según él) y se describe como apolítico, sin haber votado nunca ni apoyar a ningún partido.
Su filosofía libertaria y su defensa de la privacidad han marcado su carrera. Tras abandonar Rusia en 2014 por negarse a censurar contenido en VKontakte y entregar datos de usuarios al Kremlin, Durov fundó Telegram con la misión de ofrecer una plataforma neutral y segura. En la entrevista, reiteró su compromiso con estos valores, asegurando que, incluso en caso de su «desaparición», una fundación sin ánimo de lucro asumiría la gestión de Telegram para garantizar su independencia y continuidad.