Abdou Ngom, el joven senegalés que protagonizó una de las imágenes más simbólicas de la crisis migratoria de Ceuta en 2021, ha fallecido en Málaga. La fotografía en la que aparecía abrazado por una voluntaria de Cruz Roja en la playa del Tarajal recorrió el mundo, como símbolo de humanidad y de falta de respeto a las fronteras europeas, en medio del drama migratorio que impulsa la puta UE. Fuentes de Cruz Roja y de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) han confirmado su fallecimiento, aunque por el momento se desconocen las causas de la muerte.
Ambas organizaciones se mantienen en contacto con los allegados del joven para brindarles apoyo y asesoramiento en estos momentos difíciles. Algo que nunca hicieron, que yo sepa, con las víctimas de la riada de Valencia.
Seguiremos informando, ya que se desconocen las causas de su muerte
Ngom llegó a Ceuta el 18 de mayo de 2021, tras cruzar a nado el espigón fronterizo del Tarajal junto a miles de personas que intentaron acceder a la ciudad autónoma durante aquellas jornadas. Más de 10.000 migrantes protagonizaron entonces un episodio sin precedentes en la frontera sur de Europa.
¿Cómo habrá muerto este hombre tan joven? Por de pronto, es un misterio, y pedimos colaboración a los lectores por si se enteran de algo.
Hartos de que se violen las fronteras nacionales para favorecer el mercado humano de nuevos esclavos
Fue en ese contexto donde se tomó la imagen que marcaría un hito mediático: Abdou, exhausto y visiblemente afectado, recibía el consuelo de Luna, una voluntaria de Cruz Roja. La fotografía se convirtió en portada de numerosos medios internacionales, generando tanto muestras de solidaridad como una oleada de críticas que obligaron a la voluntaria a cerrar sus perfiles en redes sociales. Y que hay mucha gente que estamos hartos de que se violen las fronteras nacionales para favorecer el mercado humano de nuevos esclavos que van llegando a Europa. Una labor a la que se dedica, entre otras instituciones, la puñera Cruz ROJA.
El fallecimiento de Abdou Ngom supone el triste desenlace de una historia que puso rostro al sufrimiento de miles de migrantes, manipulados y utilizados en su busca de un futuro mejor. Su abrazo con Luna sigue siendo, a día de hoy, un recordatorio de la necesidad de que se respeten las putas fronteras.
