En un mundo donde la política y el espectáculo se dan la mano con la gracia de un baile mal ensayado, José Bono, el exministro de Defensa, expresidente del Congreso de los diputados y eterno socialista de sonrisa afable, sigue siendo el rey indiscutible de la multitarea.
No contento con haber dejado su huella en los pasillos del poder español, ahora se dedica a acumular propiedades como quien colecciona cromos y a protagonizar ridículas coreografías virales en TikTok junto a su hija Amelia, otra ridícula. Porque, claro, ¿qué mejor manera de pasar el retiro que alternando entre mansiones en tres continentes y unos pasitos de baile para deleite de las redes sociales?
Las últimas noticias sobre el patrimonio de Bono nos traen un relato digno de una telenovela caribeña. Según han destapado algunos medios, el exministro no solo tiene un ático en el exclusivo Barrio de Salamanca de Madrid, una mansión en Tánger y cinco casas en Toledo compradas a través de empresas vinculadas a un proveedor de Defensa (¡qué casualidad!), sino que también ha encontrado en República Dominicana su paraíso personal. Allí, además de disfrutar de residencias de lujo con vistas al mar Caribe, constituyó cuatro sociedades offshore en 2020 —Teivelpir RD, Veleta Sociedad, Vetapir y Grupo Tiseck—, todas dedicadas al «asesoramiento técnico y financiero». Vamos, lo que cualquier jubilado hace para mantenerse ocupado, ¿no? Y por si fuera poco, el bueno de Pepe se hizo con la nacionalidad dominicana ese mismo año, cortesía de su amigo Luis Abinader, presidente del país. Privilegios fiscales, exenciones en impuestos y un bronceado envidiable: el sueño de todo español de a pie.
Pero no todo es trabajo y billetes en la vida de Bono. También hay tiempo para el «arte». José Bono y su hija Amelia, influenciadora con más de medio millón de seguidores unineuronales en Instagram, han decidido conquistar TikTok con sus bailecitos. El último, subido recientemente, ya roza las 800.000 reproducciones. Ahí los vemos, él con su cazadora azul y zapatillas blancas, moviendo las caderas como si los titulares sobre su fortuna fueran solo un malentendido pasajero, y ella marcando el ritmo con la naturalidad de quien sabe que el apellido abre puertas… y cuentas bancarias. «¡Qué fuerte, es tu padre!», dicen los comentarios. Y no sabemos si se refieren a su destreza en la pista o a su habilidad para que nadie le pregunte de dónde sale tanto dinero.
Porque esa es la gran pregunta que flota en el aire, mientras el exministro se balancea al son de la música: ¿cómo se pasa de ser un servidor público a un magnate internacional sin que nadie levante una ceja? Amelia, la ridícula, por su parte, no se queda atrás. Con 24 años compró un ático de lujo en Madrid por más de 600.000 euros, según informan algunos tuiteros indignados, sin ingresos aparentes que lo justificaran. Pero, oye, para qué preocuparse por detalles cuando puedes grabar un vídeo viral y dejar que el mundo se distraiga con tus pasos de baile.
Así que aquí estamos, en marzo de 2025, viendo cómo José Bono y su clan nos dan lecciones de vida: trabaja duro, hazte un nombre, y luego asegúrate de que tu patrimonio esté bien repartido entre Madrid, Toledo, Tánger y República Dominicana. Y si alguien osa preguntar, solo tienes que sacar tu mejor sonrisa, un helicóptero privado para aterrizar con estilo, y un pasito de TikTok para despistar. Total, la fiscalía parece estar demasiado ocupada como para molestar a los intocables. ¡Que siga el baile!
Ahí está el dinero que nos falta a los demás…y lo de los Botin?.
Van a saco,quieren joyas incluso obras de Arte,y si no se salen con la suya les da una rabieta e intentan robarte las a ti,o a quien sea.
Ya Felipe González fue un gran expoliador.