Un país a oscuras

Desde el año 2020 España ha estado en total oscuridad democrática, con un plandemia y un encierro forzoso de españoles que ha sido condenado por TC y cuya sentencia ha tenido un nulo resultado, dando exactamente igual las consecuencias y sin que nadie se haya hecho responsable.  Del mismo modo ocurrió con la DANA, sin que el gobierno central se haya hecho responsables de los miles de tallecidos y sin haber enviado las ayudas necesarias. Los crímenes se cometen y nadie asume la culpa, como si estuviesen tocados por la justicia judeomasómica y el pueblo tuviera otra distinta y para pagar por lo que se hace de manera ilegal, corrupta y a escondidas, para hacer el mayor posible al pueblo español.

Creer a estas alturas que les importamos al gobierno es propio de ingenuos niños de cinco años y con cierto retardo y buena prueba de lo ocurrido hoy mismo es un excelente ejemplo: las casualidades no existen. El gobierno, como siempre, mirando a otro lado, como pasó en Paiporta, ha jugado con el diseño experimental de probar con nuestras necesidades más básicas para ver si nos sometemos a su santa y divina voluntad. La crisis económica, el paro, los impuestos que acaban con las Pymes y que hunden a los españoles en la desesperación han jugado con el dinero, el arma clave para someter a la población y obligar a que se tenga que vivir de los fondos del estado, so pena de morirse de hambre, un arma muy utilizada y conocida en los países de corte comunista, lo cual ya se va viendo de acuerdo con las decisiones gubernativas.

La política energética en España, centrada en las renovables y el desmantelamiento de las energías supuestamente contaminantes, como la nuclear y otras pueden estar detrás de este desastre que ha dejado el país literalmente a oscuras. Dejar a un país sin recursos energéticos con el fin de bajar los niveles de CO2, bajo la obsesión enfermiza del cambio climático, es una de las claves para entender lo sucedido, del mismo modo que se han destrozado gran cantidad de presas. De hecho, hasta el año 2035 se prevé el cierre de siete centrales nucleares, siendo siete las que se encuentran en funcionamiento en la actualidad. En cuanto a las presas, sólo entre 2021 y 2022 se ha destrozado 256, de modo que deja en peligro la energía hidráulica en España. Es lo previsto y ordenado por la estúpida agenda 2030, sin más objetivo que el empobrecimiento de la población.

La gran pregunta es qué ocurre si en un país la producción de electricidad se complica ante la insuficiencia de la energía solar, que se implementa incluso arrancando millones de olivos en Andalucía y otras regiones de España, con el fin de convertir a nuestro país, siguiendo las órdenes de Black Rock, de hacer de nuestro país la gran reserva de Europa de esta energía, sin tener en cuenta si lo que produzca va a ser suficiente para hacer frente a la demanda energética de un país como España.

Y es que ni Europa se hace responsable. El caos de producción energética en Alemania, donde se calcula que ya son 29 en total, siendo que, si ello ocurre en este país, lo cual no es extraño en la tercermundista Europa, no va a provocar ninguna responsabilidad por parte de ni la de Comisión Europea ni del CDU dado que, del mismo modo que nadie se responsabiliza de las víctimas de las vacunas ni de los efectos de las acciones criminales de los gobiernos europeos, tampoco lo harán para explicar que la política energética es clave. De hecho, el aviso de que esto podía ocurrir en España fue notificado por Europa y éste fue negado por las autoridades españolas. Nadie, repito, nadie, se va a responsabilizar, y es por ello que nuestro inútil presidente es incapaz de dar una explicación, lo cual no es extraño teniendo en cuenta que los asesores del gobierno son chupópteros que se viven de chiringuitos, por el mero hecho de ser simpatizantes del PSOE. Y allí donde no hay estupidez y poca vergüenza ya se sabe lo que se dice.

España es un país abandonado a su suerte, despojado de su riqueza y de su progreso que incurre en problemas más propios del tercer mundo, por lo que considerarlo desarrollado es un insulto a la inteligencia. El apagón es el colmo, es la representación simbólica de lo que espera a los españoles si no hacemos frente a los actúan como gobernantes y que lo hacen de manera irresponsable y consciente. ¿Acaso Pedro Sánchez nos va a decir la verdad de lo que sabe del apagón o dirá que no se sabe aún nada, a la espera de que la luz vuelva a los hogares, todo ello sin hacer el más mínimo mea culpa de sus acciones por intención, por dejación o simple obediencia a las élites más satánicas imaginables?

La falta de información más el miedo, el mismo que se introdujo en la masa durante la plandemia covidiana son armas elementales para someter a una población de por sí depauperada y atemorizada, así como silenciada por la autocensura ante lo que no se puede decir, armas potenciales para otras acciones y es aquí donde se podría incluso sospechar que este apagón es un autogolpe o un experimento para ver cómo reaccionan los europeos ante un evento de este tipo. Las élites necesitan saber qué ocurre si desarrollan sus planes.

España es un país a oscuras, sin ley, sin esperanza y sin poder ver lo que ocurre. La realidad es tozuda y va siendo hora de salir a la luz de la verdad.