viernes, febrero 21, 2025
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Soplan vientos de racionalidad mientras el mundo woke muestra sus vergüenzas

Los badajos de las campanas no cesan de golpear el acero dormido por un silencio robado, con falso barniz de eternidad. La fiesta de los pervertidos ha llegado a su fin de manera inesperada, como la primavera del poeta. Ya se aproximan las escobas de las brujas malvadas para arrastrar el confeti de colores tras un interminable invierno de jolgorio, burla y ultraje a todo lo sagrado. Borrachos de maldad, los participantes en la orgía se retuercen resistiéndose a abandonar sus tronos de oro, vicio y privilegio. Hablo de la subcultura woke, de Donald Trump, de la USAID y de los vividores de chiringuitos, auténticos sicarios al servicio del Mal que, tras haber mentido, robado, adoctrinado, corrompido y prostituido a la humanidad durante décadas, ahora están expuestos en la plaza pública para ser apedreados. Ojalá sea el fin de estos adoradores del becerro de oro, asesinos de valores y disolventes de la esencia más pura y noble del ser humano.

Lo que esconden las alfombras de las cloacas de la USAID está causando una conmoción en el mundo. Muchos se echan las manos a la cabeza cuando leen sobre la cantidad de millones de dólares diseminados en forma de partidas destinadas a todo tipo de iniciativas, la mayoría antihumanas, corruptoras, surrealistas y desprovistas de sentido común, con el fin de servir de anclaje a la Agenda 2030, plan siniestro de cuyo objetivo final la mayoría aún no es consciente.

Me llama la atención el grado de sorpresa de quienes acaban de descubrir el caballo de Troya instalado en medio de la plaza, con su falso brillo y su porte hueco. ¡Inocentes dormidos! ¿Qué creíais que era la ingeniería verbal/social practicada en todos los ámbitos sociales que algunos hemos denunciado hasta la saciedad?

¿Creíais acaso que lo ocurrido en las últimas décadas, con un acelerón en estos veinte años era casual? ¿Creíais que la eugenesia, el aborto, la trivialización del sexo, la paranoia del género, el falso cambio climático y mil engaños más, era algo surgido de manera natural? ¿No habíais caído en la cuenta de que la prensa es uno de los poderes más corruptos que existen? ¿Cómo no os disteis cuenta de que toda la información oficial está dirigida desde la corrupción y que la gran mayoría de  periodistas son un atajo de vendidos que han olvidado su código deontológico? ¿Cómo no veíais que todo eso estaba financiado por las cloacas del sistema? ¡Estaba tan claro! Otros sí lo vimos hace tiempo. Lo hemos denunciado, hemos sufrido y llorado, y hemos tenido nuestro proceso de duelo, además de pasar por el purgatorio de la censura y el veto. Cabe la posibilidad de que otros supieran y callaran. ¿Quizá también lo sabíais, pero os convenía el silencio para seguir en vuestras poltronas a la sombra de lo que ahora os escandaliza? Muchos youtubers, y no me refiero a los de medio pelo, recién estrenados en el mundo de la comunicación, sino a gente formada, militares incluidos, parecen haber caído del guindo de repente, a raíz de las partidas de la USAID.

¿Dónde estabais cuando a través de las Conferencias de las Naciones Unidas para la mujer se proponía la instauración de la ideología de género en todos los países? ¿Distraídos? Pues ese despiste o dejadez nos ha salido muy caro, porque si bien los acuerdos no eran vinculantes, al venir de la hasta hace poco sacratísima ONU, de facto, tenían prevalencia sobre las leyes de los Estados. Así, tras la conferencia de Pequín en 1995 se introdujo esta “peste del género”, que incluye salud reproductiva y sus flecos de eugenesia, aborto, sexo desordenado, leyes trans y perversión de menores.

¿Dónde estabais cuando la International Planned Parenthood Foundation (IPPF, por sus siglas en inglés), la mayor promotora de abortos del mundo, comercializadora con bebés tardíos abortados para experimentación, actuaba en la ONU como socio no miembro, presionando para la implementación de estas políticas que incluían el control de la natalidad, la desaparición de la familia, la eliminación de la polaridad sexual, la prohibición de la religión y la  minimización de la afectividad entre padres e hijos. ¡Diabólico!

¿Y dónde estabais cuando se aprobó la esperpéntica ley de violencia de género que discrimina a los hombres, la creación del lenguaje inclusivo, el delito de odio, la ley del sí es sí, y mil eufemismos y palabras sin historia, antibiológicos y antihumanos, que se han instalado como un cáncer en nuestra sociedad?

¿Dónde estabais cuando denunciábamos en soledad la hiper sexualización de la infancia a través de los medios de comunicación generalistas, la moda y la industria en general; cuando hablábamos del negocio de la pornografía infantil, y el consumo de porno a edades cada vez más tempranas?

Tampoco ha habido contestación cuando se cambiaron en el Código civil los términos padre y madre por progenitor A y progenitor B; y esposo y esposa, por cónyuge 1 y cónyuge 2, para que los homosexuales no se sintiesen discriminados.

¿Alguien dijo algo cuando en el Foro de Davos de hace dos años se anunció la despenalización de la pedofilia/pederastia, y de la zoofilia, bajo la denominación de “amor inter especies”? Eso sí, siempre que el animal no sufra. ¡Como lo oyen! ¿No es esto motivo de escándalo o, al menos, de debate? Recuerdo que en su día escribí un artículo titulado El acrónimo LGTBIQ añade la P de pederastia, pero pronto incluirá la Z de zoofilia. ¿Apostamos?

