No está mal ver cómo la justicia, de vez en cuando, se pone las pilas no dejándose amedrentar por nadie, se trate de quien se trate. La Audiencia Provincial de Badajoz ha dado un golpe en la mesa y ha dicho «no» rotundo a los dos recursos con los que David Sánchez Pérez-Castejón, el hermanísimo del PresiMente, intentaba capear el temporal de la investigación sobre su puestazo en la Diputación tratando además de tratar de impedir que se ampliara la investigación a su amigo, un exasesor de Moncloa. La Sala han respaldado que la juez Beatriz Biedma, que investiga los presuntos delitos de corrupción que atribuye al hermano, amplíe el foco a la contratación del asesor de La Moncloa, un tal Luis Carrero, con quien David no solo tenía una relación previa, sino que también acabó compartiendo despacho.
La Audiencia Provincial de Badajoz considera totalmente justificado que la juez haya pedido un informe a la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) para destripar cómo se creó el puesto de trabajo de Carrero, ese compañero inseparable del hermano de Sánchez. La investigación de este asunto se inició tras desvelarse un correo electrónico fechado en julio de 2022 en el que el entonces asesor de presidencia se dirigía al músico como «querido hermanito» y departía con él temas relacionados con proyectos musicales en los que el hermanísimo ya se encontraba inmerso. El asesor se encargaba desde Moncloa de diseñar los proyectos de óperas del músico mientras se ocupaba teóricamente de sus funciones en la Presidencia del Gobierno. Meses después, el exasesor de Moncloa fue contratado por la Diputación de Badajoz como coordinador de «Centros y Programas de Actividades Transfronterizas».
Porque, claro, si ya estamos mirando cómo el hermanísimo acaba colocado a dedo en la Diputación, ¿por qué no echar un ojo también a cómo se colocó al amigo del alma? El Tribunal, en un arranque de pura coherencia, ha decidido que no hay razón para parar las máquinas: si hay que investigar, se investiga todo.
Hablando de asesores, este asunto tiene un eco curioso en otro frente de La Moncloa. Porque, ¿no les suena familiar? Luis Carrero, asesor de Moncloa, colaboraba con el hermanísimo desde su puesto público, igual que Cristina Álvarez, otra asesora de Moncloa, se desvivía por hacerle favores a Begoña Gómez, la esposa del presidente, gestionando desde su cátedra hasta sus agendas privadas. Ambos, Carrero y Álvarez, parecen haber encontrado en sus roles de confianza un hueco para atender los intereses personales de la familia Sánchez, como si La Moncloa fuera una especie de agencia de colocación VIP. Qué casualidad, ¿verdad? Dos asesores, dos parientes cercanos, y un mismo patrón de amistades que terminan en despachos compartidos o en gestiones que huelen a podrido.
Así que nada, David Sánchez y su inseparable Carrero seguirán siendo los protagonistas de este culebrón. La juez, con el beneplácito de la Audiencia de Badajoz, sigue al mando, y nosotros, desde el sofá, solo podemos esperar a ver qué sale de este «dúo dinámico». Porque en España, ya se sabe, los amigos y la familia son lo primero…