Chavalitas que escuchan a todas horas Soltera de Lunay, Mujer Bruja de Lola Índigo, Dulce, pero Psicópata de Ava Max. O a Rosalía. O a Thalía. O a la loba Shakira y su nueva Tabla de la Ley. Grosso modo: hombres blancos y heterosexuales, esclavos. Ellas, «empoderadas», amas. Zorreando, si prefieren, hasta la postrera mortaja. Y, conexo, cómo la pornografía ha normalizado el sexo en las mentes más púberes. Y prepúberes. Lily Phillips batiendo sórdidos récords, cien maromos taladrándola en un día, comenzó a ver porno a los once años, y dice que no recuerda su vida sin ella. Una gran mayoría de chaveas desde los ocho tacos, semejante.
Folladores estériles
Sectores cada vez más ingentes de población a quien nuestro Occidente dizque ilustrado, más bien iletrado, ha esterilizado por vía cultural —cuando no física— y (auto)convencido de que cambien a sus inexistentes proles por mascotas también esterilizadas. Tener hijos en vez de mantenerse eternamente en modo adolescente para poder «autorrealizarse»: hamletianamente, he ahi el dilema. Y la decisión está tomada desde hace décadas, por ejemplo, mediante machacona propaganda niñófoba que convierte la maternidad en pesadilla.
Folleteos (si se puede) varios, viajecitos diversos, sucesivas e imperfectas monogamias y perr(h)ijos y gati(h)ijos a tutiplén. Existencias nómadas y desarraigadas. Absurdas. Sempiternos jovenzuelos occidentales sin descendencia que desprecian a críos y ancianos y que, conformándose con vivir hacinados, «habitacionícolas» pues, con su zombificador móvil y el apéndice/portátil suscrito a Netflix, “viviendo” en pisos recauchutados en colmenas, protagonizan la nueva gentrificación. Poco más. Y un curro «seguro», de parásito funcionario, de grana y oro, para cumplir el “sueño” de hedonista ilustrado. O iletrado, vamos. Y que salga el sol por Antequera.
Occidente hoy no más que una puta secta demoníaca, a fuer de destructiva, que mantiene engañada, mediante control de la conducta, Tavistock y más allá, a su población bajo la necia y falsa narrativa de que, presuntamente fenecidos dioses y eclipsadas religiones (principalmente, el catolicismo, mientras se da pábulo a difusas espiritualidades), somos los humanos los que hemos de divinizarnos por medio de un tecno-totalitarismo de mercado y/o Estado que desagua irremediablemente en el transhumanismo/posthumanidad, siniestras y antihumanas (además de contra natura) cosmovisiones que vertebran la basura woke, la Agenda 2030 o la tiranía digital. Sólo de esta manera, habiendo sido obligados a renunciar a todo lo que en realidad somos como específicamente humanos, con las reales e ineludibles diferencias entre sexos y razas, podemos manifestar que hayamos sido persuadidos de que tener hijos (culmen absoluto de la vida individual y comunitaria) deviene algo demente, cuando la locura es no tenerlos y pretender ser muchachada cool que transformarán sus existencias en un patético vagabundear.
El caballo de Troya, el feminismo
El feminismo contemporáneo fue creado en los convulsos sesenta por la CIA para devastar la unidad familiar de hombres y mujeres con prole, «desconstruir» la feminidad y la masculinidad, mientras se iba allanando el camino a la inmundicia woke y a la propaganda transgenerista, paso previo al citado transhumanismo. Todos, como dijimos antes, huérfanos adolescentes, sin asidero alguno en la tradición, plegándonos sin rechistar a la tecnocracia. Reducción poblacional y mutación de la especie: pocos, «mestizos» y posthumanos.
Otra y gran faceta del poder oculto cabalístico: eugenésica voluntad de esclavizar plenamente a la humanidad, este poder oscuro, visible e invisible, devorará el planeta hasta su aniquilación. Inducida discordia entre hombres y mujeres con el fin de debilitar a la especie humana para asegurarse de que las generaciones futuras no tengan los rasgos necesarios para resistir la tiranía, tan presente. Y si se le agrega el reemplazo étnico de Europa, vuelta de tuerca, más debilidad, digamos. No olvidemos que deviene cada vez más innegable que el multiculturalismo es un arma de aniquilación civilizatoria y que la inmigración masiva es una sádica y macabra maniobra de las élites para extirpar de todo arraigo y dignidad a nativos y, también, a inmigrantes: genocidio blanco, de paso. Pero los oriundos, como dijimos durante todo el artículo, mucho antes de la inmigración masiva, primeros culpables y responsables de nuestro aciago destino.
Es prolongado «juego» fabiano, pesadilla maltusiana y «sueño» tecnocrático, todo en uno. Un mundo donde no eres más que un dato y la élite, dizque dioses/faraones. Todo formando parte de un plan centenario para controlar implacable y despiadadamente a la humanidad. La agenda de Davos no es una teoría de la conspiración; es un plan. Un plan para un mundo donde las naciones y las familias y Dios están obsoletos y una élite centralizada ostenta todo el poder. Y los tres cerditos (feminismo, elegetebeí e ideología de género) le vienen de perlas.
Por qué la misma humanidad,lo permite.
Sería otro enunciado:la humanidad acaba con el feminismo,estos mensajes buenos no van con ningún periodista.
En la TV.vemos programas a veces divertidos,de cenas entre desconocidos,y ahí vemos lo bueno y lo malo de todos,aunque si llama la atención las duras pruebas a las que son sometidos los hombres jóvenes,cuyas exigencias les lleva a querer encarnar los valores de los superhéroes,para conquistar a las chicas.
Y se forma un cliché:joven con dos o tres carreras,que viajado por todo el mundo y sabe varios idiomas,que va al gimnasio cada día,y que además…está aprendiendo a bailar,para ser streaper…???,y que se pone a actuar y abandona a la chica con la que cenaba,para irse con un hombre de otra mesa,poco agraciado y mediocre.
De verdad hay que hacer todo eso para conquistar a las chicas?…al parecer si,sino no les dan hijos.Aunque estás son mucho más crueles pues abortan sobre los 20 años.
Entonces,taraditos estos y taraditas estas.