Veamos un ejemplo de ingeniería social, es decir, manipulación de conciencias a través del divertimento. Hace unos años, hacia el 2007, se paseó por todos los teatros de España una obra titulada La cabra o ¿Quién es Silvia? Cuando leí el argumento me quedé estupefacta. Se trataba de un matrimonio de alto standing que vivía su vida tranquila, hasta que un día él le confiesa que está enamorado de Silvia. Pero Silvia no era la vecina simpática del quinto, sino una cabra que tenían en el cobertizo. ¿Alguien cree que esto es casual? Estuve pendiente de las críticas, pero nadie se escandalizó, ni encontró condenable esta circunstancia. Me sorprendió que las opiniones se centraban en cómo reaccionaríamos si un día nuestra pareja nos confiesa que se enamoró de una cebra del zoo. Pensé que la sociedad estaba muy perdida, con una tendencia a lo patológico preocupante.

¿Dónde estabais cuando en los países hermanos de Hispanoamérica se esterilizaba sin su consentimiento a las mujeres, a cambio de partidas de dinero para distintos fines? A millones de mujeres les fueron ligadas las trompas en el transcurso de revisiones ginecológicas rutinarias a las que eran convocadas. En los años setenta y ochenta, en varios países, los médicos estaban obligados por ley a cumplir con este agresivo plan de natalidad.

¿Quién protestó contra la ley de eutanasia, o quién replicó cuando algunos mandatarios y personajes influyentes, como Ursula von der Leyen, Taro Aso, Philip Cafaro, Eric R. Pianka, Paul Ehrlich, David Brower, Thomas Ferguson, Alberto Giubilini, Francesca Minerva y otros muchos que se declaran partidarios de acabar con los viejos?

¿Dónde estabais cuando hablábamos de George Soros y de su organización Open Society, expulsada de algunos países por desestabilizar? El independentismo catalán con su golpe de Estado, la revuelta de los mapuches y otros movimientos indigenistas, el chiringuito de las Femen y otros grupúsculos del género están muy relacionados con este personaje y su maléfica organización. Por cierto, intermediario entre el presidente Sánchez y quienes dictan las órdenes para acabar con España.

¿Dónde estabais cuando denunciábamos a la fundación Bill & Melinda Gates por enriquecerse con las vacunas en el Tercer Mundo, dejando a miles de niños aquejados de polio y a miles de mujeres con el toxoide tetánico contenido en las vacunas antiembarazo.

¿Dónde estabais cuando hace años empezamos a hablar de la gran mentira del cambio climático, ese cajón de sastre que admite cualquier ocurrencia de control y dominio, o de la geoingeniería y la manipulación del clima?

¿Y la pandemia de diseño, con sus mascarillas del pelotazo, confinamiento, aplausos a las siete, y miedo al por mayor, coronada con esos inóculos malditos llamados vacunas, causantes de miles de muertes, y de tantos efectos secundarios? Muchos sirvieron a la gran mentira y deberían pagar por ello. Tampoco escucho hablar de la influencia de los campos electromagnéticos en la salud humana. ¿Por qué callamos lo evidente?

Todos sabemos lo difícil que es difundir, vender un producto o una idea y lograr que esta permee la sociedad. Pero la inversión de valores de toda una civilización requiere todo un plan a gran escala. Para ello fue necesario una legión de cómplices; un brutal entramado de medios técnicos, humanos e institucionales (educación, sanidad, judicatura, fuerzas del orden, prensa, editoriales, guionistas y productoras de cine, teatro y televisión, incluyendo el mundo infantil. Y para configurar este “estado cloaca” para contaminar y dirigir el auténtico Estado, es decir, crear los chiringuitos, en forma de organizaciones y clubs de apariencia respetabilísima, encargados de adoctrinar a profesionales –para que a su vez adoctrinen al pueblo–, crear expertos multidisciplinares para todo, y darles categoría de semidioses infalibles para que la sociedad trague y no piense, hacen falta cantidades ingentes de dinero. Muchas partidas de la USAID están destinadas a este fin manipulador. Y esto se practica, en mayor o menor medida, en todos los países.

Hay que decir que lo que ha salido a la luz hasta ahora en Estados Unidos es bastante digerible, pero hay temas tan graves que ni siquiera Trump se va a atrever a desclasificar. Hincarle el diente a la mafia de los sacrificios de niños y al abuso generalizado de menores en forma de tráfico de órganos, porno y demás aberraciones, excede a todo lo imaginable. Lo comparo con lo que le ocurrió a Mayor Oreja –de cuya integridad no tenemos duda– cuando llegó al Ministerio del Interior y conoció el expediente del caso Alcácer que había prometido sacar a la luz. Era tan duro que prefirió dar carpetazo.

Ignoro si Donal Trump conseguirá cambiar la tendencia woke instalada en la sociedad en forma de peste contagiosa. Pero, al menos, ha puesto a pensar a algunos y otros se están atreviendo a hablar. Que la minoría que fuimos hasta ahora crezca, creo que es un avance. Sé que los disidentes estamos condenados a transitar por caminos solitarios, pero encontrar compañía siempre alegra la marcha.

 

 

Magdalena del Amo
Periodista, psicóloga, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.
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