El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha vuelto a mostrar su desdén hacia el sector agrario, bloqueando una crucial ayuda de 700 millones de euros destinada a paliar la crisis que atraviesa el campo español. Según fuentes del Ministerio de Agricultura, la decisión, tomada en las últimas semanas, ha sido justificada con «motivos presupuestarios», pero desde el sector se percibe como un nuevo golpe a unos agricultores ya al límite por la inflación, los costes energéticos y la competencia desleal de productos extranjeros.
La medida, que había sido negociada en parte con las comunidades autónomas y organizaciones agrarias como ASAJA y UPA, pretendía aliviar la presión financiera de miles de explotaciones, muchas de las cuales están al borde del colapso. Sin embargo, el Gobierno ha priorizado otros gastos, dejando claro que los problemas del campo no están en su radar. «Es una bofetada más a un sector que sostiene la economía rural y la seguridad alimentaria del país», denuncia un portavoz de COAG, que acusa al Ejecutivo de «mirar para otro lado mientras el campo se desangra».
Desde Moncloa, fuentes gubernamentales insisten en que «se están explorando alternativas», pero los agricultores, hartos de promesas vacías, no se creen nada. La decisión ha coincidido con una nueva oleada de protestas en varias regiones, como Castilla y León y Aragón, donde los tractores han vuelto a las carreteras para exigir soluciones inmediatas. «Sánchez prefiere gastar en propaganda o en rescatar bancos que en quienes nos levantamos cada día a las 5 de la mañana para alimentar a España», se queja un viticultor de La Rioja.
La oposición, con el PP a la cabeza, ha arremetido contra el Gobierno, acusándolo de «abandono sistemático» del campo. «Mientras Sánchez se dedica a sus fotos y sus gestos, el sector primario se hunde», ha declarado Cuca Gamarra, secretaria general del PP, exigiendo un plan urgente para rescatar a los agricultores. Desde Vox, también se han sumado a las críticas, calificando la medida de «otra traición más de un Gobierno que desprecia a la España rural».
Mientras tanto, el Ministerio de Agricultura asegura que trabaja en «soluciones a medio plazo», pero los afectados no tienen tiempo que perder. Con los precios de los insumos disparados y las ayudas europeas aún en trámites, el campo español se enfrenta a un futuro incierto, mientras el Gobierno de Sánchez parece más interesado en mantener su agenda política que en sostener a quienes garantizan el pan de cada día. Una vez más, el campo paga los platos rotos de la desconexión de La Moncloa con la realidad.
Está muy claro que los sicarios del FMI en nuestro gobierno reciben órdenes para que nos ataquen