Un nuevo informe ha levantado una gran polvareda en torno a la gestión de la catastrófica riada que azotó la región de Valencia el 29 de octubre de 2024, dejando un saldo trágico de 228 fallecidos. Según varios medios, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y la Delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernabé, no informaron al Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI) sobre la crítica situación en el Barranco del Poyo, donde se produjeron la mayoría de las víctimas.
Según una publicación de El Español, hay importantes detalles obtenidos a partir de mensajes de WhatsApp del jefe de Climatología de AEMET en Valencia, José Ángel Núñez, aportados como testigo ante la juez que investiga la tragedia. Estos mensajes muestran que, durante las horas críticas de la riada, el foco del CECOPI estaba puesto en el riesgo de ruptura de la presa de Forata, mientras que las cuencas del Barranco del Poyo y el río Magro, donde el agua ya arrasaba decenas de poblaciones, parecían no estar en el radar de las autoridades coordinadoras.
Según los mensajes de Núñez, a las 19:12 del 29 de octubre de 2024, se comunicó que el CECOPI preparaba un SMS masivo para alertar a la población sobre el peligro inminente en la presa de Forata, que enfrentaba un caudal con un período de retorno de 5.000 años. «Está entrando un caudal a la presa con un periodo de retorno de 5.000 años. En dos horas prevén que se desborde el embalse de Forata. A partir de ahí, no descartan ningún escenario», escribió Núñez. Sin embargo, media hora después, a las 19:18, el mensaje se amplió para toda la provincia de Valencia, a pesar de que el CECOPI, según el relato de Núñez, desconocía la gravedad de la situación en otras zonas, como la cuenca del Poyo, donde ya se producían las peores consecuencias.
El artículo señala que, en esos momentos, el agua ya había inundado decenas de poblaciones en la cuenca del Poyo, causando el grueso de las 228 víctimas mortales. Sin embargo, Núñez, que participaba telemáticamente en el CECOPI, reconoció en sus mensajes que «realmente no sabemos a esta hora cómo está la situación». Además, informó que la reunión del CECOPI estuvo «una hora parada» alrededor de las 19:00, lo que pudo haber contribuido a la falta de información sobre la tragedia que se desarrollaba en el Poyo y el río Magro.
La Generalitat Valenciana ha utilizado esta información para defender su gestión de la emergencia, argumentando que el SMS masivo enviado a la población no llegó tarde a las zonas afectadas por el Poyo y el Magro, sino que, en realidad, nunca se envió para esas áreas. El motivo del mensaje fue el riesgo de ruptura de la presa de Forata, un peligro que, afortunadamente, no se materializó. Sin embargo, esta explicación ha generado críticas, ya que pone en evidencia una falta de coordinación y comunicación sobre las zonas que realmente estaban siendo devastadas.
Pilar Bernabé, Delegada del Gobierno en Valencia, también ha declarado ante la juez que no fue consciente de la gravedad en las cuencas del Poyo y el Magro durante las reuniones del CECOPI, una versión que coincide con el testimonio de Núñez. Bernabé atribuyó el «mando único» del CECOPI a la exconsellera Salomé Pradas, negando que hubiera una codirección con la Delegación del Gobierno. Sin embargo, Núñez contradice esta afirmación al señalar que Bernabé tuvo un papel activo, proponiendo una orden de confinamiento con frases como: «Si hemos confinado por un puto virus, ¿no vamos a hacerlo por esto?». A pesar de esta propuesta, el tema del confinamiento no prosperó durante la reunión.
AEMET cuenta con el sistema Meteoalerta, diseñado para predecir fenómenos meteorológicos adversos con hasta 72 horas de antelación, según su propia página web. Sin embargo, la efectividad de este sistema en la riada de 2024 está siendo cuestionada, especialmente tras revelarse que las advertencias sobre el Barranco del Poyo no fueron debidamente atendidas por el CECOPI.