domingo, febrero 23, 2025
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Todos a una, a la una

Muy al margen de apreciaciones subjetivas, es un hecho que Pedro Sánchez supone no ya un peligro para la democracia, sino para nuestras vidas y de nuestros entrañables seres queridos. Su indignidad moral, mental y humana lo convierte en un ser tan peligroso que su actuación responde a meros impulsos luciferinos con la sola y cobarde intención de cubrirse las espaldas porque no le interesa ni su partido. Aparte de que como narcisista de libro ha de cuidar su imagen externa, lo menos preocupante, sus decisiones responden a deseos, muchos de ellos infantiles y delirantes, propios de un psicótico que se cree todos sus encantamientos al haber sido encantado (y no es una errata) por otros personajes catedráticos en las ciencias de las artes de la magia negra.

Tener a Pedro Sánchez en la Moncloa es como elegir a una especie de aprendiz de anticristo bíblico, completamente servil al dueño de su alma, un alumno muy conocedor en el mundo del engaño, la mentira, traición y la venganza, ya que las dosis de maldad forman parte sustancial de las dosis de su inteligencia, la cual, por contaminación, queda ensuciada hasta el punto de que se pierde toda perspectiva del sentido común o de lo lógico. Es por ello que ese oscuro personaje comete todo tipo de dislates con la intención de destrozar y divertirse viendo lo que ha roto o a quién hace sufrir, alargando su dolor con tal de que el juego se prolongue un poco más como el niño que quiere jugar al fútbol fuera de su casa de noche una hora más con sus amiguitos.

No busquemos sentido de la responsabilidad, de asumir las culpas, de aceptar una moral o ni tan siquiera una religión, dado que ya tienen la de Leviatán y eso es mucho. Esta gentuza simplemente actúa por instinto, como animales con una dosis de primitivismo que aterra a cualquiera, con tal de cubrir sus necesidades básicas y de supervivencia de sus egos por encima de las de otras personas. Ahora, de sólo imaginar un ser así de perverso dirigiendo un país, surgen las peores pesadillas porque no sólo no puede pasar nada bueno, sino que acontecerá lo peor que nuestra imaginación puede fabricar e incluso, diría yo, se queda corta.

Es por ello una urgencia deshacernos de este trozo de carne putrefacta, que los españoles hablen, salgan a la calle, desobedezcan y dejen a sus leyes y normas para que las cumplan ellos, más no nosotros. ¿Es lógico seguir a alguien que dice ser líder cuando actúa y se comporta como un criminal? ¿Es normal hacer caso a sus opiniones recargadas de vómitos para nuestras bocas? ¿Resulta coherente llamarlo presidente cuando no ha hecho los méritos para poder ser llamado así? ¿Merece algún respeto o consideración o es merecedor del mismo que reciben las cucarachas en nuestra cocina? Para mí es un ser que no me representa ni lo hará jamás, es un enviado para hacer reales planes más que siniestros y oscuros, es un mensajero de nuestras sombras, las que nos hacen caer en esa maldad que tanto los mueve y alienta y, para terminar, un tonto al mando de un avión que nos lleva a estrellarnos tarde o temprano, si muchos ya no están muertos en sus conciencias y no se han enterado (¿Los otros?).

Para no hacerlo muy largo, todos a una a la una. A partir del día 25 de febrero los españoles ya no tienen excusas para seguir en sus confortables zonas de confort ni sentados en sus sofás escuchando a televisión espantosa ni otros canales del mismo estilo. Todos en huelga general contra este gobierno dictatorial, irrespetuoso, mentiroso, corrupto y criminal; lo que está en juego es nuestra vida y la de nuestros hijos, nuestra dignidad como españoles, la cual está siendo pisoteada por esta sarta de invasores bárbaros que nos han conquistado. Todo aquél que se cruce de brazos, que prefiera esperar a mañana porque la situación no está tan mal y no hay que ser tan pesimistas, o que crea que no es para tanto está condenado a su propia ignorancia y a un sufrimiento futuro. Muchos valencianos lo han saboreado y seguro que serán los primeros en entender el significado de estas palabras porque muchas veces hay que experimentar para asimilar ciertas ideas como ciertas, al tender el ser humano a la pereza, a la búsqueda del resultado fácil y del escaso y nulo esfuerzo, si es posible, aunque un demonio lo haga por nosotros.

Vivir no es sólo seguir una rutina, vivir es sentir, experimentar y ser valientes. La aventura de la vida no ha sido pensada para cobardes, sino para quienes están dispuestos a arriesgarlo todo si es necesario o de perderlo todo si hace falta por la defensa de su dignidad humana.

¿De qué bando eres? Tu libertad depende de ti y no de otros porque hay muchos que quieren quitártela y robártela mientras duermes.

 

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