sábado, abril 12, 2025
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Minerva llora por sus olivos sacrificados

Por Alfonso de la Vega

La cantidad y tipo de la energía utilizada condiciona la manera de vivir del hombre en lo material y establece ciertos límites previsibles en lo que es capaz de realizar y en la forma en que habrá de organizarse la sociedad.” 

(Fred Cottrell, Energía y Sociedad, 1958) 

Fred Cottrell es uno de los lúcidos autores que ya a mediados del siglo XX nos advertía de las relaciones existentes entre la energía, el cambio social y el desarrollo económico.

Es evidencia conocida que el medio ambiente pese a la importancia que se le atribuye en el discurso oficial suele perder en la toma de decisiones. Lo insólito es que hoy las mayores agresiones al medio ambiente provengan de los pretendidos ecologistas y de las autoridades políticas y empresariales que venden un falsario discurso ecologista. No sólo renuncian a su labor de control sino que se convierten en agentes del desastre. Unos, ignorantes; y otros, mercenarios financiados o subvencionados por plutócratas en la sombra. Y eso acontece impunemente con la complicidad de las autoridades políticas cuando se supone que existiría una mayor sensibilidad medioambiental y por el paisaje por parte de la sociedad ilustrada que se opondría a los desafueros o las tropelías de los poderosos además también se cuenta ahora con mejores instrumentos técnicos de evaluación y protección, antes burdos, o inexistentes. Entre otras la Valoración de la calidad Ambiental del medio, las Evaluaciones de Impacto Ambiental, con sus Declaraciones correspondientes, las técnicas de gestión medioambiental, matrices de Leopold, etc.  

Pero no es así. “Poderoso caballero es don dinero”, capaz de debilitar voluntades políticas y engañar a la gente. Y cuando no se puede lograr de modo consensuado se recurre a instrumentos coercitivos establecidos para otras acciones como es la expropiación forzosa. En fraude de ley porque nunca será de utilidad pública arrasar olivares, dehesas u otras plantaciones para colocar espantosos cachivaches con pretensiones de utilidad energética. 

Como ciudadano y profesional entiendo que la destrucción de olivares perpetrada por el PP de Moreno es una barbaridad, un atentado ecológico brutal. Acaso nunca se habría hecho gala de mayor desprecio a la ciencia, al patrimonio natural y a la gente como ahora y cínicamente bajo pretextos ecologistas. 

Hubo un tiempo, cuando yo era un joven ingeniero, que existía una cierta preocupación por las cuentas de patrimonio natural para tratar de separarlas de la mera renta tal como se practica en la contabilidad financiera o de empresas. Especial interés tenía la protección del valioso suelo fértil para evitar su pérdida o usos inconvenientes. 

La dimensión eficiente de la unidad de producción depende en parte de los requisitos tecnológicos de los convertidores de energía. Ceteris paribus es mayor en los de baja y menor en los de alta energía. Esto tiene si consecuencias sobre la ordenación del territorio. En un sistema basado en la fotosíntesis el modelo histórico sostenible fue el feudalismo. La ordenación del territorio que requiere es de carácter descentralizado con la necesidad de protección del suelo fértil para asegurar la sostenibilidad y supervivencia de la población. Cualquier viajero puede comprobar como los asentamientos de población tradicionales se hacían en laderas o zonas peor cultivables respetando los suelos de mejor calidad, en vegas y áreas planas. En otros lugares la preocupación principal era por la protección del suelo frente a la erosión, así en las laderas cubiertas de olivares o viñedos de muchas áreas de Andalucía, Castilla la Mancha u otras zonas de España. Una cuestión ahora en gravísimo riesgo gracias a la codicia, ignorancia, cuando no corrupción de algunas de nuestras autoridades y el pasotismo de universidades, colegios y asociaciones profesionales que debieran defender la ciencia y nuestro patrimonio natural. Tampoco las asociaciones agrarias que deben velar por defender sus legítimos intereses, no solo del cultivo sino de la industria asociada, parece que estén haciendo todo lo posible para evitarlo. Desde luego no parece que con la plantación a voleo de paneles solares nos encontremos ante un “cultivo social”. Las consecuencias de estas actividades sobre el paro, y el deterioro del mundo rural me temo que también sean malas. 

El concepto de energía solar incluye la energía comunicada por el sol en un amplio sentido pero con el carácter general de energía renovable. Puede ser indirecta como la hidráulica, eólica,  biomasas, o térmica marina. O directa en forma de radiación directa o difusa. Hasta hace pocas décadas la hidroeléctrica era la única renovable que figuraba en los balances nacionales de energía primaria. Se presenta como mecánica, química, térmica y radiante, o que da lugar a técnicas muy distintas de aprovechamiento.

La eólica procede también del sol, a través de los cambios de temperatura atmosférica, que provocan cambios de densidad y de presión que inducen corrientes de aire. 

La energía solar tiene características tanto positivas como negativas. Así su gran disponibilidad, el que no esté concentrado, sea poco sensible a las economías de escala y sea menos apropiable y más difícil de convertir en mercancía, o su autonomía. Aunque el flujo solar sea renovable su capacidad de captación es posible que no lo sea, debido a que se empleen capital y energía no renovables. Este sería el caso de los paneles y molinillos. 

Pero existen aspectos que cabe considerar muy negativos. Es difícil de almacenar y concentrar. La emisión es muy variable, necesita grandes espacios que influyen en la ordenación del territorio como ya hemos dicho, puede producir alteraciones microclimáticas locales. Y es un evidente desastre para el paisaje. Otro gran sacrificado con el experimento. La destrucción de ecosistemas naturales como las dehesas o de sistemas agrarios como olivares y viñedos, joyas de nuestros campos y producto del desvelo de generaciones y generaciones de españoles a lo largo de siglos. 

También se plantea otra cuestión muy interesante de evaluación de proyectos. Gracias a subvenciones o medidas discriminatorias favorecedoras puede ser que medido en unidades económicas pueda salir rentable con VAN superiores a cero o PAY BACK positivos. Sin embargo, cuando la evaluación de los proyectos se hace en unidades energéticas en vez de monetarias, como siempre debería hacerse si se pretende generar un excedente energético aprovechable, puede darse el caso que los rendimientos sean muy bajos incluso negativos. Lo que significaría que lo largo de la vida útil del proyecto el convertidor o dispositivo no llegaría a compensar lo que en términos de capital y energéticamente con su contaminación medioambiental asociada ha costado hacerlo. Y no solo la fabricación del dispositivo sino de todo el proyecto “desde la cuna la tumba”, incluida la instalación, mantenimiento, recogida y reciclado de residuos o chatarra. Probablemente también las acciones necesarias para recuperar el suelo fértil en caso de que la falta de insolación hubiera podido afectar a los microorganismos existentes. 

Las autoridades dificultan la información exacta tanto en metodología como datos conocidos sobre estas cuestiones, e incluso recurren a propaganda sesgada o engañosa y a instrumentos jurídicos como la expropiación forzosa atendiendo a una supuesta utilidad pública muy dudosa o inexistente, lo que indicaría que “no todo el monte es orégano” ni las cosas en verdad son como dicen. 

Hoy la ciencia, las técnicas se omiten o se ponen al servicio de la involución, del Mal. No es de extrañar que la pobre Minerva, diosa de la Sabiduría, llore desconsolada por el sacrificio de sus queridos olivos y en verdad que la acompaño en el sentimiento.

 

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