Como suele decirse el movimiento se demuestra andando, hasta el extremo de que las palabras se las lleva el viento y el olvido, ése en el que incurre con tanta facilidad el español acomodado en su zona de confort, deja su pesada losa. España padece el lastre de un gobierno mafioso, que se diría es responsable de gestiones criminales como la de la dana de Valencia, alimenta el monstruo de la corrupción, incluso en el marco más familiar e íntimo del presidente del gobierno, que acude a la trampa para sortear las dificultades que implica no seguir las normas democráticas, tras ser descubierto. Diríase que la intención del PSOE y sus socios es la instauración de una dictadura de corte socialista en nuestro país sin que los españoles se enteren de la misa la media, emulando las estrategias de Hugo Chávez. Siendo que la España de hoy es bien distinta a aquélla que seguía las normas constitucionales y que el gobierno parece tener la intención de volatizar la carta magna porque limita sus intenciones fascistas y dictatorias, eliminando la separación de poderes para decir como Luis XIV “l´état c´est moi”, parece que ya va siendo hora de que los ciudadanos pongan un pare a semejante sátrapa, que parece elegido para un encargo demoniaco.
No hace mucho hubo una manifestación en Burgos en la que participaron unas 1200 personas que pedían la dimisión del dictador, todo ello sin publicidad y sólo con el boca a boca. Parece ser que los españoles empiezan a hinchárseles sus partes de tanto abuso y tan poca vergüenza, y el próximo día 10 será en Madrid, apoyada por más de 120 organizaciones, ninguna de ellas asociadas a partidos políticos, pero con un objetivo claro: que España recupere su ser. La plataforma por la España constitucional es la macro organización donde se pone toda la fuerza de la convocatoria, tras la cual se encuentran muchas otras.
Sin desmerecer la necesidad de que la gente al menos se mueva de su asiento y deje de intoxicar sus mentes y sus conciencias con la bazofia de los miedos de incomunicación, todos coludidos para crear el ambiente perfecto para que la gente se trague la dictadura más perfecta imaginable, la gravedad de la situación, si bien merecedora de esta acción, exige de otras más contundentes. Dado que sólo la insoportable presión puede hacer caer a este desgobierno puramente mafioso, hay que generarla de manera inmediata y es aquí donde empiezan a surgir preguntas.
¿Basta con salir a la calle un solo día para protestar contra un dictador insufrible y después regresar a las rutinas diarias que tanto nos agobian y esclavizan, tomándose ese día de protesta como una simple jornada de protesta y desahogo, muy justificado, por cierto? ¿O habría que ir pensando ya en otras fórmulas? Les lanzo estas inquietudes a quienes convocan para el día 10 de mayo en Madrid. Los recursos del mal llamado estado, que en realidad es una estructura fagocitada por el crimen, del mismo modo que el Vaticano lo ha sido con la masonería más oscura a través del papado franciscano, permiten saltarse la ley pues le han dado tantas oportunidades a los sinvergüenzas disfrazados de gestores públicos que hacen lo que les viene en gana y la justicia no hace nada, hasta el extremo de que pareciera que no existiese ley para ellos, del mismo modo que no existe para quienes han sido protegido por el manto masón más vil imaginable, como ocurre cuando esta secta te admite en su hermandad.
No se trata, por tanto, de convocar un solo día, sino todos los días pues si ellos no nos piden permiso para robarnos, someternos, hacernos infelices porque les sale de sus partes, no tiene sentido hacer lo contrario cuando muchos españoles están hasta las narices de semejantes y despreciables sujetos, tratamiento que, por otra parte, es excesivamente amable y políticamente correcto. No tiene sentido obedecer a quien abusa de tu dignidad día sí y día también, seguir sus normas absurdas que sólo pretenden engañarte o dejarte vacíos los bolsillos de tantos impuestos cuyos frutos se verán con el tiempo en las cuentas de la República Dominicana u otros paraísos fiscales, porque los españoles les importamos un pepino. La maquinaria del robo y el expolio de la nación sigue en marcha, como en toda dictadura de izquierdas, donde el fin de apoderarse de todo y dejar al pueblo con una mano atrás y otra adelante esperando la limosna del estado porque si no se mueren de hambre o no pueden alimentar a sus hijos, el plan ya está diseñado y el proyecto es silenciar al pueblo para que no diga nada, mientras la tortura institucional avanza a pasos agigantados.
Se agradece un movimiento el día 10 de mayo, pero personalmente creería conveniente otras medidas como una huelga general hasta que Sánchez salga a la puerta de la Moncloa anunciando su dimisión, todo ello sin acudir a la violencia, pero destrozando sus órdenes dictatoriales una por una hasta que queden en papel mojado porque nadie las cumple. Esto no es sólo una caprichosa cuestión de desobediencia infantil, sino una forma de marcar nuestros límites y no seguir las reglas que van en contra de nuestra dignidad humana, claro que muchas personas tendrían que redescubrirla tras el perfume de formol que expiden las bocas de los portavoces y ejecutores del gran plan mesiánico, que parece del anticristo.
Se hace conveniente un cambio de actitud radical en la población española y que no se pasen por alto cuestiones que son de tal gravedad que no sólo nos afectan a nosotros, sino a nuestro entorno y seres queridos. Lo que está en peligro no sólo es la constitución, sino el bien común, la convivencia entre los españoles, la libertad, la posibilidad de poder expresarte y pensar sin que nadie te censure ni te diga si eres un chico malo, como ocurre con el programa de puntos sociales que ya desarrolla el Partido Comunista Chino, la seguridad en las calles sin encontrarse con un ladrón, violador o un asesino o incluso la conservación de la cultura española y nuestros principios sociales, inspirados en el cristianismo. Todos a Madrid el día 10, pero si no se sigue con más pasos, podría ser otra oportunidad perdida para el pueblo español.