De todos es conocido que la fantasía no tiene relación con la realidad, aunque puede que ésta resulte aún más alucinante que la anterior. Hoy vamos precisamente a dibujar la realidad de Europa como si estuviésemos en Alicia en el país de las maravillosas. Recientemente, tras la justificada bronca de Trump a Zelensky, la historia nos ha alegrado la vida con dos superhéroes. Keir Starmer y Enmanuel Macron. El primero, disfrazado de su capa con los colores de la bandera del Reino Unido y la memoria de su imperio, nos promete la defensa del país y de su seguridad. Macron, con la bandera gala y dispuesto a volar a Ucrania con tal asestar a Moscú el golpe mortal, no quiere ir solo a tierras tan inhóspitas y lejanas. Ambos dirigen al resto de los líderes europeos porque ellos tienen los poderes, el resto no. Para que ello sea posible se necesita magia y muchos encantamientos para dar fuerza a los soldados que, por supuesto han de reunir ciertas condiciones, que luego iremos detallando.
Para empezar el colorido va a ayudar mucho a los europeos. Todos los tanques tendrán la banderita LGTBI para que los campos ucranianos y sus ciudades, llenos de ruinas, luzcan hermosos para la ocasión y los ciudadanos se alegren de tan excelsas visitas. Esta luminosidad dará luz a los rostros apagados de los nacionales, después de años de derrota. Por supuesto que los soldados que vayan a conducirlos han de ser revisados para no ser declarados ni negacionistas, ni fachas, ni de extrema derecha ni nazis. Muy al contrario, han de ser conscientes de los sagrados valores de la cultura woke, el LGTBI, el feminismo, la agenda 2045 y el cambio climático, siendo aleccionados primero adecuadamente en estas ciencias tan acertadas. Consecuentemente, habrán de expandir estas ideas entre los ciudadanos como ideas salvadoras, mientras estos coloridos tanques disparan a las fuerzas rusas. Aunque la bandera que dejará más anonadados serán la de los pedófilos, dado que eso de que te gusten los niños te da una fuerza y un ánimo más la lucha, teniendo en cuenta la toxicidad que para las fuerzas enemigas generan estas ideas.
El simple impacto de la visión de tanto colorido hará que los enemigos vean sólo el efecto cebra, conocido como aquel donde las rayas en el color blanco te impiden luchar contra porque no identificarán a tres tanques junto a un burro. Un plan perfecto que los líderes europeos ya han discutido en Londres con gran acierto e inteligencia. Lo que se haga ha de tener un éxito asegurado, así ha declarado Úrsula Von der Leyen que, como presidente de la Comisión Europea es la que ordena y manda sobre seres tan brillante como nuestro presidente, el cual, además ha propuesto que también los soldados tengan esos llamativos colores en sus uniformes, siguiendo las orientaciones de Podemos y Sumar, estableciendo la cuota de igualdad, con un 30% de gays, otro 30% de trans, un 30% de soldados, educados tras haber eliminado la masculinidad tóxica, alguna drack Keen para dirigir las batallas, porque son muy valientes y decididas, tal como ya se ha podido comprobar.
El objetivo no es otro que sembrar el miedo, justo lo que se hizo durante la falsa pandemia, pero esta vez para asustar tanto que el enemigo se rinda a la primera. En cuanto a esta cuestión, no problem, lo pondrán los ciudadanos con sus impuestos ya que estos devengos son sagrados para el sostenimiento del viejo continente. Aunque también cuentan con los fondos de Black Rock, donde Merz de Alemania trabajó unos cuantos añitos y no será muy difícil que las cuentas las salgan, cuando este aprendiz avanzado de dictadura de Gestapo haya hablado con algunos de sus grandes amiguetes de finanzas. El resto es pan comido. Qué Trump se vaya al estiercol porque ellos tienen la capacidad y la imaginación. Todo ello da mucha seguridad a los líderes europeos, eufóricos porque van a ir a la guerra con mucha ilusión. Dicen las fuentes que tras el acalorado abrazo en Zelensky y Sánchez, éste dio la orden de preparar su fusil y tenerlo listo por si tenía que ayudar en campo de batalla. Macron hace mucho tiempo se ha hecho con arsenal de armas para luchar contra esos cerdos rusos y Keir Starmer, prefiere quedarse en su despacho ultimando todos los detalles porque alguien ha de encargarse de eso. Von der Leyen, como una valiente mujer, enviará sus fuerzas como buena generala, puesto que le otorgará el parlamento europeo con los votos del PSOE, el PP y los verdes. Una vez decidido todo ello, tendrá carta blanca para ordenar todo lo que le venga en gana, como cuando Napoleón conquistó casi toda Europa, en este caso se trata de conquistar toda Rusia, dando vigor a la gloriosa historia de Europa.
Finalmente, ultimados todos los aspectos, los obedientes ciudadanos europeos festejarán la próxima guerra, sedientos de emoción ante tanto pleonasmo dictatorial que genera una especie de dormidina muy tóxica para que nadie reaccione ante sus desmanes fascistas. Expandida la pasión por las batallas que están por venir, Netflix ha decidido incluso gravarlas directamente, siempre y cuando no sean los rusos los que las ganan, en cuyo caso, se introducirán imágenes de la IA para ocultar el tremendo ridículo. Ya tienen lista toda censura, incluso están pensando que los familiares alemanes denuncien a sus seres queridos si no son poco patrióticos. Todo es perfecto para ganar la batalla y levantar los ánimos al pobre Zelensky cuya depresión lo va a llevar al suicidio si no se hace algo al respecto y ahí están sus fabulosos amigos para evitarlo y darle un lugar en la historia, con lo cual sueña a periodos intercalados antes de desear cortarse las venas.
Así es como los líderes europeos manejan sus mentes llenas de fantasías de ayer y hoy y los ciudadanos han de soportarlo y no pueden decir nada, mientras lo convierten todo en un gran manicomio tan tóxico que con sólo exponerte un segundo te hace creer que los burros vuelan. Ante esto, se recomienda no escuchar sus medios y olvidarnos de su existencia, es decir, en castellano puro y duro qué se jodan y les den por dónde más les duele. El chiste, la ironía con la que Putin ha de estar viendo todo esto es equivalente de los shows de Zelensky cuando era estrella en la televisión rusa. Sigue adelante y aniquila toda su sucia ideología inspirada en el mismo demonio, Vladimir.