Por Alfonso de la Vega
Nos encontramos en pleno apogeo del imperio de la mentira y la hipocresía. Iniciada ya la guerra de Ucrania, en marzo de hace tres años comentaba lo siguiente;
“Dentro de la hipocresía en la que chapoteamos cabe recordar que la OTAN se creó tras la Segunda Guerra Mundial para defender a Occidente de la URSS, ahora tal amenaza ya no existe, ni tampoco habría soviéticos que combatir. Al contrario, para las naciones de la UE, incluida naturalmente España, lo más conveniente para sus legítimos intereses sería buscar relaciones de buena vecindad e intercambio comercial y suministros energéticos con Rusia, que ya no es la URSS. Pero estamos dominados por hipócritas que hacen pasar sus intereses bastardos por Bien común.
Detrás de la crisis de Ucrania, que es otro episodio más del histórico acoso anglosajón contra Rusia, se encuentran intereses globalistas propios y dirigidos por EEUU y RU con la OTAN como instrumento militar. El propio general De Gaulle ya lo denunció en su día con gran escándalo de los hipócritas de siempre.
Y aquí, antes que el estadista francés, Blas Piñar publicaba en ABC una “tercera” que levantó ampollas y que se saldó con su destitución. El texto al que me refiero, aunque muy aplaudido, supuso entonces un notorio escándalo y le costó su puesto oficial durante el franquismo. … El artículo se titulaba Hipócritas y fue publicado en el ABC del 19 de enero de 1962.
Constituye un lúcido y contundente repaso a la acción exterior del “amigo” americano. No tiene desperdicio, precisamente por ser tan certero como políticamente incorrecto. Y desde luego hoy es de plena actualidad Entre algunos de sus comentarios podemos rescatar los siguientes:
“Los que hicieron su historia y su grandeza volando buques y atribuyendo culpas para justificar la intervención armada en beneficio propio y ahora se escandalizan de sus mejores discípulos…»
«Los que mientras favorecen las llamadas reivindicaciones territoriales de otras naciones mantienen con orgullo colonias inútiles en países soberanos…»
«Los que se dicen defensores ardientes del mundo occidental y abren, negociando a espaldas de Occidente, un portillo por el cual un río de divisas occidentales contribuye a aumentar la fuerza del comunismo…»
«Los que eluden el vocablo Hispanoamérica pero estaría dispuestos a consentir que se hablase de África latina.”
Para finalizar con un lúcido “guardaos de la levadura de los fariseos que es la hipocresía”.
Sea como sea, resulta lamentable que ningún político español relevante parezca tener la dignidad y valentía suficientes para promover alternativas y defender nuestros propios intereses nacionales en esta crisis. Pero en este mundo de paradojas el Gobierno de Su Majestad esta vez se encuentra alienado con sus amigos y correligionarios neomarxistas norteamericanos del tramposo e hipócrita Partido Demócrata y la plutocracia que representan. Y, en cambio, tras la desaparición de la antigua URSS son los malvados y denostados rusos los que, pese a las apariencias y su pasado más reciente, suponen hoy un importante refugio para el decadente Cristianismo amenazado por los globalistas occidentales con el hipócrita Bergoglio incluido. Putin habría solicitado a Bergoglio hasta tres veces que consagrase Rusia al inmaculado corazón de María, según antiguo ruego vinculado al tercer secreto de Fátima. Bergoglio se habría negado…”
Hasta aquí el comentario, que creo sigue siendo de total actualidad. Hoy Bergoglio está hospitalizado, dado el oscurantismo oficial algunos rumores en Roma aventuran que un desenlace final pudiera estar cerca. Por mucho que se empeñe la jeremiada, Zelenski también parece desahuciado de uno u otro modo. Pero con Bergoglio, con Zelenszki se hunden más dirigentes subalternos europeos, todo o un lamentable mundo woke. La situación del aún presidente ucraniano, encerrado en su bunker con la infame tropilla de próceres de la UE recuerda la de un aquelarre de las pinturas negras de Goya o la no menos patética de va a hacer ahora ochenta años con un desquiciado Hitler maniobrando imaginarias divisiones contra el ejército rojo sobre el plano de las afueras de Berlín. Y movería a risa de no ser tan trágica.
Trump ha tenido la virtud de dejar a nuestros más encumbrados próceres con el culo al aire, mostrando sus muchas vergüenzas. Sin embargo, EEUU ha dado otra nueva lección de hipocresía. Sin asumir su propia responsabilidad, que es la principal, en este desastre promovido y jaleado por ellos ahora se disponen a hacer negocios entre las ruinas sobre los muertos. En las poco diplomáticas declaraciones del presidente:
«un comediante de poco éxito, Volodymyr Zelenski, convenció a los Estados Unidos de América para que gastaran 350 mil millones de dólares para entrar en una guerra que no se podía ganar, que nunca tuvo que comenzar, pero una guerra que él, sin los Estados Unidos y «Trump», nunca podrá resolver…Estados Unidos ha gastado 200 mil millones de dólares más que Europa, y el dinero de Europa está garantizado, mientras que Estados Unidos no recibirá nada a cambio. Además de esto, Zelenski admite que la mitad del dinero que le enviamos está «perdido».
Desde luego reconocer que el imperio más grande que vieron los siglos con sus presupuestos militares y de inteligencia billonarios ha sido arrastrado sin remedio a una guerra desastrosa por un tosco comediante drogadicto no deja en buen lugar al gran faro de occidente. Tiene razón el titiritero Trump en que nunca se debiera haber empezado esta guerra su títere pero hay que tener hipocresía para no reconocer la responsabilidad principal de EEUU.
Como en el Maine.