El estado necesita dinero para sostenerse. La educación, la seguridad, la sanidad, todos los servicios públicos que supuestamente reciben los ciudadanos requieren de fondos, incluso los parlamentos, instituciones de todo tipo requieren de mucha pasta para pagar a nuestros amados representantes y nuestros presidentes, así como de las empresas públicas. Nada es gratis. Y son los ciudadanos los que con sus impuestos cubren estos gastos mastodónticos y asfixiantes.
No pretendo hacer un aburrido listado de indicadores económicos, pero sí dejar en claro que las políticas públicas pueden ser más un bellísimo poema de aventuras para que la gente se vaya a dormir tranquilita por las noches, porque alguien cuida de sus sueños. Lo cierto es que quien gobierna o toma decisiones por nosotros (porque dicen que no estamos preparados para ello) han de tener en cuenta el bien común, de modo que sus criterios deberían de ser bienintencionados, basados en aspectos no ideológicos sino en prácticos y muy democráticos, siempre con la conciencia puesta en quiénes los han elegido para ese lugar en la historia. Para ello es necesario evitar las injerencias de organismos como el FMI, la Reserva Federal porque el estado, se supone contaría con sus propios e independientes medios para tomar sus más correctas decisiones, todo ello sin olvidar las de ONU, las ideologías woke y otros planes que parecen salidos del infierno.
El hecho, tristemente, es el contrario. Nadie es libre si alguien le pisa el cuello, si, a cambio de recibir su dinerito fresco, ha de cumplir con ciertas condiciones, como aquel partido que recibe fondos para su campaña de un lobby mafioso y, tras ganas las elecciones, ha de devolver favores. Está claro que el político ha de ser tan mafioso como aquél que lo sobornó para aguantar en el cargo, so pena de recibir un disparo al estilo Kennedy. Lo que es aplicable a un ciudadano lo es a una estructura estatal, máxime cuando alguien se va a encargar de su gestión. Ya no se trata de toda la deuda económica (de los bancos que compran bonos del tesoro, exigiendo intereses, de acuerdo con el grado de “las buenas políticas”), sino de las de tipo ideológico, porque estos lobbies pueden funcionar como auténticas y peligrosísimas sectas. Pensemos en el modo en el que BCE compra la deuda de los países con problemas o de las oscuras entidades que condicionan a la misma UE, siguiendo modelos de imposición.
Del mismo modo que el político del ejemplo debía hacer ciertos pagos a cambio de favores, igual ocurre con nuestros representantes, en estos cargos de importancia cuasi divina por voluntad de algunos corruptos mortales. ¿No le viene a la mente la ideología woke, por ejemplo? Sí, mi estimado lector, por ahí van los tiros, pero vayamos más allá en esta implementación del necesario caos de las teorías políticas de las corrientes ideológico-masónicas. Una de las formas de crear dictaduras es el empobrecimiento, no sólo porque no se cumplen ciertas condiciones (como cuando Kissinger ordenó golpes de estado en Chile o Argentina en los años 70), sino porque se trata de controlar a la opinión pública y, para eso, se necesitan políticos bien serviles y obedientes. Uno de los rasgos de estos sujetos es su altísimo grado de irresponsabilidad y de poca vergüenza, así como su ambición desmedida de poder y de gloria, para lo cual no dudan en gastar lo que sea y, si estos fondos vienen del estado, es jauja y alegría, pues no hay límites. De esta forma los cargos públicos se transforman en centros educativos de mafiosos de la peor ralea, delincuentes, ladrones y todo tipo de escoria imaginable, que se dedican a horadar las cuentas públicas hasta dejarlas sectas, si es necesario. Si estos sujetos son de la cuerda correcta, entonces “no problem”, ya que se les puede seguir financiando, de modo que se endeudan los estados y estos seres oscuros bailan en la tétrica sombra de la moda de los Al Capone, como las ratas, sacando beneficio para huir antes de que los pillen y se descubra el inevitable hundimiento hacia los fríos infiernos abisales.
Es así como en los países corruptos la moda es el disparo de la deuda pública hasta niveles escandalosos. Veamos algunos ejemplos: Grecia con un 163,6% del PIB, Italia 137%, Francia 112,2%, Bélgica 108%, España 105,5%, Portugal 100,67%, Alemania 62,98%, Reino Unido 99,97%, Austria 78,60%, Canadá 107,5%, EEUU 125%, Hungría 73,4%, Venezuela 133,61%, Países Bajos 45%, etc… El sistema internacional, creado por los Rothschild, implica que los estados han de mantener a los bancos centrales, que son entidades privadas, de modo que siempre así estará sometidos a sus órdenes y caprichos delirantes. Si hacemos un repaso de la historia fue así como condujeron a muchos países a las convenientes y lucrativas guerras. Mas no voy a hablar de historias pasadas de sobra ya conocidas, sino de cómo estas políticas destrozan a los estados.
