Pensé en titular este artículo “los Cuentos de Calleja” pero enseguida deseché la idea porque también pensé que hubiera estado mal, por mi parte, comparar a Jesús con aquel Saturnino que dedicó su vida a fabricar cuentos para niños. -¿Acaso Jesús no fabrica también cuentos para niños?- Si, pero la gran diferencia es que éste no aclara que son cuentos lo que hace.
Resulta que Jesús Calleja nos cuenta ahora que ha viajado al “espacio”, que ha experimentado la ingravidez y ha visto la curvatura de la Tierra pero ¿Que credibilidad se le puede otorgar a un tipo que aseguró haber visto un virus que ningún sanitario vio? ¡El mismo Ministerio de Sanidad certificó que no tenían muestras ni sabían de nadie que pudiera tenerlas! ¿Mintió el Ministerio en su certificado o mintió Calleja?
La empresa que hizo posible el viaje (Blue Origin) especifica que sus naves realizan trayectorias parabólicas suborbitales; que es como decir que no alcanzan altura suficiente para mantenerse orbitando, que es como decir que no pueden contrarrestar la natural tendencia, de los objetos, a caer. Siendo así ¿Como es que, en las imágenes que se han difundido, se ve a los pasajeros flotando? Muy sencillo: flotan, pero no por efecto de la ingravidez sino por efecto de la caída libre que “sufre” el aparato cuando se queda sin combustible (Es el mismo efecto que cualquiera puede experimentar cuando lo sueltan, desde 63 metros de altura, en la lanzadera del Parque de Atracciones de Madrid). En cuanto a la curvatura, el mismo Jesús dijo que el objetivo de su viaje era “dar una lección a los terraplanistas”.
Pero ¿no son cuatro locos? ¿Quién ve necesario gastar 475.000 euros (Según ABC) en un vuelo de diez minutos, para dar una lección a cuatro locos? ¿Puede que no sean cuatro? ¿Puede que no estén locos? Jesús dijo que no fue él quién pagó el billete, que “un día le dieron la noticia de que se iba al espacio”. Obviamente, fueron esos que le dieron la noticia los que pagaron pero ¿Quiénes eran? Eso no lo reveló, si bien cabe inferir que fueron los mismos que le dieron la noticia de que iba a ver el virus que solo vio él y otro contador de cuentos televisivos. Curioso ¿No? Como también lo es el hecho de que Pedro Duque dijera, en el programa especial que le montaron a Jesús en Telecinco, que desde 100 kilómetros de altura no sabe si se puede apreciar la curvatura.
Si de lo que se trata es de dar lecciones a los terraplanistas, se me ocurren unas cuantas lecciones, que acabarían, sin duda, con el ese pujante movimiento. ¿Porqué nadie las ha dado, hasta ahora, siendo mucho más baratas que el viaje de Calleja? Una lección podría ser enfocar Australia, desde la estación espacial, e ir aumentando el “zoom” de la cámara, hasta que se vean sus habitantes bocabajo. Otra lección podría ser filmar una vuelta completa a la Tierra, desde la misma estación, siguiendo cualquier meridiano. ¡Podríamos ver la Antártida entera! ¡Sería la primera vez, en la historia de la humanidad!
En fin, en una entrevista que le hicieron, dijo Jesús que todos los astronautas sufren una catarsis que les cambia la vida y que él quería que le cambiara, con lo que dio a entender que la vida le va mal. ¿Será porque ha comprobado que ganar dinero mintiendo no da la felicidad? Mejor que haga como el otro Jesús, el de Nazareth: él decía que no hay catarsis más grande, para un ser humano, que decir la verdad.
Otro de ‘los expertos’ del gobierno,junto a Padrón Duque y Simon,ojalá fuese verdad y se marchasen en una nave y no volviesen.
O sea: «TIENE MÁS CUENTO QUE CALLEJA»