En la reciente cumbre de seguridad de Múnich el vicepresidente de los EEUU, James David Vance, soltó verdades como templos a los cuatro cucufatos del sionismo europeo y de lo más oscuro imaginable, de manera valiente y sin tapujos, llamándoles lo que son: dictadores o con pretensiones de ello (por frustración, claro). Obviamente que este discurso, me imagino, no les habrá hecho ninguna gracia, cuando contó que una persona por rezar en su casa fue condenada en el Reino Unido o se persigue al díscolo por su ideología política hasta la absoluta inanición, nada de ello considerado como propio de democracias consolidadas. Más bien parece que sus deseos consisten en borrar todo trazo de cristianismo e imponer la religión del mismo demonio, bajo las órdenes de lobbies y otros poderes muy tétricos.
Fue tal la retahíla de palabras directas, que el vicepresidente de los EEUU hablaba cuál disidente y díscolo que no apoya ciertas políticas y que, además, nunca se arrepentirá de lo que dijo, por más que lo intenten silenciar o cancelar los censores en potencia que tenía delante. Ya es un escándalo que el mismo Trump haya comenzado las negociaciones con Putin, tras hablar con él más de una hora por teléfono, para detener en seco esa matanza injustificada. Claro que a los europeos eso les viene mal porque pierden las ganancias de sus inversiones en las empresas armamentísticas (como siempre, la pasta de por medio), así como otras ideas para distraer al personal de sus fechorías fascistas para crear el paraíso donde recibir al anticristo. Debe de resultarles muy complicado encontrarlo, por lo que parece.
El hecho es que las pretensiones de control de pensamiento, a la desesperada, responden a la necesidad de evitarse todo tipo de problemas y crear una sociedad de zombis, una colectividad de muertos en vida que no piensan y que sólo coman, duerman y gocen como las ratas de laboratorios, por parte de unos seres miserables, ignorantes y soberbios que lo odian todo por que todo el mundo los detesta. ¿Por qué será?
Avanzando algo más en la temática, se trata de erradicar todos los derechos, convertir a los mal llamados estados, cuyas instituciones están infectadas por cucarachas con corbata y vestidos de París, en jueces y parte de la justicia divina, negando a Dios e imponiendo su falso ateísmo, que en realidad es pura adoración luciferina. Bajo la excusa del bien común, la misma que emplearon los dictadores fascistas hace tiempo, estos tipejos desean y buscan lo mismo, convertir a Europa en una farsa cómica e hilarante de democracias con principios comunistas tecnológicos, dado que el fracaso de este régimen, que ha dejado más de 100 millones de muertos a lo largo de la historia, muchos de ellos erradicados por regímenes despreciables, ha de hacerse real empleando otras reglas, como una especie de revancha o de apuesta. De este modo, si no es por las buenas será por las malas, sino convencemos, asustamos y encerramos a los detractores en rejas y si se mueren, mejor que mejor, del mismo modo que no se entiende el revuelo formado cuando, por lógica, Trump le dio la merecía patada a la meretriz de Von der Leyen y a todo su equipo por su deseo de paz y el restablecimiento de las relaciones internacionales, lo cual demuestra que a esta tipeja nada le importa la gente que muere allí todos los días para defender sus espurios intereses de corte fascista, como buena psicópata.
El hecho es que el objetivo es convertir a Europa en un lugar de ensueño, donde todo es maravilloso y la gente es muy feliz, en un estado del bienestar que promete traernos el mismo cielo a la tierra, como nos dicen desde el rojerío. Lo malo es que, como toda secta o religión que profesan, todo lo que dicen es mentira y son cuentos para niños de cinco años que se creen todo lo que le dice una sujeta con cara de cartón piedra y fría como el mármol que aún perdura en la domus aurea de Nerón. El fin es someter y controlar la economía con el euro virtual y esclavizar porque quien no ama la libertad no va a permitir jamás que otro lo sea. Lo peor de ello es que estos sujetos no sólo carecen de entendimiento o alma, la cual vendieron al demonio hace mucho tiempo, sino que se creen con la potestad de teorizar de manera delirante sobre conceptos tan subjetivos como la libertad, la justicia o la dignidad humana, sometidos todos ellos a quien merece y quién no, con el derecho a juzgar tu propia conciencia, tal como hacían tanto Anubis como Horus con el corazón de los muertos, en este caso, muertos de conciencia y sin alma en un juicio eterno y abierto para todos los mortales porque, es obvio, que han recibido esas órdenes del maligno.
Todas las estructuras europeas han de someterse a estas reglas, la única salida que te queda para vivir es ser esclavo (¿Responde ello a los objetivos de Protocolos de Sion?), conformarte con las migajas, para mejor vida cuando has estado toda tu vida llenando la barriga de seres despreciables. El soberbio no es nada sin sus siervos, necesita de una horda de denominados miserables, a los que llama infra seres, para que lo sirvan en todos sus deseos, pues es tal su incapacidad mental e intelectual que su conciencia ha quedado destrozada como la antigua ciudad de Ur.
Ante este espectáculo, los sátrapas de Europa tienen sólo una salida: seguir adelante en sus sucios planes. Pero lo malo es que si no tienen medios económicos porque las investigaciones sobre la USAID les cierran el grifo, ya no pueden seguir imponiendo su ideología fascisto-comunista, pierden los medios de comunicación o altavoces de sus proclamas y la gente sigue despertando, se hará real la peor de sus pesadillas y quedarán derrotados para siempre, eso sí, se pondrán muy nerviosos y les entrarán tales ataques psicóticos y de rabia que, finalmente se devorarán a sí mismos por su desmedida ambición y ego.
Bien entonces por las declaraciones del vicepresidente de los EEUU. Sólo queda saber si es que se aplicarán el cuento o si serán tan estúpidos que llevarán a Europa a la peor de las pesadillas imaginables.
U obedeces a tu sátrapa o te arriesgas. ¿Qué escoges?