El acoso de la ruina inminente, el favor personal al mafioso masón colocado en el cargo por voluntad de un Bilderberg, el Foro de Davos, el FMI o cualquier otra oscura entidad funciona a la perfección para el plan ya que, mientras se va empobreciendo al estado correspondiente, el sátrapa va beneficiándose y robando a manos llenas, dejando al estado en cuestión en la más absoluta ruina. La función del presidente de turno es destrozarlo, sembrar sus organismos de corrupción y de amiguetes cómplices del plan, expandir la ideología deseada, normalmente asociada a acelerar la destrucción de la sociedad, el nivel de sufrimiento y dolor de la población para que se divida en grupos de sectas, de modo que el colapso no sólo sea económico, sino también de conciencia, logrando que ese estado pierda su identidad social y de grupo nacional, eliminando y prohibiendo sigilosamente todos los símbolos de esa nación. Finalmente, dejando a la sociedad en el caos y la anarquía, así como en la total confusión, el ciudadano de a pie no sabrá a quién responsabilizará del resultado final, siendo lo más fácil culpar a alguien que no piensa como él.
El papel de la censura en todo ello es crucial para legitimar un punto de visto sobre el otro: el grupo de la mayoría frente al grupo peligroso para la seguridad del país, la manzana podrida que echa a perder todos los resultados de los amos del estado, que está siendo destrozado desde dentro. Esto es fundamental sobre todo si se trata de silenciar a las voces críticas, tal como trata de hacer ahora Úrsula Von der Leyen, cuya presentación está de más, con el fin de controlar los resultados electorales de manera descarada y anular aquellas opiniones que vayan en contra de la voluntad de los usurpadores y ladrones, así como criminales, de las instituciones públicas.
La UE no es muy distinta del resto. Sin hablar de como son los lobbies sionistas los que ordenan la política de la Comisión Europea, se calcula que para sostener un presupuesto global que supera los 2 billones de euros, el 84% es dinero prestado, en el marco de una economía global nada productiva y golpeada por el plan de destrucción del covid 19, muy bien estudiado por cierto, para acelerar la caída de Europa, el lugar desde donde se puede poner el freno a los deseos de los que elaboraron los Protocolos de los Sabios de Sion, nada casual. Las líneas que dirigen su política, impuesta ya a las soberanas naciones de Europa, son del tipo woke, destructivo, dictatorial, con medidas censoras de corte claramente fascistas y con una democracia de cartón piedra que no soporta el más mínimo incendio, en el marco de un terror enorme hacia aquéllos que pueden hundir sus diabólicos objetivos, ninguno pensado para el bien de los ciudadanos, sino para su esclavitud y, después, para su control obsesivo y, quién sabe, como elemento esencial para rituales demoniacos, como en el caso de las inyecciones covidianas.
Mientras tanto, se va destrozando el estado desde su raíz para que el ciudadano atormentado no tenga ni a donde mirar ni a quién pedir ayuda, pues el fin es eliminarlo. Lo más peligroso es que, en tan maquiavélica deriva, ni los mismos que la dirigen tienen la capacidad intelectual (menos moral, por supuesto), para tener clara una línea de actuación en el caso de que todo se vaya al traste: es por eso que quieren censurarnos cómo dé lugar para evitarse problemas en el futuro.
Señala que en la carta que envió Albert Pike a Mazzini en 1871, en la tercera guerra se trataba primero de imponer el caos en las naciones, desestructurarlas por completo, hundir a los países en la más absoluta ruina económica y dejar sus recursos públicos en un estado de inutilidad absoluta, generar el caos, el enfrentamiento y la violencia por doquier (si se enfrenta así a país con país, mucho mejor, como excusa de guerras), para dejarlo todo cuál erial donde el que sobreviva pida que lo salven a cualquier precio. Lo que no sabe este pobre esclavo es que su vida valdrá tan poco que al final también corre el mismo destino que los que perecieron en la insoportable guerra contra demonios de tal calibre que sus sombras no dejan ver el sol.
Este es el plan de la agenda 2045 junto a muchos otros como el de Kalergui, el fin de la fertilidad humana, de la alegría, de la sonrisa de un niño feliz e inocente y la miseria, la pobreza para el resto de los humanos, mas no para los que les han prometido una plaza de honor junto al mismo Satanás.
Un mundo sin naciones y dirigido por una sola voluntad, la del mismo innombrable, en el nombre de un humano que venderá su alma al demonio, tal como han hecho todos los que nos preparan en este destino.
¿Estado o qué? ¿Luchamos por nuestra dignidad o qué? ¿Nos unimos en una sola conciencia o qué? ¿Nos percatamos de que el estado es ya inservible o qué? ¡¡No va siendo hora de que invoquemos a nuestra inteligencia y nuestros corazones!