¿El final del rapto de Europa?

Por Alfonso de la Vega

Si el discurso del vicepresidente Vance no resultase ser nube de verano para lucirse en lo personal en tan alta ocasión, nos encontraríamos en un momento de importante inflexión en la política de Occidente en general o de EEUU y Europa en particular. 

Como en el caso de Valencia hasta aquí ha llegado la devastación de la riada provocada y es preciso afrontar tareas de reconstrucción de carácter multidisciplinar en beneficio del ciudadano, al que cabe sin duda calificar de víctima de un régimen nefasto.

Es preciso ir a la fuente de los problemas para explicar la actual degeneración en todos los sentidos que padecemos. La primera y más importante de todas es la espiritual. Arrasado el Cristianismo saboteado desde el poder, ninguneada o adulterada su capacidad educativa, queda lo peor de la naturaleza humana al descubierto, y el camino abierto a cualquier crimen, entre ellos la tiranía. Como los españoles experimentaron en 1936, cuando caen las leyes sale de cacería el lobo. 

Todo sistema político justo debe servir a unos valores metafísicos o espirituales que le son previos porque forman parte del Derecho natural o de gentes, que otrora tanto defendiese España y la Hispanidad. Las constituciones deben servir con eficacia y tales valores además de definir y regular la politeia o conjunto de relaciones institucionales.

Como decía Donoso Cortés: “Cuando hablamos de la libertad del hombre, no hablamos sólo de aquella libertad particular y contingente que suelen otorgar las constituciones políticas sino también de aquella otra altísima, incondicional, universal, completa y absoluta que reposa en el escondido santuario de la conciencia humana; que está allí porque Dios la puso allí con su propia mano fuera del alcance de la tiranía, y lo que es más, fuera de su propio alcance…”

Y antes que él, la Escuela de Salamanca o el mismo Cervantes en los consejos a Sancho gobernador.

La situación de la UE actual es absolutamente lamentable. Olvidada o asaltada la condición sagrada del hombre los dirigentes, muchos de ellos corruptos, están saboteando los valores metafísicos derechos legítimos de los ciudadanos de los países miembros. En parte se debe a que las instituciones no son democráticas. En parte a la imposición de un pensamiento único de carácter criminal dirigido a arruinar y avasallar a las gentes, promovido desde unos medios de comunicación prostituidos. Como corolario de la pérdida espiritual viene la estética, la perversión de las formas y del lenguaje.

Restablecida la verdadera condición humana urge una reforma a fondo de las instituciones pata tratar de evitar la burocracia y la encanallada influencia de los lobbies que ponen las instituciones a merced de sus casi siempre oscuros intereses. Una de las metodologías teóricas pudiera estar inspirada en las técnicas de Presupuesto Base Cero. Lejos de los excesos ruinosos de la socialdemocracia, la estructura institucional debe ser la mínima posible para poder cumplir su misión, evitando la hiper regulación ruinosa que trastoca mercados y arruina actividades. En Organización se sabe que cuanto más prolija o abundante es una estructura orgánica más procedimientos y peores se crean para relacionarlas y engordarlas. Para definir un modelo de progreso en  beneficio del personal conviene establecer la estructura mínima necesaria para lograrlo.

Pero, ¿cuál ha de ser la misión de la UE?

Cierto día la hermosa Europa, hija del rey de Fenicia Agenor, estaba paseando por un campo cercano a la playa. Cantaba y recogía flores junto a algunas ninfas, ajena a que la estaba observando Zeus. El dios se transformó en un hermoso toro blanco y se mezcló con unas reses que pastaban por aquel campo, dejando que el grupo se acercase a donde estaba. Mansamente se fue acercando a Europa, ésta al verlo, sorprendida por la hermosura del animal alzó su mano y lo acarició. Las ninfas cogieron las flores e hicieron una corona que pusieron al toro.

Todas siguieron cantando y jugando hasta que Europa se sube a modo de juego sobre el falso toro y este sale corriendo dejando absortas a las ninfas y haciendo que Europa se agarrase a los cuernos para no caerse. El toro se echó al mar, que cruzó a nado y a una gran velocidad, dirigiéndose a la isla de Creta. Allí la nombró reina y le hizo cuatro regalos: un collar hecho por Hefesto, un autómata de IA gigante de bronce llamado Talos, un perro que nunca soltaba su presa llamado Lélapeé y una jabalina que nunca erraba.

Entretanto, Cadmo había consultado al oráculo sobre la suerte de su hermana raptada, que le animó a seguir a una vaca blanca con la luna en su cara hasta que cesase su ruta. Y allí fundar una ciudad en honor de Atenea, diosa de la Sabiduría con el correspondiente enfado de Ares, dios de la guerra.

Si el mito clásico del rapto de Europa tuviese algún valor profético sería preciso seguir las recomendaciones del oráculo Vance: refundar la Europa de la Civilización y la Cultura, lejos del wokismo devastador, el belicismo destructivo, el ecologismo necio, el rapto plutocrático y las invasiones africanas.

¿Se resignaran a ello nuestros corrompidos próceres actuales? Olisqueando el aire como inquieto venado en montería, Macron ha llamado a arrebato en Paris. 

De hacer caso a sus últimas declaraciones, para la nueva administración norteamericana el baile de máscaras habría terminado y ahora toca intentar disimular las fechorías perpetradas y recomponer la figura a tanto prócer que pulula por las burocracias y desfalcos europeos. Una oposición a las bravas no parece saludable.  Pero quedar con el culo al aire  y como espectadores tampoco parece conveniente ni para ellos ni para la tambaleante UE.  Sea como sea nos encontramos ante un fracaso espiritual, político e institucional de dimensiones descomunales.