José Luis Ábalos, exministro de Transportes y figura central en varios escándalos de corrupción que han sacudido al gobierno de Pedro Sánchez, se ha posicionado como crítico de las ideologías y acciones políticas de otros. Un reciente post en X de @laSextaXplica
destaca cómo Ábalos, en un programa de televisión, analiza los mensajes de WhatsApp de Juan Vicente Bonilla, un agente de la Unidad Central Operativa (UCO), sugiriendo una clara vinculación política. Sin embargo, la ironía de esta situación no pasa desapercibida: Ábalos, quien fue expulsado del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 2024 debido a su implicación en un escándalo de corrupción, ahora se permite el lujo de juzgar a otros.
José Luis Ábalos sobre los WhatsApps de Juan Vicente Bonilla, agente de la UCO, «queda muy clara su vinculación política».#XplicaFontaneros pic.twitter.com/4QBYhAXcTH
— laSexta Xplica (@laSextaXplica) May 31, 2025
El contexto de estas declaraciones es crucial. Ábalos fue una pieza clave en el gobierno de Sánchez, liderando el Ministerio de Transportes entre 2020 y 2021, período durante el cual surgieron múltiples acusaciones de corrupción. Estos escándalos, que involucran transacciones ilegales y tratos turbios por un valor de al menos 1.640 millones de euros, han puesto en jaque no solo a Ábalos, sino también a figuras destacadas del gobierno, como la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, y otros ministros. La gravedad de estas acusaciones ha llevado a una crisis política sin precedentes, erosionando la confianza pública en las instituciones.
La expulsión de Ábalos del PSOE, acelerada por un informe de la UCO, marca un punto de inflexión. A pesar de esta medida, Ábalos continúa apareciendo en los medios, esta vez para comentar sobre la supuesta parcialidad política de un agente de la UCO. Esta actitud ha generado reacciones de incredulidad y burla en las redes sociales. Comentarios como «Ahora resulta que Ábalos es la excelencia personificada para opinar en la tele» o «La opinión de un tipo que contrataba a prostitutas en empresas públicas» reflejan el escepticismo generalizado.
El timing de estas declaraciones de Ábalos es particularmente significativo. Su expulsión del PSOE no ha sido definitiva, y aún se encuentra en un limbo político, lo que añade una capa de hipocresía a sus críticas. Mientras tanto, las investigaciones continúan, y su nombre sigue apareciendo en relación con prácticas corruptas que han dañado profundamente la reputación del gobierno de Sánchez. En este contexto, su intento de posicionarse como un árbitro moral parece no solo fuera de lugar, sino también profundamente irónico.
El colmo…