lunes, marzo 17, 2025
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Trump y el PBC

Por Alfonso de la Vega

El Presupuesto Base Cero (PBC) es una técnica de dirección y gestión de empresas que pretende reacomodar la organización a la coherencia de su misión o razón de ser. Es decir, volver a resaltar y primar lo que es verdaderamente importante eliminando la superfluo o incluso inconveniente que se ha ido fomentando o conservando en los presupuestos históricos anteriores de la institución o empresa. De algún modo pone la organización existente patas arriba lo que desde luego abre importantes incógnitas y no deja de ser peligroso. La idea principal vendría a ser ¿qué organización necesito realmente para desarrollar mi misión si empezase de cero, es decir si no tuviese condicionantes existentes? Surgiría una nueva estructura organizativa, normalmente adelgazada de tinglados superfluos cuando no perjudiciales o inconvenientes para la nueva misión. Este tipo de técnica instrumentada mediante cambios organizativos en estructuras y procedimientos sirve a un cambio en la misión inicial o bien, si se quiere mantener la misma, para recuperar una coherencia perdida a lo largo del tiempo.

Como es obvio, la aplicación de dicha técnica es difícil tanto a nivel conceptual y metodológico en muchos casos como, desde el punto de vista político dada la resistencia de todo tipo que han de ejercer las entidades o personas que se vean amenazadas por el cambio. Unas abandonan, otras se aprestan a combatirlo.

Lo que pasa con Trump desde luego admite una interpretación de carácter personal, ad hominem, al conseguir aglutinar todo el descontento cuando no hartazgo de la gente producido por la globalización woke perpetrada por el Partido Demócrata servidor del deep state y sus terribles consecuencias para la prosperidad de la clase media. Pero también cabe entender que si Trump no ha sido eliminado antes de llegar a la presidencia es por lo que sus políticas significan para una fracción importante y creciente de la clase dirigente plutocrática.

Con su “América, primero”, Se trataría de recuperar una América como potencia industrial y económica preferible a la ahora decadente desacreditada potencia imperial, guardiana a mamporros de un orden ruinoso que a quien más beneficia es la oligarquía vinculada a la industria de armamento, drogas y tráfico de personas. Para ello hay que reorganizar tanto las políticas internacionales y nacionales cuanto la propia administración, acomodándola en lo posible a la nueva misión.

Los nuevos tiempos indicarían que el mercado mundial dejaría de ser un monopolio imperfecto dominado por una sola potencia para convertirse en multipolar, algo más parecido a la competencia monopolística de la que hablan los manuales de economía. Se requiere una reorganización de la producción económica que intente reconducir el proceso globalista de deslocalización industrial para favorecer la localización en EEUU.

Como sabemos por la simple observación de la realidad pero desarrollada con criterios científicos por la Teoría de Sistemas, cualquier ente distingue entre sí, el “dentro” y lo que no lo es, el “fuera”.  Una célula tiene membrana que le permite desarrollar su propio metabolismo y creer estructuras para su mantenimiento. También una finca posee límites. O una casa. O una nación con sus fronteras, porque en caso contrario no puede crear orden como estamos sufriendo ahora. O un mercado, en este caso los aranceles actúan como fronteras para desarrollar y proteger lo que está dentro.

En este nuevo orden emergente conviene aliarse con Rusia para hacer frente común a China, de modo que ya no interesa seguir manteniendo el espantajo de lo mala, malísima, que es Rusia tan conveniente para mantener o engordar los beneficios y poder de la industria bélica. Con Rusia como socia se pueden abordar nuevos y lucrativos negocios, en el campo de la energía, el comercio, las tierras raras u otros. Tampoco interesa ya sostener el 70% del presupuesto del oneroso tinglado de la OTAN: el relevo comercial como nuevos agentes de ventas de esa industria pasa ahora a la UE y sus corruptas degeneradas instituciones con metástasis en los diferentes países miembros que carecen ya de soberanía. la financiación de la industria de guerra americana pasaría a los socios subalternos europeos. En el dilema económico clásico, «o cañones o mantequilla«, promovamos la «mantequilla» para nosotros y que los «cañones» que los paguen otros. 

La aplicación de la técnica del PBC además de estos cambios en estructuras organizativas consideradas obsoletas también explicaría las auditorias radicales que se estarían realizando a los tenderetes de la administración demócrata woke. Así, los onerosos tenderetes de fomento y mantenimiento de la ideología woke, o lo de los chantajeables por el asunto Epstein.

Pero las nuevas ideas de la administración americana no libran al mundo de peligros.

En primer lugar por la resistencia encabezada hora por la OTAN; el RU y la UE, para los que sabotear los esfuerzos de paz de la nueva Administración se ha convertido en una prioridad urgente. Los media prostituidos y los chiringuitos de opinión mercenarios compiten por presentar a un Trump poco menos que loco o diabólico. Otra de las escaramuzas recientes es la presentación de la tregua trampa para la guerra de Ucrania, aunque no parece que una Rusia, escarmentada por anteriores embustes occidentales, vaya a picar. Sin embargo, esa negativa permitiría insistir en la propaganda de lo malo que es Putin que quiere seguir con la guerra. Se abre un dinámica muy peligrosa que asegura lo peor para Europa sometida a una creciente dictadura de toda naturaleza que ya ni siquiera se molestan en intentar disimular. Sí, estamos en pleno rapto de Europa pero esta vez no por Zeus ni menos con propósitos amorosos.

Pero hay otros aspectos muy inquietantes. Un personaje que produce una mezcla de miedo y estupor por su arrogancia y falta de diplomacia es el plutócrata Elon Musk. Simbólicamente ofrece la imagen de que Trump no deja de ser un títere de cierta plutocracia americana, en parte cambiadora de bando, cuya lealtad estaría bajo sospechas. Musk se pasea por la Casa Blanca como si él mismo fuese el titular. Pero las actividades empresariales conocidas de Musk también resultan inquietantes. La tomadura de pelo del coche eléctrico, el prometido viaje a Marte, el control de satélites y redes, lo de las auditorías ya citadas. Pero sobre todo, a mi modo de ver, lo de la IA, la implantación de chips cerebrales que se quieren vender como benéfico salto evolutivo y progreso cuando no son más que escalones en la esclavitud más absoluta del ser humano perpetrados por autoproclamados demiurgos sin escrúpulos.

Hemos comprobado que Klaus Schawb Rothschild es un personaje desalmado. Un eugenista chiflado muy peligroso, pero cabe temer que Musk pueda ser su sustituto o imaginaria de igual servicio para estos tiempos modernos a lo Charlot. 

¿Está hoy la tecnología al servicio de la Humanidad? En parte sí, desde luego en ciertos ámbitos, pero no se puede obviar la capacidad devastadora que tiene el Poder sin control y en manos de desalmados. A lo largo de la historia ha habido personas e instituciones  que han tratado de limitar las andanzas del Poder y del Conocimiento divorciados de la Moral. 

La revolución que en verdad puede salvar a la humanidad no es la Agenda 2030, ni la verde, ni la IA, sino la espiritual. Aquí sí que se requiere un Presupuesto Base Cero.

 

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Es Diestro. Opinión en Libertad
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