La preocupación por el estado de salud del Papa Francisco ha alcanzado un nuevo pico tras una grave crisis respiratoria que lo golpeó el pasado viernes. Según reportes de medios italianos, el pontífice de 88 años, que lleva más de dos semanas ingresado en el Hospital Gemelli por una neumonía bilateral, atravesó un episodio crítico que puso en jaque su estabilidad. Aunque el Vaticano ha mantenido un tono reservado en sus comunicados oficiales, la prensa local, como Il Messaggero, ha destapado detalles que pintan un cuadro más sombrío de lo que las declaraciones oficiales sugieren.
El viernes, Francisco sufrió un broncoespasmo severo, una complicación que estrechó sus vías respiratorias y dificultó su respiración hasta el punto de requerir intervención inmediata. Fuentes cercanas al hospital, citadas por medios italianos, indican que el Papa estuvo al borde de necesitar intubación, pero el equipo médico optó por una ventilación no invasiva que logró estabilizarlo tras varias horas de tensión. Este episodio, descrito como “alarmante” por quienes lo presenciaron, dejó al descubierto la fragilidad de su salud, agravada por una infección pulmonar que no cede fácilmente.
El diario Il Messaggero ha informado que, durante el fin de semana, Francisco permaneció bajo observación constante en la décima planta del Gemelli, un lugar que ya es casi una segunda casa para él tras múltiples ingresos en los últimos años. A pesar de la gravedad del viernes, el sábado trajo algo de calma: el Papa desayunó con un café y hojeó periódicos, según el Vaticano, que también destacó una noche tranquila tras la tormenta. Sin embargo, la prensa italiana no comparte el mismo optimismo y subraya que su neumonía, de origen multimicrobiano, sigue siendo un desafío complejo para los médicos, quienes aún no descartan riesgos mayores.
El pontífice, nacido en Argentina y cabeza de la Iglesia Católica desde 2013, no es ajeno a los problemas de salud. Con parte de un pulmón extirpado en su juventud debido a una infección y un historial reciente que incluye cirugías y gripes persistentes, su cuerpo muestra las huellas del tiempo. Testigos citados por los medios aseguran que el Papa, aunque lúcido, se veía agotado, y su respiración seguía dependiendo de oxígeno suplementario, un apoyo que no ha abandonado desde su ingreso el 14 de febrero.
El Vaticano, fiel a su estilo, ha ofrecido partes médicos escuetos. El sábado, Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa, confirmó que Francisco está “estable” y que no hay daños en otros órganos tras el susto del viernes. Sin embargo, la ausencia de detalles concretos ha dado pie a especulaciones. Algunos medios italianos sugieren que el silencio oficial podría estar encubriendo la verdadera gravedad, mientras que otros, como La Repubblica, apuntan a una lucha contra una infección resistente que podría prolongar su estancia en el hospital.
En medio de este panorama, la rutina del Papa se adapta a las circunstancias. Aunque canceló eventos clave como el Ángelus dominical y el rito del Miércoles de Ceniza, sigue tomando decisiones desde su cama, como la aprobación de la canonización de José Gregorio Hernández esta semana. Este gesto, interpretado como una muestra de fortaleza espiritual, contrasta con la imagen de un hombre que, según testigos, apenas pudo hablar tras la crisis del viernes.
Es muy probable que ya esté muerto, y que digan que ha fallecido el 3 del 3. por favor diga 33
En el infierno están ansiosos por este nuevo inquilino. El montonero podrá saludar allí al hdp de Arzalluz y al hdp de Setién.